Los olvidos persistentes son una señal de alerta sobre la existencia de un deterioro cognitivo, y el mayor motivo de consulta médica sobre ese cuadro, que afecta en general a los mayores de 65 años. En Rosario, hasta el 11 de octubre, está la posibilidad de hacerse un test gratis para evaluar la posibilidad de padecer este cuadro clínico. Se trata de la 3º campaña de prevención que está a cargo del Laboratorio de Cognición y Emoción de la Facultad de Psicología y el Centro de Investigaciones en Neurociencias de Rosario de la UNR.
La campaña comenzó el pasado 30 de septiembre. La carpa donde se realizan los test está en la Plaza San Martín, en la esquina de Moreno y Rioja de lunes a viernes en el horario de 9 a 17.
Se trata de una campaña de prevención de deterioro cognitivo sobre todo orientada a personas mayores de 50 años. Se hacen dos test de memoria, atención y comprensión del lenguaje: el MiniMental Test de Folstein (MMSE) y MoCA (Montreal Cognitive Assesment). Los resultados se informan en el momento, y depende de ellos que se recomiende una consulta médica. Además, haay a disposición de los interesados información completa sobre los signos tempranos de deterioro cognitivo, que con el tiempo, y sin tratamiento, pueden terminar en algún tipo de demencia.
El psicólogo José Novo, coordinador de la campaña, explicó a El Ciudadano que las pruebas insumen sólo entre 5 y 10 minutos. Su resultado no es un diagnóstico, sino un indicador sobre la necesidad o no de consultar a un profesional.
“En los tests se ponen a prueba las funciones cognitivas de las personas y el resultado es muy general. La idea es una detección temprana. Es el primer paso, si vemos que los resultados no son positivos, recomendamos a la persona que consulte con un especialista”, explicó el psicólogo.
El Laboratorio de Cognición y Emoción por Consejo Directivo de la Facultad de Psicología se inauguró en 2016. Un año después, se realizó la primera campaña. Unos 600 rosarinos se acercaron para hacerse el test MiniMental, el único que se ofreció en esa iniciativa inaugural. Las jornadas de 2018 sumaron interesados: alrededor de 700. Los organizadores confían en que, ahora, la tendencia de mayores convocatorias se sostenga.
Estudiantes de psicología son los encargados de realizar las pruebas. La campaña está dirigida, sobre todo, a personas mayores de 50 años. El deterioro cognitivo leve es una instancia intermedia entre un envejecimiento normal que, recalca Novo, no debe asociarse a ninguna alteración mental, y uno patológico.
“La mayoría de las personas se acercan a la carpa porque tienen olvidos. Muchas personas se ponen a llorar, porque es muy frustrante encontrarse con que no podés recordar cosas, por eso nosotros también hacemos tareas de acompañamiento”, aclaró.
No es propio de la edad
“El deterioro cognitivo no es normal, no es algo propio de la edad” avanzada, recalcó Novo. El envejecimiento, sí, va acompañado de olvidos “benignos”. Puso un ejemplo: es normal olvidarse el nombre de una película, pero el olvido de cómo atarse los cordones de las zapatillas, o salir del supermercado y no recordar el lugar donde uno vive son indicios de alerta. Los familiares o convivientes, en particular, son los que tienen que tenerlos en cuenta para sugerir la visita a un especialista.
Existen factores de riesgo que aumentan las posibilidades de padecer deterioro cognitivo: el sedentarismo, los malos hábitos de consumo, el tabaquismo, el exceso de alcohol así como la diabetes o enfermedades cardiovasculares son todos factores que predisponen a generar el cuadro clínico que, en la mayoría de las ocasiones deriva en demencia.
El deterioro cognitivo es la desorganización y pérdida de procesos psicológicos previamente adquiridos como la memoria, el lenguaje, la atención y el pensamiento abstracto.
Las lagunas alarmantes son las que influyen en la vida diaria: el olvidarse una hornalla prendida de la cocina y poner en riesgo la vida u olvidar el patrón del celular que es una acción repetitiva diaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la demencia es el cuadro más pronunciado del deterioro cognitivo y se calcula que lo padecen 50 millones de personas en el mundo. Un 70% pacientes con demencia son enfermos de Alzheimer.
“La demencia no es una enfermedad, es un cuadro clínico. Desorganiza las funciones cognitivas, cuando la persona pierde la autonomía e influye en la vida cotidiana ya es grave”, indicó el coordinador de la campaña.
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