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Guerra a las palomas, y a las cotorras, leña

La pampa argentina es tan rica en nutrientes como para producir millones de toneladas anuales de alimentos.

La pampa argentina es tan rica en nutrientes como para producir millones de toneladas anuales de alimentos, pero también para atraer a las cotorras y palomas que, al devorar parte de la cosecha, se convirtieron en un dolor de cabeza para los productores.
La Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de granos, harinas y aceites y ahora los productores no temen sólo al clima o los precios, sino que tienen que observar con impotencia cómo las bandadas de pájaros descienden sobre sus lotes y desgranan las plantas de girasol y maíz. “El problema es muy grande, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires. Las bandadas son cada vez mayores y la plaga se está extendiendo cada vez más. Donde ya está instalado, cada año es más severo”, dijo Javier Domínguez, un productor de la región bonaerense de Luján.
Sin embargo, en seis provincias intentarán controlar la población de paloma mediana o torcaza. El ingeniero agrónomo Sebastián Corvo, técnico a cargo del Programa Regional de Manejo de Palomas, destacó que la iniciativa abarcará a las provincias de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Chaco, Entre Ríos y Santiago del Estero para el manejo y control de las poblaciones de paloma mediana o torcaza. Destacó como uno de los temas que se abarcará, la recopilación de información a campo de la plaga, para poder conocerla y de esa manera combatirla.
También intentarán “armar una red de información para que los productores sepan dónde son los lugares puntuales de nidificación porque en el caso de la paloma, el crecimiento poblacional va ligado a la oferta de alimento”.
“Si sabemos dónde están los lugares de nidificación vamos a poder determinar dónde están los lugares de oferta de alimentos”, añadió.
Otro tópico es “la idea de reconvertir a la paloma para que no sea plaga sino un recurso económico transformándola en carne para consumo humano”. Además fomentarán el “coto de caza” porque “la idea es disminuir la población de palomas”. Buenos Aires es la principal zona agrícola del país aunque, debido a la voracidad de los pequeños animales, en algunos lotes de girasol, maíz o sorgo se llega a sufrir un recorte del 50 por ciento en su productividad.
“Hace 25 años que siembro. Mi gran fuerte toda la vida fue el girasol y en la actualidad no lo puedo sembrar, me vi obligado a cambiar”, dijo Domínguez, que se ve forzado a desarrollar un sorgo de bajo valor en el mercado porque es un grano resistente a los despiadados ataques.
Las aves se alimentan principalmente de los granos que crecen en el centro de la flor del girasol y de los que encuentran tras abrir las espigas del maíz, un cereal que es solamente asaltado por las cotorras pero que suele descomponerse tras los ataques. Si bien la soja, el principal cultivo de la Argentina, no sufre grandes ataques de estos animales, a veces las palomas provocan daños en sus etapas iniciales de crecimiento. De acuerdo con Sonia Canavelli, investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), “no existe una única medida para combatir el problema que sea válida para todos los cultivos, aves y regiones del país donde ocurre el daño”.
El gobierno bonaerense estudia permitir la caza comercial de la paloma, como ya se realizó en la provincia de La Pampa, explicó Carlos Cadavid, titular del área de Agricultura de la provincia de Buenos Aires. Pero la rapidez con la que se reproduce y la dificultad de alcanzar sus nidos, ubicados a alturas muy elevadas, hacen de la cotorra un rival más elusivo. “La cotorra es gravísima y encima hace un estrago infernal”, afirmó Cadavid, quien agregó que, para combatirla, deben aunarse los esfuerzos de los productores con los de los gobiernos regionales.

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