La organización ambientalista Greenpeace publicó este jueves los resultados de las muestras que un equipo tomó en San Nicolás dos días después de la explosión ocurrida durante la madrugada del pasado 20 de marzo en la planta de la empresa Atanor. Mediante hisopados, recogieron material para análisis en dos sitios seleccionados aleatoriamente: un barrio aledaño a la fábrica y otro situado enfrente. Se realizaron en las paredes de las viviendas y las veredas, además del suelo, y detectaron la presencia del químico y su deriva hacia las viviendas.
El análisis constató la presencia de atrazina en todos los puntos muestreados, en un radio que va desde los 150 a los 350 metros de la planta. La atrazina (ATZ) es un compuesto tóxico prohibido en la Unión Europea desde 2004 y restringido en Estados Unidos, y es uno de los herbicidas más utilizados en la Argentina. Según exaustivos estudios realizados en septiembre de 2021 por el entonces Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación mediante un convenio con Naciones Unidas, el químico puede permanecer en el ambiente hasta cien días.
Los resultados confirmaron los impactos negativos de la fabricación de atrazina sobre la comunidad, ya detectados antes y objeto de denuncias de vecinos desde hace años, además de ser motivo de sentencias judiciales.
Alerta por tóxicos: explotó un reactor para síntesis de herbicida en la planta Atanor de San Nicolás
“Las historias de la contaminación provocada por Atanor no son recientes. Esta empresa cuenta con reiteradas denuncias de los vecinos desde hace dos décadas, algunas llegaron a la justicia por la contaminación a la que se ven expuestos”, sostuvo Leonel Mingo, coordinador de la campaña de tóxicos de Greenpeace. “Atanor continúa con sus actividades pese a una sentencia judicial del año pasado por contaminar y provocar severos daños en la salud de las personas”, agregó sobre las irregularidades.
El último dramático capítulo fue el que conmocionó a los nicoleños a las 3.30 del 20 de marzo último: el colapso violento de un reactor para síntesis del herbicida atrazina en la planta ubicada en la calle Rivadavia entre Pombo y Ponce de León.
Tras la explosión, la Justicia clausuró Atanor y prohibió la salida de camiones con residuos
La compañía emitió enseguida un comunicado en el que afirmaba que hubo un incremento de presión en el proceso de síntesis química de atrazina “que generó la ruptura de la tapa del reactor afectado al proceso”. El incidente, continúa el texto, “dio origen a un incendio en el sector de aminación de la planta, que requirió la intervención de los bomberos de San Nicolás y Ramallo, quienes prontamente pudieron controlar el foco”.
El siniestro provocó heridas al operario Julio César Corbalán, quien fue atendido de urgencia tras ser alcanzado por el derrame de ácidos. “Se encuentra internado en el Hospital Interzonal General de Agudos de San Felipe”, informaron fuentes oficiales en ese momento.
Según el informe de una consultora que publica la página del Ministerio de Ambiente bonaerense, la planta de Atanor es la única productora y formuladora de atrazina del Mercosur. Además, se sintetizan humectantes y se formulan herbicidas a base de Ácido 2,4-D, Ácido 2,4-DB, Éster Etilhexílico del Ácido 2,4-D, Ésteres Butílicos de 2,4-DB, MCPA, Dicamba, Imazetapir, SMetolacloro, Fomesafen, Cletodim e insecticidas.
“Estas nuevas muestras aportan datos concretos de contaminación por atrazina en San Nicolás. Vamos a seguir exponiendo la contaminación y exigiendo que se investiguen las causas y el impacto de la explosión de manera urgente”, agregó Mingo.
El mismo día del último siniestro en laplanta, la Asociación Civil Foro Medio Ambiental (Fomea), que ya había iniciado acciones legales contra la empresa por contaminación del río Parana, insistió en base a los incumpimientos ambientales y presentó una medida cautelar de urgencia que la jueza provincial Luciana Díaz Bancalari, a cargo del juzgado de Ejecución Penal, avaló de manera exprés.
Por esa resolución, se dispuso “el cese inmediato de la actividad de la planta de Atanor y la prohibición total de salida de camiones con residuos y/o materiales de la planta hasta tanto no se expidan todos los organismos competentes que determinen fehacientemente que se encuentran dadas las condiciones de seguridad para que esa planta continúe operando”. A la vez, con el historial de la compañía en mano, la magistrada dispuso “una multa de diez millones de pesos por cada día de incumplimiento».
En el país, 10 mil toneladas al año
La ATZ es el tercer plaguicida más usado en la Argentina. Una parte es importada y otra producida en la panta Atanor de San Nicolás. Los volúmenes de comercialización superan las 10 mil toneladas anuales. En el peor de los escenarios, que se utilice todo lo comprado, ese volumen ingresa y se distribuye en los diferentes compartimientos ambientales año tras año desde hace varias décadas.
La ATZ ha resultado ser un contaminante frecuente en todos los compartimientos ambientales analizados en varias provincias argentinas. Además, muchas veces las concentraciones exceden los límites permitidos establecidos por organismos nacionales o internacionales. De allí se sigue que debe ser considerado un contaminante pseudo-persistente en aguas epicontinentales porque dada la persistencia de la molécula, la frecuencia y los volúmenes anuales de uso, se excede la capacidad natural de depuración del ambiente.
El resultado de los análisis en San Nicolás
Muestras en pared y piso de casas vecinas, al exterior de la calle, mediante hisopados.
Muestra 1: 1,555 µg/cm2
Muestra 2: 1,775 µg/cm2
Muestras mediante hisopado en la vereda frente a la planta de Atanor y de suelo en el mismo punto.
Muestra 3 (hisopado): 11,083 µg/cm2
Muestra 4 (suelo): 481,83 ± 60,27 µg/kg
Los resultados indican claramente la mayor concentración en la muestra 3 respecto de las 1 y 2, en sintonía con la cercanía al punto donde se liberó el compuesto y con evidencia de la dispersión hacia el barrio donde fueron tomadas las muestras 1 y 2.
La muestra de suelo presenta una alta concentración, independientemente de un desvío alto producto de la heterogeneidad de la muestra.
Qué es la atrazina
Es un herbicida que se comercializa desde la década de 1960. Se utiliza principalmente para el control de malezas en cultivos de maíz, sorgo granífero, caña de azúcar y té, entre otros. Sin embargo, se han detectado desvíos del uso permitido, por ejemplo, en barbechos, soja, papa, algodón, trigo y girasol. En la Argentina, es uno de los tres plaguicidas más utilizados, pese a que está prohibido en 37 países, incluida la Unión Europea.
En la Argentina hay 152 presentaciones comerciales registradas y autorizadas por las resoluciones 350/99 y 302/2012 del Senasa. De ellas, el 10% corresponde a la clase toxicológica II (nocivos, banda amarilla), el 49% a la clase toxicológica III (de cuidado, banda azul) y el 41% a la IV (de cuidado, banda verde).
En su informe de 2021, el Ministerio de Ambiente constató “los riesgos inherentes al uso de la atrazina como herbicida”. La exposición humana a este producto químico ocurre por distintas vías y escenarios de exposición y esto puede causar una multiplicidad de efectos dañinos”. Además, en base a otros estudios independientes, el documento señala que el herbicida es moderadamente persistente en suelo y agua (entre 30 y 100 días). Los riesgos son altos para peces, anfibios y reptiles, y se infieren posibles afectaciones a la salud humana por su potencial como disruptor endocrino.
Interacciones potenciadas
Informe técnico sobre atrazina by https://www.elciudadanoweb.com/wp-content/uploads/2024/06/cuneo-libarona-1.jpg
El mismo estudio técnico de hace tres años destaca que no sólo hay riesgo por la presencia de la atrazina pura, sino que el mismo se incrementa pr niteracciones con otros elementos del ambiente.
Por ejemplo, el documento refiere que una de las mezclas poco estudiadas, pero de suma importancia para analizar los impactos del sistema productivo, es la interacción con los microplásticos. Es que el uso de plástico está ampliamente difundido en las actividades agrícolas. En los silobolsas, envases y otros. El plástico residual se descompone fácilmente bajo la radiación ultravioleta (del sol) y por almacenamiento sin protección o cobertura forma fragmentos de tamaños menores a 5 mm (microplásticos), que se acumulan en el suelo agrícola.
En 2020, un trabajo científico evaluó la toxicidad de la combinación ATZ+microplásticos. Esa dupla puede influir en el transporte y transformación de ATZ en el suelo y también en su metabolismo por parte de las lombrices de tierra a través de una serie de procesos de sorción y desorción, que luego influyen en la acumulación del compuesto.
También fueron estudiadas sinergias con otros químicos. Como el terbufós, un insecticida organofosforado, que afecta la tolerancia térmica del pez Cyprinella lutrensis. Y la combinación con 4-nonilfeno sobre juveniles de salmón: induce cambios en procesos metabólicos e incrementa la mortalidad cuando son transferidos de agua dulce a salada.
Otros trabajos refieren a los efectos de la mezcla de ATZ con el nitrato, un nutriente enriquecido para la fertilización de los campos. Por ejemplo, efectos subletales en larvas de la rana Xenopus laevis, que incluyen cambios en la proporción de sexos.