Los restos de una especie de dinosaurio herbívoro de cuatro patas con una antigüedad de 110 millones de años fueron hallados por paleontólogos argentinos y españoles en la provincia del Neuquén, se informó este viernes.
El dinosaurio, un herbívoro del grupo de los saurópodos y llamado llamado Lavocatisaurus agrioensis transcurrió su vida en una zona de la Argentina que por entonces era desértica, explicaron los expertos.
El descubrimiento fue confirmado dos semanas después de que se anunciara un gran hallazgo de huevos de dinosaurios con embriones en su interior en la zona de Auca Mahuevo, también en la provincia del Neuquén.
El hallazgo de la nueva especie fue publicado por la revista especializada Acta Palaeontologica Polonica y dado a conocer en Argentina este viernes por la Agencia de Divulgación Científica (CTyS), de la Universidad Nacional de La Matanza.
«Encontramos la mayor parte de los huesos del cráneo: el hocico, las mandíbulas, gran cantidad de dientes, también los huesos que definen la órbita de los ojos por ejemplo y, de esa manera, pudimos hacer una reconstrucción muy completa», se felicitó José Luis Carballido, investigador del Museo Egidio Feruglio y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas de Argentina.
También se encontraron en el lugar partes del cuello, la cola y el dorso.
«No solo se trata del hallazgo de una especie nueva en un sitio donde no se esperaba encontrar fósiles, sino que además el cráneo está prácticamente completo», añadió Carballido.
Los restos corresponden a un ejemplar adulto, de unos doce metros, y dos juveniles, de entre seis y siete metros.
Los paleontólogos presumen que se desplazaban en grupo y murieron juntos.
«Este descubrimiento de un adulto y dos juveniles también significó el primer registro de un desplazamiento en grupo dentro de los dinosaurios rebaquisáuridos», destacó José Ignacio Canudo, de la Universidad de Zaragoza y autor principal del estudio.
El lugar del hallazgo resulta inusual pues en esa época era una zona desértica, con lagunas esporádicas.
«Si bien se estima que este grupo de saurópodos podría haber estado adaptado para moverse en ambientes más bien áridos, de vegetación baja, con poca humedad y poca agua, es un ambiente en el que uno no estaría buscando fósiles», comentó Carballido.