El explorador irlandés Ernest Henry Shackleton había partido con el buque Endurance del río Támesis el 1 de agosto de 1914, ya con la Primera Guerra Mundial en ciernes, para atravesar la Antártida a pie por primera vez y así emular desde el imperio británico la epopeya del noruego Roald Amundsen en 1911. Pero en 1915, el hielo del mar de Weddell dejó atrapado al bergantín de tres palos de Shackleton, que fue abandonado por la tripulación antes de que se hundiera. Desde entonces, fue buscado intensamente. Hasta que, este fin de semana, lo encontraron a más de 3 mil metros de profundidad, y casi intacto.
El 18 de enero de 1915, el Endurance quedó bloqueado. Resistió las inclemencias del invierno austral y, finalmente, se hundió el 21 de noviembre de 1915. «Está aplastado más allá de toda esperanza de ser enderezado», había anotado Schackleton al abandonar junto a su tripulación el buque el 27 de octubre, cuando constató que comenzaba a ingresar el agua. Los exploradores acamparon primero en masas de hielo flotante, y luego, perdidas las esperanzas de que el buque zafara de su aprisionamiento, iniciaron un derrotero en geografía hostil y desconocida, a temperaturas de -30º.
La incursión, que llevaba el pomposo nombre de Expedición Imperial Transatlántica, fue posible por la venia del entonces primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill. Shackleton se incorporó al equipo el 27 de septiembre de 1914: embarcó en Buenos Aires, desde donde el Endurance puso proa a las Georgias del Sur en su derrotero al Polo Sur.
Ya con el Endurance atrapado por los hielos flotantes y sin esperanzas de que pueda volver a navegar, Shackleton y cinco de sus hombres se embarcaron el 24 de abril de 1916 en el pequeño bote salvavidas James Caird para cruzar de la inhóspita isla Elefante, hasta donde habían podido llegar, a la San Pedro en las Georgias del Sur. Allí, sabían, había una estación pesquera. Fueron unos 1.400 kilómetros por aguas heladas. Una vez en tierra, continuaron a pie otros 35 kilómetros en línea recta, entre grietas y elevaciones rocosas, hasta la estación ballenera de Grytviken. Y, tras recibir ayuda, pudieron volver por sus compañeros. Todos los miembros del grupo se salvaron.
El naufragio del Endurance fue histórico, y su búsqueda una tentación de muchos. Lo encontraron a 3.008 metros de profundidad, cuatro millas al sur de la posición registrada originalmente por el capitán Worsley, y en un excelente estado de conservación. Tiene aún sus maderas unidas y se puede ver el nombre en la popa, según las imágenes que grabó la expedición impulsada por el Fideicomiso del Patrimonio Marítimo de las Malvinas.
«Sin exagerar, este es el mejor naufragio de madera que he visto en mi vida, por mucho. Está erguido, orgulloso, en el fondo marino, intacto y en un brillante estado de conservación. Es un hito en la historia polar», se emocionó Mensun Bound, director de la expedición de rescate.
La expedición científica, bautizada Endurance22, partió con el buque SA Agulhas II el 5 de febrero último de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. La búsqueda del Endurance con un minisubmarino empezó el 17, ya en el Mar de Weddell. En el tramo final de la expedición (el viernes anunciaron que no podían permanecer más de seis días en la zona), lo encontraron.
Para el geógrafo polar John Shears, uno de los responsables de la expedición, «el descubrimiento de los restos del naufragio es un logro increíble». Calificó el hito como «la búsqueda del naufragio más difícil del mundo, luchando contra el hielo marino en constante cambio, ventiscas y temperaturas de -18ºC». Y se ufanó: «Hemos logrado lo que mucha gente dijo que era imposible».
Ya en 2019 hubo una expedición de búsqueda del Endurance. Y el lugar del naufragio fue declarado Sitio y Monumento Histórico bajo el Sistema del Tratado Antártico, para preservarlo de vandalismos. Solo puede fotografiarse y estudiarse.
La búsqueda ahora exitosa contó con la colaboración de una amplia conjunción de científicos de instituciones educativas y de investigación, que analizaron incluso datos relacionados con el cambio climático. Representantes del Servicio Meteorológico de Sudáfrica, la firma alemana Drift & Noise, el Instituto Alfred-Wegener de Alemania, la Agencia Espacial Alemana, la Universidad Aalto en Finlandia y la Universidad Stellenbosch de Sudáfrica investigaron las derivas de hielo, las condiciones climáticas del Mar de Weddell y el espesor del hielo marino, que cartografiaron desde el espacio.
Muerte en las Georgias
Shackleton murió en medio de otra expedición, que con marchas y contramarchas, además de fines difusos, emprendió tras un período de dictado de conferencias en todo el mundo. Partió de Inglaterra el 24 de septiembre de 1921, pero cuando su barco –el Quest– recaló en Río de Janeiro, sufrió una descompensación cardíaca. Sin embargo, continuó el periplo hsata las Georgias del Sur, donde arribó el 4 de enero de 1922. En la mañana del día siguiente, volvió a sentirse mal y pidió al médico que fuera hasta su camarote. Alexander Macklin relató despues que le recomendó a Shackleton «llevar una vida más tranquila» y abandonar ciertos hábitos, «principalmente al alcohol, jefe». En la madrugada del 5 de enero, el irlandés sufrió otro ataque al corazón y murió.