Tiburones rodeando a un ahogado, tortugas, personas panza para arriba y panza para abajo, lagartos, volcanes y castillos que cualquier arquitecto envidiaría coparon ayer la playa de La Florida en la sexta edición del concurso Grandes Esculturas en la Arena. Al compás de la música bien fuerte, familias enteras (incluyendo abuelos y panzas de embarazadas) estuvieron jugando con la arena durante toda la tarde de ayer, acompañados por un fuerte y cálido sol, y tratando de construir la mejor y más grande escultura sólo contando con agua y arena. Según explicaron desde la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad, el objetivo de esta propuesta recreativa es brindar un espacio de participación, convivencia y creatividad destinado a toda la población.
“Estamos haciendo un estilo de volcán y la intención es hacer dos manos que salen del centro. Como que está intentando salir, escapando de algo de adentro, lucha por algo. Pero vaya a saber cómo se metieron ahí adentro”. La escultura pertenecía a Santiago, Gianfranco y José, de 14 años todos, y recién estaba moldeándose. Tal como ellos describieron la situación estaba “media jodida, pero algo va a salir”. Según contaron, esperaban que con delicadeza y tranquilidad pueda salirles lo que habían pensado, ya que nunca hacen cosas en arena, aunque sí dicen ser “medio flasheros”. Y en efecto ellos serían, más tarde, uno de los ganadores. Grupos como los de estos tres chicos había por todos lados, distribuidos en las 64 parcelas que se habían preinscripto para participar.
“Hay 64 espacios armados que tienen entre 4 y 6 participantes, es un número bastante importante. Están todas las parcelas preinscriptas, ya que previamente hubo inscripciones en los predios municipales, en todos los lugares donde hay actividades de verano de la Subsecretaría de Deportes”, explicó Mario Miranda, coordinador del área de eventos.
Lo que más podía verse eran los clásicos castillos de arena, que había para todos los gustos. Del tipo monumentos incas o iglesias, con agua alrededor o con varios pisos. Pero también, otras ideas originales como la de Roberto y su familia. Él con sus hijos y sus nietos (de entre 5 años y 9 meses) estaban armando un auto de carreras en la que cada uno de los pequeños pueda entrar. “Como yo hacía con ellos cuando íbamos a Mar del Plata”, dijo, señalando a la segunda generación allí presente.
Algunas parcelas más lejos, Mónica miraba parada cómo sus tres hijos y su marido hacían una tortuga de tierra. Ella lucía una panza de 6 meses, y tras sufrir algunas contracciones, prefirió mirar desde afuera. “Nos enteramos por la colonia del club Reflejo, donde va mi hijo más grande (de 7 años). Decidimos venir y la estamos pasando de primera”, contó. Casi frente a ella, un grupo de seis personas hacía una escultura que bien se asemejaba a un mix de figuras: “Tenemos un volcán, una mano, una tortuga, un corazón, ¡de todo!”. María fue la vocera del grupo y contó que se inscribieron a través de la colonia del club Esparta, y que, como siempre pasan la tarde en La Florida, decidieron acercarse. Construyendo estaban padres, hijos, primos y hasta una ex cuñada. “No somos artesanos pero algo vamos a hacer”, dijo sonriente la mujer.
