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Hace 40 años Charly García se asumía definitivamente como solista para ingresar en la modernidad

Con los ecos de la Guerra de Malvinas y en el albor de la primavera democrática, el músico más importante del rock nacional lanzó el 28 de octubre de 1982 "Yendo de la cama al living", un trabajo con el que dejaba atrás diez años de estrellato frente a célebres grupos que marcaron una época
Hernani Natale, Télam

Con los ecos de la Guerra de Malvinas de fondo aún resonando fuerte y en el albor de la primavera democrática, Charly García lanzó el 28 de octubre de 1982 su disco Yendo de la cama al living, un trabajo con el que dejaba atrás diez años de estrellato frente a célebres grupos, para iniciar formalmente su camino solista, el cual encaró con un cambio sonoro que marcó su ingreso a la modernidad.

Los diez años caracterizados por el rock progresivo de Sui Generis, La Máquina de Hacer Pájaros y, fundamentalmente, Serú Girán, de estructuras complejas y polirrítmias, comenzaron a virar hacia un formato sintético de sonidos electrónicos, que iba a marcar el pulso de gran parte de los años 80.

Según contó alguna vez el propio artista, la transformación vino de la mano de un llamado de atención de su hijo Miguel, un niño por entonces, que siempre rebobinaba la cinta para escuchar la misma parte de una canción de Serú Girán y cuando el padre le preguntó por qué hacía eso, le contestó que era porque el tema cambiaba mucho de ritmo.

A partir del cambio conceptual impulsado por esta anécdota doméstica, Charly se iba a erigir como el factótum de la gran renovación en el rock argentino de esa década, a la par de la recuperación democrática y su consecuente espíritu de época, y Yendo de la cama al living iba a ser el umbral a esa brillante era.

La placa, que fue lanzada en formato doble junto con la instrumental banda sonora del film Pubis angelical, de Raúl de la Torre, incluía temas llamados a convertirse en clásicos, como el que da nombre al disco, “No bombardeen Buenos Aires”, “Yo no quiero volverme tan loco”, “Peluca telefónica” e “Inconsciente colectivo”, entre tantos clásicos.

Además de ser el primer álbum solista del hasta entonces líder absoluto de bandas fundamentales, también fue la primera producción dentro del rock argentino con grandes colaboraciones, una tradición aún inédita por aquí, a partir de la participación de figuras como Luis Alberto Spinetta, León Gieco, Nito Mestre y Pedro Aznar.

Pero fue definitivamente el estilo compositivo y el tratamiento sonoro lo que distinguió a este trabajo y la canción “Yendo de la cama al living” es el ejemplo perfecto de ello. Para esta aventura que encaró absolutamente en solitario, y para la que solo requirió algún aporte puntual del baterista Willy Iturri, Charly encontró en el ingeniero de sonido y productor Amilcar Gilabert a su perfecto interlocutor.

“Ese disco lo grabamos y lo mezclamos dos veces”, evocó a pedido de la agencia de noticias Télam el histórico ingeniero que venía trabajando con Charly desde hacía varios años y estuvo al frente del registro de grandes figuras del rock argentino.

“La historia fue así: lo grabamos, lo mezclamos y cuando lo escuchamos, Charly me preguntó si me gustaba. Le contesté que no era que me disgustaba pero que creía que podía estar mejor. No mejor tocado, sino que él estaba haciendo un cambio y no podíamos seguir grabando con esa misma onda que lo hacíamos con Serú Girán. Le dije que sería ideal mostrar algo nuevo. «Yo probaría de vuelta», le dije, y lo hicimos todo de nuevo”, relató.

Amilcar Gilabert explicó que consideraba que la producción debía adaptarse de manera que pudiera mostrar el cambio sonoro “de la época de Serú que era un rock más sinfónico” a esta música que “era más pop, más simple, más humilde en cantidad de notas pero muy inteligente”.

A pesar de reconocer que “todos los comienzos son grandes desafíos”, el ingeniero y productor aclaró que no resultó tan difícil en este caso, pues destacó que el astro del rock argentino “es muy rápido, la elaboración de su música es de excelencia y para él, tocar es más fácil que tomar agua, así que sólo hay que grabarlo siempre y después corregir”. Tal vez por eso la producción de Yendo de la cama al living insumió unas 130 horas “cuando en esa época se usaban muchas más para hacer un disco”, advirtió Gilabert.

Si como se marcó arriba, fue la canción que da nombre al disco la que anunció el ingreso a la modernidad, el registro de su significativo patrón rítmico encierra una historia en particular y es que fue grabado el tambor y el bombo de manera separada por el propio Charly mientras lo tocaba de singular manera.

“Primero pusimos un tambor en el medio del estudio y Charly lo tocó pegándole muy fuerte. Y después pusimos el bombo sobre dos sillas y lo tocó pegándole con un pedazo de manguera”, contó Gilabert, quien luego ajustó el sonido en la mezcla, aunque siempre con la premisa de que pueda ser reproducido en vivo.

Pero así como esta canción en particular situaba al rock argentino en una nueva era, todavía había composiciones como “Superhéroes” que dialogaban más con el pasado progresivo que con los ritmos sintéticos y los sonidos electrónicos.

Yendo de la cama al living condensa la obra de Charly en sus grupos, resume su obra anterior de diez años”, reflexionó a su tiempo el periodista Roque Di Pietro, quien hizo una exhaustiva investigación y analizó en profundidad la obra de este artista en su libro Esta noche toca Charly.

Peperina, el último disco de estudio de Serú, anuncia esa música en la canción «Llorando en el espejo». Ese tema tiene el mismo ritmo que «Yendo de la cama al living». Un minimalismo rítmico que no tiene nada que ver con «La grasa de las capitales», por ejemplo. En Peperina, Charly empieza a vislumbrar el lenguaje de los 80 y Yendo de la cama al living es una transición todavía. Es el líder de Serú transformándose”, amplió, para luego considerar que Clics modernos, del año siguiente, “iba a completarlo todo y sería su declaración de principios”.

Más allá de ubicarse a esta mitad de camino, Roque Di Pietro puso a este lanzamiento en su lugar adecuado, cuando analizó en perspectiva el devenir de Charly García en los años siguientes.

“El dato más importante para mí es que el lanzamiento de Charly como solista multiplicó su popularidad, algo que no le pasa a ningún músico”, apuntó el periodista, quien al respecto hizo hincapié en el “cimbronazo para la escena” que significó la disolución de Serú.

“Creo que lo que sorprendió a todos fue el éxito y la popularidad de Yendo de la cama al living –amplió–, porque es un disco apabullante. Es doble porque salió junto a otro disco instrumental, cosas que nadie había hecho en el rock argentino. Que haya hecho semejante banda sonora y la haya puesto como bonus track del lanzamiento de su carrera solista es un hecho artístico apabullante».

Para el público rockero de la época, tan impactante como su empaque, donde aparecía por primera vez un icónico bigote bicolor como logo, y su contenido resultaba la frase incluida en el sobre interior, tomada de un reportaje que leyó Charly en El Expreso Imaginario a Pete Townshend, el líder de The Who, que reza: “Si grita pidiendo verdad en lugar de auxilio, si se compromete con un coraje que no está seguro de poseer, si se pone de pie para señalar algo que está mal pero no pide sangre para remediarlo, entonces es rock and roll”. Toda una toma de postura definitiva para los turbulentos años que se le venían encima al genial artista.

La presentación oficial del disco se llevó a cabo en diciembre de ese año en un inolvidable show en el estadio de Ferro. Pero esa historia merece un capítulo especial.

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