La noche del 8 de diciembre de 1980, una serie de disparos efectuados por un fan desequilibrado que lo estaba esperando en la puerta de su vivienda en Nueva York ponían fin de manera prematura a la vida de John Lennon, fundador y líder carismático de The Beatles; y referente indiscutido de una generación que experimentó algunos de los cambios más importantes a nivel social y cultural del siglo XX.
Aunque el artista británico ya se erigía como una especie de leyenda viva, tanto por haber conformado junto a Paul McCartney la sociedad compositiva más importante de la música popular contemporánea, como por simbolizar una verdadera revolución cultural; el fatal desenlace lo convirtió en el mito más grande del espectáculo moderno.
Lennon influyó a las generaciones de artistas que le fueron contemporáneas y que le siguieron. A pedido de la agencia de noticias Télam varios artistas recordaron el momento en el que se enteraron del desenlace fatal del afamado músico. Entre otras y otros, el rosarino Fito Páez relató: «Aún debo inglés y contabilidad. Debía rendir esas dos materias el 8 de diciembre de 1980. Acababan de matar a John Lennon. Fui hasta la puerta de la escuela y allí me quedé fumando unos Pall Mall cortos, sin temor a que me descubriera algún celador. Fue una mañana triste. A mis 17 ya me conocía su obra casi de memoria. Lennon posee una muy poca usual particularidad en muy pocos artistas. Su obra es muy sencilla de plasmar en un piano o una guitarra; lo que es inigualable es lo que hizo con los pocos recursos que se mueven en su obra. Era canalla y sofisticado. Siempre quise parecerme a mis hermanos mayores. John era uno de ellos, aunque podría haber sido mi padre. Él había sido uno de los que había inventado la juventud, como decía Charly sobre Los Beatles. Entonces, era mi hermano recién asesinado en New York. ¿Quién iba a querer matar a tu hermano? ¿El FBI? ¿Un fan? ¿El macartismo? ¿Las fuerzas diabólicas que quedaron en el edificio Dakota impregnadas después de la filmación de El bebé de Rosemary, de Roman Polanski? ¿El servicio secreto británico? ¿Algún agente comedido en busca de un aumento de bonos para su jubilación de la guerra fría? ¿Algún dealer resentido? ¿Alguna muchacha celosa de Yoko? En fin. Todo eso, hasta el día de hoy, lo seguimos discutiendo. En aquellas horas sólo sentí dolor e incapacidad para poder afrontar cualquier sistema de preguntas de cualquier índole, así que inglés y contabilidad, afuera».
«Tengo un noble recuerdo de John Lennon, que lógicamente está entroncado con sus canciones, su personalidad y el sonido inconfundible de su canto», comenzó su relato Litto Nebbia. «Su trágica muerte me tomó de sorpresa, como a casi todo el mundo. Para colmo la semana anterior, yo andaba por Nueva York grabando y luego paseando fuimos con un amigo hasta la puerta del legendario edificio Dakota en el Central Park. Regresé para México, donde estaba exiliado en ese tiempo, y a los pocos días me llama mi amigo dándome la tremenda noticia que comenzaba a circular por todos lados: «Asesinaron a John Lennon». Realmente quedé impactado al enterarme, y casi naturalmente me senté al piano y escribí la canción «Para John». En esta canción pude expresar mi dolor por semejante pérdida».
Para el cantautor Alejandro Lerner «Lennon es identidad», dijo y explicó: «Para muchos seres humanos del planeta, Los Beatles fueron mucho más que una banda de música. Fueron y son parte de nuestra identidad. En esa identidad tenías la parte talentosa, afable, simpática y proactiva de McCartney. Estaba la parte contrastante de Lennon con su visión más ácida, más irónica, pero también más desprejuiciada y descontracturada, y la combinación de esos dos cerebros dieron como resultado eso, sumado al color que le sumaron George y Ringo. Pero Lennon tenía algo distinto, era un «working class hero», tenía conciencia social, tenía conciencia revolucionaria. Era un tipo que quería hacer algo distinto. No quería ser un producto empacado y eso a mí también me dio una imagen de identidad y creo que me ha servido a lo largo de mi carrera para no permitir que los demás no hagan de mí algo que no quiero ser. Eso es ser honesto. Esa es la palabra que creo que identifica a Lennon; la honestidad. Por otro lado, la magia de las melodías de Lennon, con acordes que parecen tan simples y, por otro lado, son sutiles y sofisticados, como en «Julia» o «I’m the Walrus». Cuando Lennon toca el piano con esa inocencia, algo te toca el corazón, y eso muy pocas personas lo pueden lograr. Así que gracias John por todo lo que nos has dado».
Ricardo Soulé se enteró de la noticia esa misma mañana, su esposa Grace, había salido a hacer unas compras. «Cuando volvió me dijo que Lennon había muerto. No lo podía creer. Era algo inconcebible para mí. Primero, que hubiera muerto, y segundo, que lo hubieran asesinado. Esa me parecía una cosa imposible que sucediera. Luego, a través de los años, comprendí que en realidad no era tan raro que un hombre como Lennon hubiera muerto asesinado por la incomprensión, por todo este desasosiego que vive desde hace tiempo la sociedad y que tiene preferencia por víctimas como Lennon, Martin Luther King o Gandhi», contó.
Daniel Maza tenía 20 años y vivía en Montevideo cuando se enteró de la muerte de Lennon, un día después. «En esa época no viajaban las noticias como ahora», recordó. «Fue un estupor, algo que no se podía creer. Me dio una tristeza enorme. Vi llorar a amigos por esa muerte, los vi pasarla muy mal por eso. Fue un duelo que hicimos todos. En el barrio estuvimos todo el día escuchando cosas de Lennon, de Los Beatles. Fue como si hubiese sido un pariente nuestro. Por suerte, podemos seguir escuchando su música hoy en día», agregó.