Rosario, domingo 14 de diciembre de 2025
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Rosario, domingo 14 de diciembre de 2025

Guillermo Cornaglia, presidente del PJ: «La principal medida que tenemos que tomar es tratar de evitar divisiones»

El ex presidente comunal de Bouquet y ex senador por el departamento Belgrano apuesta todas las fichas a la reconstrucción del peronismo y advierte tras el triunfo de Milei: "Vemos con preocupación cómo muchas personas pierden su empleo y, de forma inmediata, sus hijos tampoco pueden ir a la escuela o a la facultad"
Guillermo Cornaglia, presidente del PJ: "La principal medida que tenemos que tomar es tratar de evitar divisiones"

Por Luciana Mangó y Daniel Zecca

Guillermo Cornaglia es tercera generación de una familia de panaderos de Bouquet, una pequeña localidad del departamento Belgrano. Se siente tan orgulloso de su actividad familiar, que ahora sigue uno de sus hijos, como de su ideología, que le llegó como herencia de un padre que le contó desde muy chico qué significaba ser peronista. Fue presidente comunal durante 20 años consecutivos, para luego transformarse en senador provincial por el departamento Belgrano, cargo que ocupó durante ocho años, hasta 2023.

Precisamente, fue el grupo de senadores del PJ el que lo encaramó a la presidencia del partido, postulación que fue aceptada por el resto de los sectores. Desde allí viene peleando a brazo partido para lograr la unidad, algo que se logró con más profundidad en la última elección de diputados nacionales, a diferencia de la elección de convencionales constituyentes, donde quedaron más sectores por fuera. «La principal medida que tenemos que tomar es tratar de evitar divisiones», resume a la hora de marcar el rumbo del PJ hacia el 2027.

—¿Cómo fueron tus orígenes en el peronismo? ¿Venías de una familia peronista?

—Siempre cuento que en casa no se comía si al viejo le decíamos que no éramos peronistas (risas). Él era alguien a quien le gustaba charlar, si bien nunca participó en política. Un panadero que nació y murió panadero, siempre nos relataba las vivencias de su familia durante la famosa década infame, antes de que llegara al gobierno el general Juan Domingo Perón. Y desde ahí, todas las conquistas: desde aquella primera renovación de la Constitución en el año 49, con Perón como presidente, y todos los derechos que, a partir de ese gobierno y de esa reforma constitucional, se fueron logrando e incorporando para la ciudadanía.

El viejo fue un gran peronista, que votó hasta el último día de su vida, a los 75 años. Decía: «No tengo obligación, pero mientras pueda siempre voy a votar al peronismo». Precisamente por los derechos y las conquistas, fundamentalmente para los sectores laborales más necesitados.

La familia Cornaglia siempre fue peronista, desde mi abuelo, que llegó en 1927 e instaló su primera panadería en Bouquet. La continuaron mi viejo con sus hermanos, luego mis hermanos y yo, y actualmente uno de mis cuatro hijos, quien sigue teniendo panadería en Bouquet, y abrió una sucursal hace un par de años en la ciudad de Marcos Juárez.

—¿Qué es ser peronista en esa zona de Santa Fe? ¿Es distinto a serlo en Rosario, por ejemplo?

—Las ideologías tienen que ir siempre de la mano de ser buena persona y querer lo mejor para el otro. Yo concibo la política desde ahí, más allá del lugar en el que uno esté en un determinado momento. La concibo como trabajar para hacer cosas que beneficien a la ciudadanía.
En mi localidad, durante mis 20 años como presidente comunal, llegué a sacar el 80% de los votos en algunas elecciones. Eso no quiere decir que el 80% sea peronista, sino que consideraban que era una buena persona y que lograba cosas importantes para el pueblo. Podemos nombrar algunas: la Ruta 65, que era de tierra y en nuestra gestión se logró su pavimentación; el agua potable, pavimento para la localidad, la obra de cloacas, muchas viviendas. Podríamos seguir enumerando.

—Esa tradición familiar hoy se cristalizó y sos nada más y nada menos que el presidente del Partido Justicialista provincial. ¿Cómo llevás esa responsabilidad?

—Estar en este lugar, con todo lo que te comentaba desde lo familiar —el sentimiento del viejo, de la vieja, que cumple 90 y es tan peronista como el viejo—, que hoy me toque ser el presidente del Partido Justicialista de la provincia de Santa Fe es para mí un honor enorme y una alegría muy grande. Más allá de la situación con la que afrontamos el partido en junio del año pasado; me refiero a que veníamos de perder la elección nacional y la provincial, y arrancábamos más que desde el llano, desde el subsuelo, les diría.
Desde ese lugar, se logró que absolutamente todos los sectores del Partido Justicialista nos pusiéramos de acuerdo y decidamos ir en una lista de unidad. Sin dudas, desde el lugar del que provengo, no tengo más que palabras de agradecimiento a los compañeros senadores, que son los que en primer lugar me promovieron, me apoyaron y solicitaron que me encuentre en el lugar que hoy estoy. Agradezco a ellos y a todos los sectores que me aceptaron.

Comenzamos a trabajar en la difícil tarea de reconstruir este partido, pero por sobre todas las cosas, la titánica tarea de lograr el objetivo principal: que el Partido Justicialista, junto con sus aliados, pueda volver a ser alternativa de gobierno, no solamente en Santa Fe, sino también en el país.

—¿Y cómo va esa reconstrucción? Si tuvieras que hacer una curva del 1 al 10, donde 10 es lograr que el peronismo vuelva al poder en la provincia, ¿en qué número estamos hoy?

—Estamos trabajando mucho y creo que estamos llegando a un buen siete. Para lograr nuestro objetivo tenemos que llegar al 10 indefectiblemente. Si no, no vamos a ser alternativa de gobierno y no vamos a poder seducir a esa gente que en algún momento confió en nosotros y hoy no lo hace. Por eso, antes que nada, tenemos que estar unidos, convencidos de lo que queremos, preparados para ello y llegar a ese 10 el día que tengamos que dar a conocer nuestros candidatos.

—¿Y cuál es la clave para pasar de ese 7 a ese 10?

—Para mí, la principal medida que tenemos que tomar es tratar de evitar divisiones. Tuvimos que enfrentar dos elecciones sin Paso y entendimos que lo primero era no ir separados. En la segunda, si bien no conseguimos el caudal de votos que hubiésemos querido, sí obtuvimos el objetivo principal, que era mantener las bancas de diputados nacionales que poníamos en juego.

En ese sentido, fue un paso importante el haber logrado ir todos juntos en la elección nacional, a diferencia de lo que fue la primera, la provincial de constituyentes. En ese camino es donde tenemos que enfocarnos, todos juntos. Esperemos que se modifique la cuestión de las Paso y que en la próxima elección provincial y nacional podamos tenerlas, para que nuestros candidatos, sean uno o varios, puedan dirimir dentro del frente que el Partido Justicialista conforme con las fuerzas aliadas, como siempre hemos logrado, con resultados satisfactorios y positivos para la ciudadanía.

—El resultado de la elección de octubre, ¿lo esperabas? ¿Te sorprendió? ¿Esperabas algo mejor?

—Por supuesto que esperaba algo mejor. Creíamos o veíamos, en las recorridas que hicimos de punta a punta de la provincia durante toda la campaña, un desencanto por parte de mucha gente con el gobierno nacional. Me sorprendió la cantidad de votos sacados por el gobierno.
Por lo tanto, nos mostró que no era el camino indicado para muchos de los que trabajamos en ese sentido. De lo contrario, hubiésemos ganado. Eso nos muestra la responsabilidad y la necesidad de seguir trabajando más juntos que nunca. Lo voy a repetir hasta el cansancio: todos los sectores, no solamente del Partido Justicialista, sino de los partidos que conforman los distintos frentes, más unidos que nunca para entender lo que la ciudadanía nos reclama y poder responder en consecuencia.

—Claramente te referenciás en un peronismo clásico, llamémosle de sentimiento. ¿Cómo ha sido esa convivencia con sectores extrapartidarios? Particularmente, me gustaría que me hables de Ciudad Futura, de Juan Monteverde y de Caren Tepp. ¿Los piensan peronizar?

—La convivencia fue muy fácil. Y yo creo que ya vienen peronizados desde hace rato, no desde ahora. Visto desde la forma en que trabajan. Vuelvo a repetirte lo que hablábamos antes: quien busca lo mejor para el otro, quien trabaja para aquel que está por debajo en posibilidades laborales o económicas, para quien no la está pasando bien; quien tiene esa mirada y ese objetivo sigue, persigue o lleva adelante las intenciones que, en aquel momento, donde no existía el Partido Peronista, arrancó con el general Perón. Él vino con esas ideas de trabajar para los sectores que en ese momento, durante esa década infame, eran explotados de manera feroz. Por eso se convierte en peronismo: porque fue la persona que empezó a escucharlos, a mirarlos y a dar respuesta.

En ese sentido, quienes tenemos ese objetivo, trabajamos con esa mirada y dejamos de lado las pequeñas diferencias —priorizando lo que realmente nos une, que es la necesidad de aquellas personas que hoy están perdiendo su trabajo o desesperadas por no poder llevar el pan a su familia—, pero que tampoco encuentran en este actual peronismo una propuesta que los seduzca y los lleve a elegirnos nuevamente como alternativa. Por eso hoy tenemos que trabajar todos juntos: con Ciudad Futura, con los distintos partidos de los frentes, y fundamentalmente con cada uno de los sectores mayoritarios del Partido Justicialista. Necesitamos que absolutamente todos comulguen, estén por dentro y trabajemos juntos para lograr esa propuesta que seduzca, entusiasme y, fundamentalmente, lleve la solución que hoy requiere cada ciudadano santafesino y argentino.

—¿Cuáles serían los ejes o las claves de esa propuesta? Para que la gente vuelva a confiar y también para seducir a ese gran porcentaje de electorado que no fue a votar, que fue muy numeroso.

—Por supuesto. Yo siempre digo que no solamente alcanza con controlar la inflación, si bien hoy, y quedó claro en esta última elección, no deja de ser un punto fundamental que le da tranquilidad a la ciudadanía —poder medir y entender qué es lo que viene, saber de qué manera se va a poder manejar el día, el mes o dentro de tres meses—. También son importantes las políticas que históricamente tuvo nuestro partido, que les permitían a nuestras familias mantener un trabajo y mandar a sus hijos a las escuelas públicas y a las universidades.
Hoy vemos con preocupación cómo muchas personas pierden su empleo y, de forma inmediata, sus hijos tampoco pueden ir a la escuela o a la facultad. Nuestro líder, Juan Domingo Perón, decía con satisfacción y alegría cómo se recibían de médicos, ingenieros o arquitectos, los hijos de nuestros trabajadores. Hoy volvemos a ver, con gran preocupación, que no se está pudiendo lograr eso de la misma manera.
Desde ese lugar, tratando de ver las formas. Pero esas formas nunca se van a lograr si vamos todos divididos y desunidos. ¿Cómo podemos volver a aquellas políticas tan importantes y necesarias que nos proponía nuestro líder Perón? A veces no hace falta inventar nada nuevo. Hoy, si leemos aquel último Plan Quinquenal —que no pudo terminar por su muerte, en su tercer gobierno— está tan actual, siendo que pasaron tantos años, como si lo planteara hoy mismo.

—Una última, de las facturas clásicas que tenés en la panadería, ¿cuál es la más peronista?

—La más peronista es la galleta con grasa. No es exactamente una factura, es una especie de rosca. Esa es la más peronista, la que más salía en épocas duras, donde la gente no llegaba a comprar una factura pero sí una galleta de grasa para llevar a su casa.