Search

Hace diez años moría Sandro, uno de los máximos íconos de la canción popular

El 4 de enero de 2010, a los 64 años, fallecía El Gitano, artista argentino que además de ser pionero del rock and roll y cautivar al público con su estilo y estética también dejó una huella en la balada romántica

Hace diez años moría Sandro, pionero del rock and roll en castellano en sus primeros años y, una vez consolidado como artista, pilar de la balada romántica en toda la región. El 4 de enero de 2010, a los 64 años, el artista no logró superar una infección que contrajo en una internación, tras haber sido sometido semanas antes a un doble trasplante de corazón y pulmón, en la provincia de Mendoza, última alternativa a los años de padecimiento por un enfisema pulmonar.

Con éxitos como “Rosa Rosa”, “Dame el fuego de tu amor”, “Tengo”, “Quiero llenarme de ti”, “Porque yo te amo”, “Penumbras”, “Trigal” y “Una muchacha y una guitarra”, entre tantas otros, Roberto Sánchez, tal su nombre real, sobresalió como autor entre los artistas de su género y como intérprete, con su perfecta mezcla de sensualidad y sencillez, alimentada con su imagen de “muchacho de barrio”.

En el plano musical, supo asociarse con letristas como Oscar Anderle y arregladores como Jorge López Ruiz y Oscar Cardozo Ocampo, entre otros, quienes le dieron un toque distintivo a sus baladas románticas.

Como intérprete, la historia de Sandro puede dividirse entre sus inicios rockeros, junto al grupo Los de Fuego, con frenéticos bailes y traducciones a un español castizo de los primeros clásicos mundiales del género, lo que le valió el apodo de “Elvis criollo”, y su consagración total como cantante romántico, con sus jadeantes fraseos y sus sugestivas miradas.

Tal como marcaba la moda imperante de finales de los años 60 y arranque de los 70, en la que los artistas populares protagonizaban películas como forma de promocionar sus discos, Sandro encabezó alrededor de unas quince producciones, entre las que se destacan Gitano, apodo que lo acompañó por el resto de su carrera; Operación Rosa Rosa, Subí que te llevo, Muchacho, Quiero llenarme de ti y Embrujo de amor, entre otras.

Más allá de su enorme popularidad y del cariño que le manifestaron a lo largo de su historia sus fieles seguidoras, a las que se las conoce con el nombre de “Las Nenas”, Sandro mantuvo en estricta reserva todos los acontecimientos de su vida privada.

En tal sentido, un gran misterio rodeaba a su casa de Banfield, sitio de reunión obligada de sus fans cada 19 de agosto, día de su cumpleaños, cuyos muros resultaban infranqueables para la prensa.

Incluso, recién luego de su matrimonio legal en 2007, tuvo más exposición pública su única esposa, Olga Garaventa, con la que mantuvo una relación de muchos años.

Fascinación por Elvis

Oriundo de Valentín Alsina, Sandro quedó impactado, como muchos adolescentes de la época con Elvis Presley, a quien comenzó a imitar en la década del 50 mientras cursaba sus estudios primarios, y por lo que empezó a estudiar guitarra.

En los años siguientes, el artista formó diversos grupos hasta que a principios de los 60 quedó al frente de Los de Fuego, con los que alcanzó la popularidad como un émulo local del “Rey del Rock and Roll”, presentando una versión más sanguínea y sexual del rock de salón que cultivaban orquestas como las de Eddie Pequenino.
El gran éxito alcanzado a lo largo de esa década le sirvió, entre otras cosas, para respaldar al incipiente movimiento del rock argentino, al que ayudó a partir de su asociación con otros artistas para regentear La Cueva, el mítico reducto que albergó a las primeras figuras del género, entre quienes se encontraban Javier Martínez, Billy Bond y Pappo.

Fue en esos años que Sandro eligió dejar de lado definitivamente la campera de cuero para calzarse el smoking y dedicarse a la canción romántica, una faceta en la que descolló como autor, además de proyectarlo a nivel internacional.

Aunque los orígenes habían unido a Sandro con el rock argentino, los caminos de ambos parecían transitar por senderos paralelos hasta finales de los 80, donde hubo una especie de reconocimiento y revalidación de su influencia para el género.

Regreso a su primer amor

Su participación en la versión libre que Charly García y Pedro Aznar hicieron del tema “Break it all” de Los Shakers, en el disco Tango 4 y su cruce con, por ejemplo, el grupo de rock pesado Riff en su programa televisivo Querido Sandro de 1990, por Canal 13, entre otros hitos, le devolvieron su estirpe rockera ante el público más joven.

La reivindicación derivó en la grabación de Tributo a Sandro. Un disco de rock, una placa en la que bandas como Divididos, La Bersuit, Los Fabulosos Cadillacs y Los Caballeros de la Quema, entre otras, versionaron sus clásicos.

Los últimos años de Sandro estuvieron marcados por sus problemas de salud, que de a poco lo fueron alejando de los escenarios, y por el silencio elegido tras los muros de su famosa casa de Banfield, aunque nunca olvidó salir a la puerta a saludar a sus fanáticas en el día de su cumpleaños.

Y aunque el doble trasplante al que fue sometido resultó exitoso en un principio, una infección posterior complicó su estado general y, hacia fines de 2009, el desenlace comenzó a parecer inevitable. Fue apenas el último paso para convertirse en mito en aquél recordado y doloroso 4 de enero de 2010.

Rosario, su ciudad predilecta

Los inicios de la carrera de Sandro tienen una ligazón con Rosario. Fue Alberto J. Llorente quien le dio un espacio en su programa mucho antes de que la popularidad tocara su puerta. “Lo conocí en el año 61, cuando recién comenzaba. Después, como al año, empezó a ser Sandro y Los de Fuego con los que recorrimos todo el país”. Así contó Llorente cómo había nacido su amistad con El Gitano, una unión que a tono profesional nunca necesitó de firmas ni papeles, porque siempre la palabra tuvo valor. “Nos conocíamos desde hace 40 años. Mantuvimos una relación de muchos años al margen de él ser Sandro y yo AJ. Cuando venía a Rosario, siempre lo traía yo, y cuando salía de gira, a veces lo acompañaba. Hemos vivido giras maravillosas juntos, hablábamos mucho, me contaba sus cosas. Podría decir que viví toda su vida muy de cerca”, recordó Llorente en diálogo con El Ciudadano poco después del fallecimiento del ídolo.

“Siempre fue un tipo de palabra, un bonachón, humilde, que ayudaba a quienes lo necesitaban. Era un tipo que se despojaba de Sandro; en la intimidad era una persona común que siempre tenía una broma a flor de labio. Sandro era en el escenario, cuando se bajaba, pasaba a ser un ser humano como todos. Eso es lo más importante en la vida de un artista, porque hay muchos que siguen siendo artistas hasta con sus seres queridos; él no”, expresó.

Sandro acostumbraba visitar Rosario en cada oportunidad que se le presentaba. De hecho, todos sus discos contaron con una presentación oficial en la ciudad e incluso solía quedarse un tiempo para disfrutar de sus amigos locales. “Roberto venía siempre a Rosario porque empezó acá, arrancó su carrera en Rosario conmigo”, aseguró Llorente. Y evocó: “Te invitaba a comer y estabas cinco horas escuchando sus maravillosas historias, me llamaba por teléfono y estábamos más de tres horas hablando”.

LA SERIE QUE ABRIÓ CAMINO

En marzo del 2018 se conoció Sandro de América, La Serie un envió que inauguró una seguidilla de biografías (tanto en formato serie como películas) que recorrieron las vidas de diversos artistas como, por ejemplo, Luis Miguel, Monzón y el Potro Rodrigo Bueno, que fueron furor de público y crítica. La serie, protagonizada por Antonio Grimau, quien interpreta al cantautor en su madurez, Marco Antonio Caponi en su adultez y Agustín Sullivan en su pubertad, estuvo basada en el libro Sandro de América, de Graciela Guiñazú. Contó además con la dirección de Israel Adrián Caetano y logró, como promedio en la totalidad de los episodios, 14,7 puntos de rating.

10