Los haitianos, muchos vestidos de blanco como señal de luto, honraron a las víctimas del devastador terremoto del 2010 en un aniversario ensombrecido por el pesimismo por la lenta reconstrucción y la incertidumbre política.
Miles participaron en misas conmemorativas, incluyendo una en las ruinas de la catedral nacional en la devastada capital Puerto Príncipe, a la que asistieron el enviado papal a Haití, otros líderes religiosos, funcionarios gubernamentales y dignatarios extranjeros.
Muchos dolientes extendían sus brazos, gritando los nombres de los seres queridos que perdieron e implorando la ayuda de Dios.
Otras misas se ofrecieron en la derrumbada ciudad costera, que sigue repleta de ruinas y escombros tras el gran terremoto que azotó a la empobrecida nación caribeña a las 16.53 horas un año atrás, dejando cerca de 250.000 muertos.
Pese a una abundante solidaridad para Haití desde todo el mundo, miles de millones de dólares en promesas de ayuda y una operación humanitaria en curso, los locales dicen que siguen esperando ver un impacto positivo en el Estado más pobre del hemisferio occidental.
«Si la reconstrucción fuera seria, la misa habría sido dentro de la iglesia reconstruida», dijo Carla Fleuriven, que a sus 19 años tiene tres hijos e iba vestida con una falda y blusa blancas.
El 12 de enero del año pasado, la joven vio cómo colapsaba la catedral, junto a su casa, y ahora vive en un albergue improvisado. Ella es una de los más de 800.000 sobrevivientes del terremoto que no tienen hogar y siguen acampando en tiendas 12 meses después del desastre.
«Rezo porque Dios nos de comida y abrigo (…) espero que nuestra pesadilla se acabe para siempre», dijo otra mujer de 40 años, Maryse Edme, también vestida de blanco.
«Despertamos todas las mañanas en el polvo (…) Necesitamos personas que puedan entender el país, que puedan cambiar el país», dijo Fleuriven.
Las normalmente locuaces estaciones radiales del país transmitieron música solemne y las tiendas, comercios, bancos, escuelas y oficinas gubernamentales estuvieron cerradas durante el día de conmemoración nacional declarado por el Gobierno del presidente René Preval.
El ex presidente estadounidense Bill Clinton, el enviado especial de la ONU que dirige su principal agencia de gestión de desastres, asistía a las misas junto a otros dignatarios y celebridades, contando al cantante haitiano-estadounidense de hip-hop Wyclef Jean.