Jorgelina Chipi Selerpe, de 24 años, tiene dos hijos y es pareja de Alan Funes. Desde enero ambos están detenidos por el crimen de Marcela Díaz, hermana de Ariel “Tubi” Segovia. Este último estaba asociado al clan de Alexis Caminos, archienemigo de los Funes. Es la segunda vez que Chipi pide un arresto domiciliario, pero no tiene suerte. El primer intento fue en marzo y un día antes del inicio de la feria judicial, su abogado hizo un nuevo planteo. Los niños son el fundamento del reclamo. Actualmente están al cuidado de su abuelo Jorge Funes -también implicado en una asociación ilícita junto a sus hijos y su nuera- pero el juez Gonzalo López Quintana volvió a negarle la posibilidad por lo que seguirá presa en una unidad penitenciaria.
La lucha territorial que protagonizaron dos grupos enfrentados marcó la geografía de la zona sur, especialmente Tablada y barrio Municipal. De un lado Alexis Caminos -quien este jueves fue imputado junto a una veintena de personas por conformar una asociación ilícita además de otros delitos- y Tubi Segovia -asesinado a traición en abril en un pabellón de la cárcel de Coronda dónde estaban sus socios-. Del otro lado los investigadores ubican a los Funes-Ungaro. De los hermanos mayores, dos fueron asesinados: Ulises en enero y Jonatan en febrero de este año. Mientras que Alan y Lautaro -sindicado como organizador de la banda-, están presos. Para la Fiscalía, el jefe de este grupo es René Ungaro, quien está preso en Piñero donde cumple condena por el asesinato del padre de Alexis, el ex líder del paravalanchas leproso, Roberto “Pimpi” Caminos.
La Chipi
Los enfrentamientos recrudecieron cuando asesinaron a Mariela Miranda, madre de los Funes, en marzo de 2016. Por el hecho están detenidos Alexis Caminos y su primo Juan Manuel Almada, alias Juanchi. Desde entonces la escalada de violencia no paró. Para los investigadores, hoy los grupos están desarticulados y muchos de sus integrantes tras las rejas.
Una de ellas es la Chipi, quien cayó con su pareja por el crimen de Marcela Díaz. Le imputaron los delitos de tenencia ilegítima de arma de fuego de guerra; asociación ilícita y homicidio agravado por el uso de arma de fuego. Para la Fiscalía, la noche del 14 de enero una lluvia de balas partió desde una VW Suran hacia una moto sobre la que estaban Marcela Díaz y su pareja. El muchacho fue herido y se hizo el muerto para sobrevivir, mientras que Díaz murió en el lugar.
Según la teoría fiscal, Alan tiró con un arma nueve milímetros del asiento del acompañante y Chipi, quien manejaba el auto, fue la que la remató de un disparo en la cabeza. Cuando los detuvieron en un Fonavi de Callao al 3900, detrás de un bidet le secuestraron una pistola 9 milímetros, la cual fue señalada como la que utilizaron en el asesinato. La pareja de Díaz fue un testigo ocular del hecho pero en una audiencia de anticipo jurisdiccional de prueba dijo no recordar nada de lo que había pasado.
Este jueves su abogado Maximiliano Rupani hizo el último intento del año para morigerar la situación de arresto de la Chipi pero no lo logró. Planteó que su asistida tiene dos niños que están lejos de su padre y su madre, citó las convenciones internacionales, echó mano al interés superior del niño y la necesidad de ser criados por su madre. A ello sumó a Jorge Funes como garante y pidió un arresto domiciliario con la posibilidad de instalar una tobillera electrónica o las medidas de seguridad que el juez estime pertinente para el cumplimiento de la morigeración.
El fiscal de Homicidios Dolosos Ademar Bianchini se opuso al pedido y adelantó que está en condiciones de presentar acusación en febrero del próximo año. En ese marco, el juez López Quintana rechazó el pedido de la defensa y dejó a la Chipi tras las rejas.
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