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Hace 26 años se robaban 30 millones de la sucursal Rosario del Banco Central

Fue una gran estafa que salió a la luz porque uno de los acusados le contó el golpe a un pai umbanda que lo delató. Sólo hubo 5 condenas a penas menores y se logró recuperar únicamente un millón de pesos

El 22 de diciembre de 1992, el entonces jefe del Tesoro de Rosario, Norberto Schiavetti, recibió el llamado de un funcionario del Banco Central de la República Argentina (BCRA) que le comunicaba que al día siguiente irían a verlo tres inspectores para retirar 30 millones de pesos en billetes de 500.000 australes. Hacia fines de 1992, el BCRA aún estaba en el proceso de reemplazar los viejos billetes en australes por los flamantes pesos. Así, se recuperaban los de 500.000 australes que aún estaban vigentes, se los quemaba y cambiaba por los de 50 pesos. Todo lo que parecía ser un trámite burocrático se convirtió en una gran oportunidad para un grupo de estafadores que, sin disparar un solo tiro, se hizo con 30 millones de pesos –en esa época de la convertibilidad, un peso valía un dólar– y pasó a la historia como los autores de uno de los golpes más grande contra bancos cometidos en el país.

En aquella previa de la Navidad, el funcionario lejos estuvo de desconfiar y obedeció la orden. Llegó puntual al Aeropuerto de Fisherton con un camión blindado y el dinero que le habían requerido. Sólo espero unos minutos.

Es que, a las 8 de la mañana, aterrizó un vuelo de Austral con los tres inspectores. Schiavetti, un empleado del banco y dos portavalores los estaban esperando con el dinero en el camión de caudales. “La única diferencia que noté es que el traslado se iba a hacer en un avión de línea”, señaló Schiavetti durante el juicio, 10 años después.

A Schiavetti le alcanzó para confiar en que estaba todo bien con las credenciales que llevaban los falsos inspectores y una nota que los identificaba como funcionarios del Central y en la que se detallaba: «Por los inconvenientes por usted conocidos, debido a la falta de billetes de $ 50 el Directorio del BCRA ha resuelto por una situación de emergencia el reciclaje de australes 500.000 para una zona del país».

El plan era cargar las 13 bolsas en el avión de Austral que llevarían a Buenos Aires. Pero el vuelo se suspendió y los falsos inspectores decidieron alquilar dos avionetas. El empleado bancario y dos de los inspectores volvieron a Buenos Aires en remís, mientras que el otro inspector se subió a una de las avionetas, que terminaron aterrizando en el partido bonaerense de San Fernando.

A las 15 del 23 de diciembre, el gerente Schiavetti llamó al Banco Central. Y ahí se enteró del engaño: el BCRA nunca había pedido dinero al tesoro, los inspectores eran falsos y la nota nunca existió.

Lo que parecía un golpe perfecto, sigilosamente planeado, falló como otros grandes robos por una causa tonta. Uno de los estafadores, Héctor Ansil, le contó el golpe a un pai umbanda de la zona sur del conurbano bonaerense y éste entregó la información a policías de la Brigada de Lanús. Terminó preso a los pocos días y junto con él cayó la organización. Primero la causa tuvo unos 40 imputados, pero sólo 12 de ellos llegaron a juicio y 5 fueron condenados a penas de entre 3 y 5 años de prisión. El delito era «defraudación a la administración pública».

El cerebro

Héctor «Tito» Rima fue detenido en la casaquinta de su mujer, Eleonora Garbagnoli, en la ciudad de Esperanza. Sólo estuvo 6 meses de prisión. Para esperar en libertad el juicio oral y público presentó avales de una propiedad hasta cubrir los 400 mil pesos de la fianza que resultaron falsos. El juicio realizado en 2002 tuvo el banquillo de Rima vacío, ya que para esa época estaba prófugo.

Rima volvió a caer preso recién en 2004 en Mar del Plata, donde lo detuvo la Policía Federal. Tenía pendiente el golpe que salió mal. Es que en 1997 había intentado un robo similar al que lo había hecho famoso, pero fallo. La maniobra consistía en cambiar paquetes de billetes que estaban por salir de circulación, en su mayoría adulterados, por dinero legítimo. «Ponían billetes buenos arriba y en el medio falsos», indicó una fuente del caso. El ardid se frustró por una serie de escuchas telefónicas, pero Rima logró huir.

No estuvo mucho tiempo preso: las causas ya habían prescripto. Y de los 30 millones, sólo lograron recuperar uno.

La serie

El golpe llegó a la televisión el año pasado a través de la serie «Balas Perdidas» que emitió Televisión Pública en 13 capítulos. Con la dirección del rosarino Hugo Grosso y un rodaje realizado en Rosario, el también rosarino Luis Machín se puso en la piel del mítico Tito Rima.

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