Los hermanos Funes volvieron a Tribunales, esta vez para una audiencia en la Cámara Penal. Sus defensores presentaron un habeas corpus por sus condiciones de detención, ya que ambos se encuentran en resguardo y pretenden pasar a un pabellón común. En primera instancia el juez explicó que el lugar de alojamiento no es su competencia, aunque instó al Servicio Penitenciario a pasarlos a un pabellón, pero ello no se concretó. Ahora el reclamo se reiteró ante la jueza Gabriela Sansó. Si bien la magistrada entiende que el Servicio Penitenciario (SP) es responsable de la seguridad e integridad física de quienes se encuentren alojados en sus dependencias, también debe arbitrar los medios para que el interno goce de sus derechos en igualdad de condiciones con el resto de la población carcelaria y fijó un plazo de15 días hábiles para que el Servicio Penitenciario asegure un lugar de alojamiento en condiciones similares a las que gozan el resto de los detenidos, sin perder de vista las particularidades del caso.
Los Funes están aislados, se encuentran en una pequeña celda y sin contacto con el resto de la población carcelaria. Salen al patio dos veces por semana y no tienen ninguna actividad laboral, ni recreativa, explicaron sus defensores Federico Laurito y Juan Pablo Audisio. Tampoco cuentan con atención psicológica a pesar de sus pedidos, y sólo accedieron a una entrevista tras el crimen del segundo de sus hermanos en las cercanías de la cárcel tras una visita.
Lautaro contó que están alojados en una especie de pasillo, “Como un buzón, van los médicos y te atienden detrás de un vidrio como a un perro. Estoy solo, aislado, me abren 9.30 y cierran a las 12 de la noche. Me pasan la comida con hormigas, con mugre”. Agregó que tras el asesinato de su hermano pidió un psicólogo y tardaron 40 días en mandarlo. “Duermo en el piso usted tendría que ver. Desde que mataron a mi hermano no volví a tener visitas”.
Cuando lo trajeron de Coronda a Piñero, pidió visitas en los mismos días que el resto de los internos pero le dijeron que no: “Yo quería tenerla con los demás internos cuando volví de Coronda pero me la fijaron los lunes”. El primer lunes que tuvo visitas “me esperaron a mi hermano y a mi papá para matármelos”, aseguró.
“Yo pedí la alternativa por la seguridad de mi familia, un lunes no hay nadie afuera de la cárcel”, explicó. Dijo que lo alojaron en un lugar para la visita donde era visto por otros internos con los que había tenido problema en la calle: “Mire la maldad que tuvieron, dónde me alojaron”. Y agregó que en la segunda visita mataron a su hermano y desde ese día dejó de tenerlas. “Lo hicieron ir a mi hermano al pasillo donde estaba alojado y lo vieron pasar. Cuando salió lo mataron”, dijo.
Servicio Penitenciario
La directora de Relaciones Institucionales del Servicio Penitenciario, Lucía Masneri, dijo que los hermanos Funes son detenidos de alto perfil y por eso están alojados en resguardo, que no pueden asegurar su permanencia en un lugar más grande por cuestiones de seguridad, a lo que sumó que ello posibilita el ingreso de elementos peligrosos. No dejó pasar el hecho de que Lautaro Funes amenazó con una venganza por la muerte de su hermano a través de una red social. Y aseguró que es el único lugar donde pueden estar. Lo que fue apoyado por la Fiscalía.
Los defensores insistieron con el cese de la situación de aislamiento y la incorporación de los hermanos a un pabellón común donde se les asegure la integridad física. Finalmente la camarista Sansó explicó que si bien el alojamiento es por definición dispuesto, gestionado y controlado por el Servicio Penitenciario, el aislamiento de un detenido es una excepción: debe producirse por tiempo limitado y por razones estrictamente fundadas. La arbitrariedad, o prolongación injustificada en el tiempo, está sujeta a la consideración de los magistrados, subrayó.
Para Sansó ni el SP, ni la Fiscalía dieron razones suficientes para mantener el aislamiento y fijó un plazo de 15 días hábiles para que el organismo a cargo de la custodia y seguridad de los internos arbitre los medios necesarios para que los Funes gocen de los derechos que les corresponden como internos en igualdad de condiciones al resto de la población, sin descuidar las cuestiones de seguridad.