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Guillermo Martínez: «La literatura no es puramente emocional»

El escritor de policiales y matemático de Bahía Blanca visitará la ciudad y estará en una entrevista abierta en la Feria del Libro. Su último libro, Los crímenes de Alicia, se sitúa en Oxford en el año 1994 y versa sobre el autor del clásico

Guillermo Martínez nació en Bahía Blanca en 1962, y además de ser escritor es matemático. Con su última novela, Los crímenes de Alicia ganó el Premio Nadal de Novela 2019. Se doctoró en Buenos Aires en Lógica en 1992 y posteriormente completó estudios posdoctorales en Oxford. Es colaborador habitual con artículos, cuentos y reseñas en diversos diarios. Obtuvo diferentes galardones, entre los que destaca el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez 2014.

El próximo sábado 1º de junio, a las 20 en la sala C del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, Guillermo Martínez estará presente junto a Melina Torres, realizando una entrevista abierta. Respecto a su viaje a la Feria, comentó entre risas que sabe que la escritora rosarina leyó todos sus libros, y que se siente un poco asustado ante la posibilidad de que Torres recuerde mejor sus libros que él mismo. “Ojalá me encuentre con lectores, siempre es muy agradable esa instancia, sobre todo cuando vienen con libros de primeras ediciones, es una sensación muy grata sentir que los libros siguen sobreviviendo a lo largo de los años y que algo que escribí hace treinta años encuentra todavía nuevos lectores”, mencionó.

Su último libro, Los crímenes de Alicia, se sitúa en Oxford en el año 1994. La Hermandad Lewis Carroll decide publicar los diarios privados del autor de Alicia en el país de las maravillas. Kristen Hill, una joven becaria, viaja para reunir los cuadernos originales y descubre la clave de una página que fue misteriosamente arrancada. Pero Kristen no logra llegar con su descubrimiento a la reunión de la Hermandad. Una serie de crímenes se desencadena con el propósito aparente de impedir, una y otra vez, que el secreto de esa página salga a la luz.

Sobre cómo surge la idea, Martínez comentó que todo comenzó cuando le encargaron un prólogo para un libro de lógica de Lewis Carroll. “Mientras lo escribía, quise incluir alguna nota biográfica sobre Carroll y me di cuenta que no sabía casi nada sobre su vida. Leyendo algunos materiales descubrí este detalle que logré anotar en el prólogo y que después apareció como la posibilidad de que se convierta en una novela: Carroll escribió un diario íntimo que quedó en manos de sus sobrinas nietas. Ellas arrancaron algunas páginas que le parecían comprometedoras para la imagen que darían sobre el escritor, pero como estas mujeres eran muy religiosas, tuvieron remordimiento y al arrancar las páginas dejaron anotados en un pedazo de papel, una frase que resumía el contenido de cada página”, señaló Martínez. Pero hubo una anotación en particular, que era la más importante, porque contaba sobre la discusión que tuvo Carroll con la mamá de Alice Liddell (la inspiradora de Alicia en el país de las maravillas), discusión que llevó a que éste no pudiera visitarla más.

En relación a ese descubrimiento, el escritor desarrolló: “Esa página era importante, se habían hecho muchas especulaciones, y en 1994 apareció ese pedazo de papel con la clave de esa página y de esa discusión. Ese fue el disparador de la novela, me di cuenta que debía poner de nuevo de pie a los dos protagonistas de Crímenes imperceptibles ya que la novela debía transcurrir en Oxford, indudablemente, y justo la fecha correspondía al año siguiente donde yo había situado mi novela anterior”.

Guillermo Martínez vivió y estudió en Oxford, ciudad que marcó el ámbito de estas dos novelas que son posiblemente sus más conocidas. De esta manera, se está conformando una serie que transcurre en ese lugar y que además, en un futuro, será escenario de un nuevo libro que tendrá los mismos personajes tomados algunos años después.

Además de las traducciones, el libro Crímenes imperceptibles fue llevado al cine por Álex de la Iglesia con el nombre Los crímenes de Oxford y recientemente se estrenó en los cines El hijo, una adaptación de su libro Una madre protectora, dirigida por Sebastián Schindel y con las actuaciones de Joaquín Furriel y Martina Gusmán. En relación a estas experiencias, señaló: “Cada caso fue diferente, porque con Crímenes imperceptibles no tuve mucha oportunidad de trabajar en el guión o de estar cerca. Cedí los derechos y me gustó lo que hizo Álex de la Iglesia. Fue también muy importante porque el proyecto escaló y tuvo actores extraordinarios. Así que en ese sentido fue maravilloso lo que pasó con la película, pero estaba afuera de ese proyecto. En cambio ahora, con la adaptación de El hijo que acaba de estrenarse en cines, estuve mucho más cerca de este proyecto, colaboré en el tratamiento, pude ver el guión y comentarlo. En ese sentido, me siento más cercano”.

Martínez escribe desde muy chico. La matemática, su profesión, fue más bien un accidente afortunado en su vida. “O sea lo más regular, en todo caso, lo más permanente en mi vida fue escribir. Y a la matemática la tomo como cualquier otro escritor tiene una segunda profesión, es un saber que uno utiliza con ciertas dosificaciones, y a veces deformaciones en algunos de mis libros. No todos tienen esta especie de aura matemática pero sí es cierto que son los que han sido más reconocidos hasta ahora. En mi primera novela Acerca de Roderer aparecía algo de la matemática bajo la forma de un tema filosófico así como una herramienta del diablo. En Crímenes imperceptibles aparece en los seminarios de lógica y en algunos problemas de la lógica matemática que va en contra del sentido común. Esa es la parte que más me interesa de la relación entre matemática y literatura, que en las dos hay momentos que se pone en jaque el sentido común”, explayó.

En relación a los autores y autoras que lo han marcado, Martínez mencionó a Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Henry James, Witold Gombrowicz, Thomas Mann, Marguerite Yourcenar, entre otros. También en la adolescencia leyó todas las novelas de Agatha Christie y cree que algo de eso hay en la construcción de sus novelas policiales. Además, la considera una gran precursora de lo que llama la morfología del género policial, es decir, las resoluciones de una trama policial en la que todos los sospechosos son víctimas, en la que todos pueden ser culpables, en la que el asesino es el policía, por ejemplo.

La escritura para este autor significa algo constitutivo, algo que siempre estuvo con él. Desde muy chico leyó y escribió cuentos. Cree que es la mejor manera de expresarse, tiene una conformación mental que aborda lo ensayístico, lo filosófico, lo matemático y por supuesto todo aquello que tiene que ver con los sentimientos y las experiencias humanas. “Me parece que el reino de la literatura no es puramente pasional o emocional o sensorial, sino que tiene rasgos de la razón de algún modo. Entonces es el ámbito en el que me siento más familiar y cercano para expresarme. Y cuando no escribo no es que me muero, tengo una relación más fuerte con la lectura. Siempre estoy leyendo, pero es cierto que cuando no escribo por un período largo empiezo a sentir una inquietud existencial. Algo me está faltando, por eso soy muy lento para escribir, tengo mis crisis. Una parte de mi pensamiento siempre es en términos de la conformación de la trama, los personajes y del camino para recorrer una novela o un relato, y otra parte de mi quedó con inquietudes por parte de la matemática. Sigo leyendo algunos temas afines a la filosofía de la matemática por ejemplo. Creo que son modos de expresarme”; concluyó el escritor.