Entre los seis acusados que terminaron absueltos figura el comisario Gustavo “Gula” Pereyra, quien en 2013 era el jefe policial de la flamante Dirección de Delitos Complejos del Ministerio de Seguridad. “Yo quise siempre ser policía, yo ya cumplí los 30 años de servicio: me jubilaron por haber llegado al máximo de la edad permitida. Yo tengo otras actividades, pero me arruinaron la carrera. Yo quería ser policía, nada más”.
Satisfecho con el fallo, lamentó que fuera absuelto por el beneficio de la duda. “No había duda que no intervine en nada. Estoy contento porque esto llega después de 5 años que me arruinaron la vida y la carrera por una cuestión política más que por otra cosa”, expresó.
Dijo que va a seguir adelante en la causa en la que es querellante, por falso testimonio, contra Ana Viglione y Andrés Ferrato, sus ex jefes en Delitos Complejos, “y contra todos los que hablaron mal, que dijeron que era un narcotraficante que pasaba información” a Los Monos, definió.
“Lo vieron en el juicio, no hubo una sola palabra en contra mía, no hubo un testigo. Lo que pasa es que toqué intereses que no tendría que haber tocado por informes que le pasé a Viglione. Eso me costó la carrera, ocho meses de prisión, salir todos los días en el diario. Me pusieron como la cara de la corrupción policial cuando los corruptos eran otros. Lo que me hicieron acá es terrible, dos veces me metieron preso”, recordó, ya que en su momento recibió un sobreseimiento que luego fue revocado.
“Me tiraron el sobreseimiento. La jueza (Alejandra) Rodenas salió a decir que yo tenía una comunicación fluida con el Monchi (Cantero) y no hay una comunicación mía. Tendría que explicar a la sociedad cómo se tiene una comunicación directa y fluida con una persona cuando no se habla”, señaló.