La guerra comercial entre Estados Unidos y China se agudizan aún más con la entrada en vigor este lunes de otra ronda de aranceles a las importaciones chinas, esta vez por valor de 200.000 millones de dólares, a la que el gobierno de Xi Jinping ya prometió responder con gravámenes por 60.000 millones.
La nueva andanada de aranceles estadounidenses a productos chinos empieza luego de que el viernes se conociera la decisión del país asiático de suspender las negociaciones comerciales con Washington.
En los últimos días, el presidente estadounidense, Donald Trump, había mostrado su enojo ante los escasos progresos en las conversaciones bilaterales para reducir el déficit comercial de su país con China, a la que además acusó de querer influir en las elecciones legislativas de noviembre. «China ha afirmado de manera abierta que está tratando activamente de impactar y cambiar nuestra elección atacando a nuestros granjeros, rancheros y trabajadores industriales por su lealtad a mí», dijo Trump en un mensaje en su cuenta de Twitter.
Se trata de la primera vez que Trump acusa directamente a China de diseñar sus aranceles de manera que afecten a productos procedentes de estados que votaron masivamente por el candidato republicano en las presidenciales de 2016, con el supuesto fin de perjudicar a ese partido.
«Saben también que soy el que conoce cómo pararlo. Habrá represalias grandes y rápidas contra China si nuestros granjeros, rancheros y nuestros trabajadores industriales son afectados», amenazó el jefe de la Casa Blanca.
Trump hizo esas declaraciones en momentos en que el secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, trataba de organizar un nuevo ciclo de negociaciones con una delegación china para fines de mes.
Al anunciar sus represalias comerciales, el Ministerio de Comercio chino replicó que está «profundamente apesadumbrado», aunque manifestó su esperanza de que Estados Unidos «reconozca las consecuencias dañinas de su acción y rectifique a tiempo con medidas convincentes».
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, reiteró que los aranceles han sido diseñados con el objetivo de «modificar el comportamiento» de China y que se busca «establecer un campo de juego comercial equilibrado».
Además, Ross subrayó que Pekín se están quedando «sin balas» para responder a las sanciones dado que las exportaciones estadounidenses a China son mucho menores que las chinas a EE.UU.
En 2017, Estados Unidos exportó mercancías a China por valor de 130.000 millones de dólares, mientras que el gigante asiático vendió al mercado estadounidense por 506.000 millones de dólares.
Empresarios nerviosos
La magnitud de los nuevos aranceles impulsados por Trump, un 10% a 200.000 millones de dólares, implica un notable aumento en la cantidad de productos afectados, ya que hasta ahora habían sido de 50.000 millones de dólares, y con ello ha aumentado el nerviosismo en el sector empresario.
«Si los aranceles entran en vigor, los clientes de Walmart verán aumentos en el costo de productos esenciales como asientos de niños para coches, cunas, mochilas, sombreros o bicicletas», afirmó la compañía en una carta enviada a la Oficina del Representante del Comercio Exterior de Estados Unidos.
«O los consumidores pagarán más, los proveedores recibirán menos, los márgenes minoristas serán menores, o los consumidores comprarán menos productos o dejarán de hacer compras de una», apuntó Walmart, la mayor empresa del mundo en el renglón de comercio minorista.
También el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó de nuevo de los «significativos costes económicos» de esta creciente disputa comercial, apuntó el portavoz del organismo, Gerry Rice, en rueda de prensa.