A cuatro meses de que empresarios de la región anticipasen la crisis de la industria metalmecánica, la ensambladora de motos Guerrero ofreció un programa de retiros voluntarios para achicar el plantel de 220 trabajadores que cuenta la empresa radicada en la ciudad de San Lorenzo.
“Hemos abierto un canal de diálogo con Smata (NdR: el sindicato que representa a los trabajadores del rubro) sobre retiros voluntarios para aquellos trabajadores a los que les interese la propuesta. A través del área de recursos humanos analizamos una indemnización, cercana al 100 por ciento y en cuotas”, anunció Gonzalo Guerrero, uno de los titulares de la firma.
Guerrero justificó la decisión a partir de las bajas ventas que se produjeron en los últimos meses. “Hay trabajadores con 15 o 20 años de antigüedad y la estructura de la empresa ha quedado demasiado grande. Hace 6 meses que las ventas no son las mismas que a principios de año y estamos obligados a realizar un achique”, argumentó.
El empresario precisó que «estábamos en un número cercano a 3.000 motos en el mercado. Hoy, con toda la furia, llegamos a un piso de 1.000 o 1.200 motos de venta por temporada. Teníamos 4 líneas en marcha y la realidad es que hay trabajando una sola línea con mucho personal y reducción horaria”, alertó.
Guerrero confió que en caso de que se retiren entre 20 o 30 trabajadores, «la empresa se aliviaría». Y sostuvo: «Es un barco pesado para los tiempos que corren. Y acá no recibimos subsidios. Lamentablemente tenemos que achicarnos. Se ha tornado muy difícil para cualquier empresario, tenga pyme o alguna empresa un poco más grande. Manejamos un presupuesto en salarios por encima de los 10 millones de pesos. Y la ayuda estatal a través de programas puede resultar menor al millón de pesos”, especificó.
Para competir en el sector metalmecánico, Guerrero debe salir con dólares al mercado para comprar autopartes y piezas de ensamble, mientras que la comercialización en el país se produce a través de la moneda nacional. “Estamos al día y pagamos sueldos en tiempo y forma, como viene siendo desde hace 23 años. Los socios de la empresa vienen poniendo dinero de su bolsillo porque los gastos son descomunales. La industria metalmecánica está atravesando una crisis muy profunda. Pagamos con un dólar alto y cobramos en pesos. Tenemos que dar crédito y no podemos vender cheques. El banco nos quita un mínimo del 56 por ciento anual para descontar un cheque”, lamentó el empresario.