Los niños, niñas y adolescentes «nunca prestan consentimiento» a situaciones de grooming o acoso por medios digitales «porque no conocen la finalidad de la persona agresora, o no la pueden comprender» ya que «debido a la manipulación psicológica no se pueden reconocer» como víctimas, aseguró a Soledad Fuster, psicóloga, docente, especializada en ESI.
Directora del Postítulo de Actualización Académica en Prevención y Abordaje del Grooming (UAI) y miembro docente de la Fundación Raíces, Fuster aseguró que «el 94,9 por ciento de la sociedad argentina escuchó hablar de esta práctica, pero sólo el el nueve por ciento sabe exactamente de qué se trata el grooming».
Sobre quiénes hacen las denuncias en el país, Fuster señaló: «La mayoría son los mismos menores, dato alarmante, ya que eso significa que hay muchos más casos sin denunciar», y agregó para explicar por qué se considera que hubo abuso sexual sin que haya existido acceso carnal: «Es un abuso siempre porque existe una situación de asimetría. La asimetría puede ser por la edad, o no, pero siempre se trata de un abuso de conocimiento y de poder.
El grooming tiene cuatro componentes: están los niños, niñas y adolescentes (NNyA) que son víctimas; por otro lado, el medio, que es lo único digital, luego están las personas agresoras, los pederastas, y el cuarto componente, que es el contenido sexual. Muchas veces se lo asocia al encuentro físico con acceso carnal, que se da en un porcentaje muy bajo. Sin embargo, existe un abuso sexual aún sin contacto físico, porque lo que se ejerce es una violencia psicológica, física y sexual».
La búsqueda de material para perpetrar abuso sexual
Acerca de qué buscan los pederastas en internet y cómo se manejan los victimarios para captar a sus víctimas, la psicóloga explicó: «Ellos no buscan el encuentro sexual, sino la obtención de material para la mal llamada pornografía infantil. En realidad, es material de abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes, para luego comercializarlo en las redes. Ejercen violencia psicológica, manipulación, chantaje, amenazas, humillaciones. Las personas agresoras van controlando las emociones y las acciones y decisiones de las víctimas. Por lo tanto, las víctimas no están decidiendo sobre su propio cuerpo, está actuando bajo la manipulación del otro».
Sobre cuáles son las consecuencias de estos abusos en la vida de las víctimas, la también docente subrayó: «Entendiendo que es un abuso con NNyA, donde lo único virtual es el medio, tenemos que reconocer que las consecuencias de este abuso, lejos de ser virtual, impacta sobre la realidad de la víctima produciendo un trauma psíquico, un arrasamiento subjetivo que genera consecuencias sobre el desarrollo físico, psicológico y sexual de las víctimas a corto, mediano, o largo plazo», y sobre lo que constituye el delito de grooming, Fuster apuntó: «La víctima tiene que ser menor de 18 años. La persona agresora puede tener de 16 años en adelante, por eso el pederasta puede ser menor que la víctima. A los 16 años ya se es punible».
¿Qué sucede entonces con el concepto de consentimiento que, mal utilizado socialmente, puede revictimizar?, Fuster aclaró que «la víctima desconoce, por edad o por la etapa de desarrollo en la que se encuentre, que se trata de un delito sexual. Entonces, siempre hay una asimetría de poder. Los NNyA nunca prestan consentimiento porque no conocen la finalidad de la persona agresora, o no la pueden comprender. Aun cuando no presten resistencia, porque muchas veces esta manipulación psicológica hace que las víctimas no se puedan reconocer como tal. Hablamos de un abuso sexual donde ellas nunca prestan consentimiento más allá de que muestren signos de rechazo, o no».
Crecimiento de denuncias después de la pandemia
En general, se esperaba que después de la pandemia las denuncias se redujeran, pero lo que ocurrió fue lo contrario, ¿por qué crecieron entonces?
«Crecieron porque la virtualidad se instaló con más fuerza y, por otro lado, accedieron y se quedaron ahí muchos chicos y chicas que tenían 9 o 10 años, a quienes las familias aún no les habían dado un dispositivo. Pero por el período de aislamiento fue necesario que contaran con un celular o una tablet y, desde entonces, ya sostuvieron la conexión y el acceso a redes. La OMS establece que para que los chicos y chicas tengan un celular deben tener 13 años. Con la pandemia fue imposible respetar eso.
Pero no quiere decir que los adultos no nos involucremos. Debemos preguntar no sólo lo que hicieron en la escuela de manera física, o en el club, tenemos que hablarles del grooming, preguntarles sobre qué actividades realizan en internet, con quienes hablan, de qué juegos participan, mostrarles noticias o casos de chicos o chicas que tengan la misma edad que ellos y que utilizan las mismas aplicaciones, y mostrarles que eso que parece lejano le puede pasar a cualquiera.
Esto puede generar la confianza para que, si alguna vez los chicos se dan cuenta de que están siendo amenazados o fueron engañados, no sientan miedo y pidan ayuda. Tenemos que informarnos y asumir y reconocer nuestra responsabilidad de educar, proteger y acompañar, también, en entornos digitales. Podemos utilizar aplicaciones de control parental y, fundamentalmente, generar espacios de confianza y una comunicación afectiva y asertiva», explicó Fuster.
Acerca de cuáles son los resultados que arrojó el informe que realizaron desde la Fundación Raíces, la especialista dijo que «en la investigación trabajamos sobre sobre el conocimiento que hay en la sociedad argentina sobre el grooming, y arrojó que un 94,9 de las personas conoce o escuchó hablar de él, sin embargo, cuando se presentó un listado de situaciones entre las que había algunas de grooming y otras que no, sólo el ocho por ciento logró identificarlo y reconocerlo».
¿Y qué aspectos existen para la prevención?
Fuster describió que «hay cuatro claves: la información para las familias y la sociedad en general, la formación para docentes, profesionales, agentes de organismos públicos y de seguridad, y el desarrollo de competencias digitales de prevención para niños, niñas y adolescentes. Es decir, el uso y el pensamiento crítico y reflexivo a la hora de navegar en Internet. Por último, la ESI con perspectiva digital».
Atención especializada sobre los derechos de niñas, niños y adolescentes
Línea 102 (gratuita y confidencial)
Línea 137 (Si sos víctima de violencia familiar o sexual)
Por provincias: https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/linea102/areasninez
Urgencias al 911