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Guillermo Vecchio presentó su nueva propuesta para el básquet femenino

Talleres de Villa Gobernador Gálvez será el epicentro del básquet femenino de la región con una propuesta novedosa, ya que del 26 al 28 de julio se desarrollará el Pink Basketball Camp con el sello de Guillermo Vecchio, el primero dedicado exclusivamente al femenino

Talleres de Villa Gobernador Gálvez será el epicentro del básquet femenino de la región con una propuesta novedosa, ya que del 26 al 28 de julio se desarrollará el Pink Basketball Camp con el sello de Guillermo Vecchio, el primero dedicado exclusivamente al femenino de una serie que se repetirán en América Latina.

El ex entrenador del seleccionado nacional estuvo en Rosario y en Villa Gobernador Gálvez ajustando los detalles, visitando autoridades, instalaciones y compartiendo detalles de la iniciativa.

“Para la elección de Talleres se unieron varios factores. Es porque Paula Budini estaba allí y si bien no tenía relación directa, si tenía las mejores referencias, sumado a que vi el crecimiento vertiginoso del básquet del club y además el entrenador de la primera división femenina, Nicolás Funes, fue jugador dirigido por mí en un reclutamiento en Quilmes de Mar del Plata”, analizó Vecchio, quien tuvo un día movido junto a su hijo Mauro, y los representantes de la organización local, Paula Budini y Arturo Otero, ya que se reunieron con directivos del club, auspiciantes y con el intendente de VGG, Alberto Ricci.

“Siempre hay dos o tres lugares en el país que son especiales, que seducen. A mí me gusta eso, la adrenalina, lo difícil y en este caso la zona de Rosario y Villa Gobernador Gálvez es una de ellas. Apenas lo charlamos con ellos la charla desembocó en el interés de los entrenadores y la dirigencia, lo que te motiva y te muestra las ganas que tienen. Te sentís respaldado y no podés mirar para otro lado”, amplió el entrenador, quien desde hace varios años realiza exitosos campus en Miami y Orlando.

Vecchio no tiene dudas sobre los métodos de trabajo, no cree en que el aprendizaje sea diferente entre varones y mujeres comprobó que casi un 30 por ciento de los campistas a lo largo de los años son de la rama femenina y que el avance es notorio: “El básquet es uno solo. Nosotros en todos los campus tenemos un sistema de enseñanza que va de los 8 a los 100 años y que es el mismo para todos. Es sistemático, sintético y repetitivo; utilizamos un sistema de técnica del básquetbol que el que tiene que manejar el balón debe hacerlo igual que Leonard, que Lebron (James), que Lowry, que Taurasi. Esta nueva iniciativa me hace estudiar mucho más, porque veo el básquet femenino, me encanta y a veces veo las agallas que tienen, mucho más que la rama varonil. Por algo son las que dan a luz, las que nos llevan nueve meses en el vientre. Una sola vez fue coach consejero en el básquet femenino de Canadá y vi que muchas veces entrenan más que los varones”.

Desde hace ya un tiempo su relación con el básquet está más ligada a la enseñanza que a la dirección técnica. Pero es algo que siempre disfrutó hacer: “En el ‘87 fue mi primer campus. Mi hijo Mauro, que es licenciado en marketing además de entrenador, me planteó que en el algún momento iba a colgar el silbato y que no podía dejar de estar en una cancha. Él sabe lo que me apasiona la educación, transmitir valores y disfrutar de las relaciones humanas. La neurociencia te hace abrir la cabeza y te dice que la felicidad no pasa ni por el dinero, ni por la fama ni por el poder, más allá de que estén vinculadas unas con otras. La felicidad pasa por las relaciones humanas; estar reunido con amigos, es un placer. Llegué ayer de la que llamamos la gira del fin del mundo por el sur de Argentina y Chile, la que me permitió conocer gente y costumbres que no imaginaba”.

Y el ejemplo una vez más remite a Rosario y zona: “Por ejemplo, tengo un gran recuerdo de la medalla de oro del Sub 22 lograda con la selección en Newell’s, un cariño enorme por la gente de la ciudad y lo que nos dio. Uno se va volviendo más viejo y aprecia esas cosas”.

Como referente de los seleccionados nacionales, Vecchio siempre será palabra autorizada. Fue el primero que se animó a desafiar a las potencias y el que vio el enorme futuro de la que luego sería la Generación Dorada. Era un loco en aquel momento para muchos, pero el tiempo le dio la razón. Hoy, una vez más no se esconde y opina contra la corriente.

“No veo bien la línea que se está siguiendo en el básquet nacional de menores. Veo mucho ‘chamuyo’ en algunas cosas. Yo estoy cansado de leer en redes sociales cosas lindas. No veo que esté bien encaminado lo que se está haciendo a nivel nacional porque el que mucho abarca poco aprieta”, explica el entrenador, quien ahonda en el tema: “Obviamente hay una escuela Argentina en el básquet, que es la que estuvo ocho años en el primer lugar mundial, pero hace ya varios años que comenté que íbamos a bajar varios puestos. No soy mago, lo veo”.

“Vos me preguntás si me animo a contestar la pregunta, a tocar el tema. Y es al contrario, cómo no voy a poder contestarlo. No veo bien que en poco tiempo pasen 20 entrenadores distintos, te hablo del femenino y del masculino sin distinción. Tiene que haber una columna vertebral, que la hay de la cacha para afuera, pero de la cancha para adentro no es lo mismo, no juegan todos a lo mismo”, analiza Vecchio, quien apunta a las formativas, mientras que apuntala lo que sucede en la mayor: “Soy muy respetuoso de Sergio Hernández y creo que es la persona idónea para dirigir al equipo nacional, pero lo que se está haciendo para abajo no me agrada. Veo que están los hijos de… y los hijos de… y después veo pibes en todo el país que no están”.

“Pasé a la Confederación en su momento muchos nombres que he visto en todo el país y llegó un momento que no llamé más porque estaba gastando mi tiempo”, cerró Vecchio, punzante, fiel a su característica.

La propuesta llega a Talleres y a la región y la oportunidad parece muy especial para el básquet femenino de la zona, que crece y recibe buenas noticias mucho más a menudo. Es bienvenido.

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