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Guillermo Aquino: “No está bueno que la realidad sea un sketch”

El guionista y actor que en los últimos meses se volvió viral con “El Sketch”, materiales que hace para C5N en los que refleja temas de actualidad con humor ácido e irónico, vuelve a Rosario este sábado con su propuesta teatral “Antisocial”

A partir de la gran popularidad ganada en el último año a través de “El Sketch”, los micros de humor ácido que abordan temas de actualidad con una mirada crítica y que puede verse por la pantalla de C5N (los sábados en Sobredosis de TV) y se vuelven virales una vez que son subidos a YouTube, Guillermo Aquino vuelve a Rosario con su propuesta teatral Antisocial, una obra en la que personifica a un “treintañero punk híper neurótico en crisis que acaba de descubrir que el rock le mintió: no tiene novia, ni amigos, ni plata, ni fama. No tiene nada”, según expresa.

Con el humor ácido que lo caracteriza, un rasgo que refleja como el “Novio deconstruido” o “El amigo de la diputada”, el también guionista aborda junto a Verónica Intile, Ximena Seijas, Pao La Rojas y Andrés Ciavaglia una mezcla entre crítica y homenaje a la cultura y estética del rock que este sábado desembarcará en Rosario.

“Es un poco autobiográfico”, reconoció Aquino en diálogo con El Ciudadano. “En un momento muy particular de crisis después de los 30 años este personaje siente que el rock le mintió. Él había comprado una fantasía medio estúpida de que todos íbamos a ser estrellas de rock, que la vida del reviente y todo eso tenía algo de canchero pero de repente se da cuenta que tiene treinta pico, no tiene amigos, no tiene novia, ni fama, ni nada. Es la resaca de sí mismo. Entonces dice: «Voy a cambiar mi vida por completo; voy a dejar la joda, voy a vender la viola, la droga, voy a empezar administración de empresas porque ser garca es el futuro». Y va a despedir su adolescencia para siempre en una última noche y ahí se cruza con los personajes más terribles del mundo”, contó sobre la trama en la que personajes como su “mejor amigo nazi” o su “ex novia zombie” atraviesan desde temas sociales hasta cosas más existenciales.

—Decís que la obra es autorreferencial. ¿Querías ser una estrella de rock?

—Supongo que sí, no sé en qué momento porque ni siquiera sé tocar bien la guitarra. Pero creo que iba más allá de un capricho, era pensar que las cosas iban a ser más fáciles. Hubo un momento de choque, de mucho desencanto en esa edad en la que te das cuenta que la parte de ser joven, talentoso y exitoso ya pasó. Ahora te queda simplemente ser vos mismo y no laburaste mucho en eso.

—La obra aborda los estereotipos del rock de los 90, ¿tiene que ver con la época de tu adolescencia?

—Sí, plantea una relación de amor y odio con el rock, todo el tiempo lo está criticando o burlándose y a la vez la estética y el formato es muy rockero: hacemos fechas cada tanto como si fuéramos una banda y también está dividido en capítulos, cada uno con un nombre como si fueran canciones.

—La obra fue escrita en 2015, ¿la crítica fue cambiando en estos años?

—Sí, igual desde que surgió tocaba temas que ahora fueron creciendo muchísimo. Ahora está más actual que nunca. Las cosas que están empezando a salir o que se están empezando a tratar sobre el rock, están; la obra parece recién escrita más allá de que siempre metemos actualidad entonces va cambiando.

—¿Eso tiene que ver con el ejercicio que vienen haciendo en “El Sketch”?

—Sí, es muy parecido. Siempre digo que la obra es como el capítulo cero de “El Sketch” o una especie de piloto; la escribí unos meses antes entonces van de la mano, se tocan en muchos lugares.

—¿Por qué elegiste el humor como canal de expresión?

—Siempre fue el lenguaje en el que me sentí más cómodo y en el que me suelo expresar en la vida cotidiana: es como un filtro por el que pasa la realidad, como si habláramos un idioma particular. Tiene una vuelta para poder abarcar ciertos temas con emoción y un toquecito de intelectualidad, de pensamiento o de reflexión que hace algunas cosas menos dolorosas o permite plantear ciertos temas que son difíciles de llevar.

—Elegís la ironía que genera risa e incomodidad al mismo tiempo.

—Es como disfrutar un poco del dolor. Al hablar de algo doloroso, uno inmediatamente trata de evadirlo o de no hablar mucho de eso; con el humor es todo lo contrario: es volver a eso y tenerlo muy consciente.

—¿Hubo algún hecho de la actualidad en el que la realidad ya era el guión de un sketch?

—Creo que en la mayoría es casi imposible superar a la realidad. A mí, por ejemplo, me pasó con el sketch de la redacción de noticias que hacen los titulares “optimistas” de noticias malas. En un principio nos planteamos la idea de hacer noticias súper exageradas, íbamos a inventar un par. Pero después nos dimos cuenta que no había necesidad de inventar nada. Si poníamos las que eran de verdad ya estaba (títulos como “La decencia de los que buscan en la basura” o “Un nuevo desafío en el mundo laboral: prepararse para trabajar hasta los 80”). De hecho, al final aclaramos que son de verdad porque parecía que algunas podían ser inventadas por nosotros. Dijimos: «Tenemos todos los remates simplemente hay que darles el pié». Llegamos a cosas que se dijeron y se publicaron de verdad.

—¿Cómo afrontan las cartas documento o los pedidos para bajar los videos?

—Esa es la parte más siniestra. Me parece perfecto que si no te gusta algo lo puedas decir. Pero cuando pedís que algo deje de existir o que algo se baje o que no se pueda ver, me parece que se entra en un terreno bastante más siniestro y bastante más oscuro. Ahí es el lugar en el que digo: «Ésto no me causa gracia». Por eso prefiero no referirme mucho al tema ni darle entidad porque no está bueno agrandar ese comportamiento.

—¿Cuál es para vos el rol del humor político?

—Me parece que el primer rol del humor en un sentido grande es el del entretenimiento. Es algo que se consume en un principio para pasar un buen rato. Pero a la vez, cuando se usa contenido más social y político, es una buena oportunidad para agarrar temas serios, presentarlos y que lleguen de otra manera. Pasa mucho que lo ve gente que tal vez no estaría tan abierta a escuchar esa opinión o a compartir esa mirada pero a partir de algo gracioso o entretenido lo ve de otra manera. Hay un lugar en el que el humor es muy conciliador, incluso para con la gente que estás criticando.

—¿Hay respuestas a los videos que te sorprendieron?

—Me quedo con los que me sorprenden para bien, con los que vienen de veredas ideológicas completamente opuestas, de gente que puede disfrutar del producto sin estar de acuerdo con vos en nada. Eso me parece que habla bien de las dos partes. De nosotros y mucho más del espectador porque también está bueno que se empiece a terminar con eso de ir a buscar el entretenimiento en un lugar o con una persona o un grupo que ya sabés lo que te van a decir y lo que van a hacer y no le dejás un espacio al disenso o a que te sorprendan. Me parece que armar esas líneas de diálogo son súper importantes y mucho más divertidas. El humor para mí es como el rock, formatos populares, y la idea es que llegue a la mayor cantidad de gente posible.

—Pero ideológicamente están posicionados en un lugar.

—Totalmente. Tampoco se trata de no hablar de algo por no querer polarizar. Manteniendo lo que uno quiere decir, sin traicionarse, lograr armar una línea de diálogo.

—¿Cómo vez al país este año?

—Ojalá que pasen cosas buenas. Claramente si ven lo que hacemos es bastante clara la opinión que tengo de la situación actual y del gobierno actual. Ojalá que todo cambie para mejor porque no está bueno que la realidad sea un sketch.

Para agendar:

Antisocial se presentará en Rosario este sábado, a partir de las 21.30, en la sala Mateo Booz, de San Lorenzo 2243, donde también se venden las entradas

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