Los restos fósiles de gliptodonte encontrados recientemente en Santiago del Estero pertenecerían a un ejemplar de Panochtus que “solo se conocía para Buenos Aires” y que sería “el segundo registro en Argentina” de una especie con escasísimos restos hallados, según coincidieron varios especialistas consultados.
Las placas óseas que conforman la coraza de ese animal se hallaron en la cuenca del río Dulce, a la altura de Los Miranda, en el departamento Río Hondo.
“Uno diría «otro gliptodonte más», pero resulta que los restos fósiles hallados en Santiago del Estero corresponden a un género que conforman los gliptodontes más grandes registrados en Argentina y América del Sur”, explicó el paleontólogo e investigador de Conicet, Raúl Vezzosi.
El experto, que forma parte de un equipo conformado por investigadores del Conicet de Santiago del Estero, Santa Fe y Entre Ríos que estudian este hallazgo, calificó el descubrimiento de los restos como “interesante” y “novedoso”, ya que “se trata de un gliptodonte denominado Panochthus”, un género poco común del que pocas veces se han encontrado restos, por lo que esto significa un gran avance para conocer algo más de esa especie.
Una especie no registrada en Argentina
Al brindar detalles de este animal, Vezzosi detalló que se trata “de un mamífero relacionado con las mulitas y al Tatú Carreta que existen hoy en día en el monte santiagueño, es decir una antepasado del que provienen esos animales”.
“Este ejemplar de gliptodonte contaría con una masa corporal que supera la tonelada de peso y puede alcanzar los 2,5 a 3 metros de longitud”, detalló el especialista, quien además aclaró que este mamífero era un herbívoro especializado que sostenía una dieta específica de ciertos alimentos vegetales.
Sobre la antigüedad de los restos encontrados, manifestó que “las características que se evidencian de este registro, dada la información geológica preliminar y la antigüedad de los sedimentos que lo contenían, podrían ubicarlo temporalmente entre el Pleistoceno final y comienzos del Holoceno (130 mil a 11 mil años antes del presente)”, aunque aclaró que “aún se necesitan más estudios para precisar estas hipótesis preliminares”.
Vezzosi precisó que “lo que ha sido recuperado es un gran fragmento de la coraza de este gliptodonte Panochthus”, y agregó que “por la forma de sus placas óseas, que se llaman osteodermos, estamos empezando a ver que no se trataría de una especie comúnmente registrada en Argentina”.
Sobre ese aspecto, añadió que “dadas nuestras investigaciones preliminares, en los osteodermos podemos ver que tienen una figura central circular que está rodeada por otro número de figuritas más pequeñas”.
El especialista explicó que “estas características anatómicas en la forma de las plaquitas, como se conocen convencionalmente, solo han sido halladas –al momento– en pocos ejemplares de Panochthus en América del Sur”; y puntualizó que uno de ellos fue encontrado “en Buenos Aires y otro en Bolivia”.
Un pariente antiguo de la mulita
De todos modos, deben continuar los estudios para confirmar estas primeras hipótesis, ya que “hay restos de placas aisladas que han sido publicadas en Uruguay y otras más viejas en 1965”.
“De confirmarse, estaríamos en presencia de un ejemplar de Panochthus que solo se conocía para Buenos Aires y no hay más evidencia”, destacó entusiasta.
Según el investigador, el gliptodonte encontrado en Santiago del Estero presenta un caparazón o coraza de grandes dimensiones, y junto al Doedicurus “representan las «mulitas» más grandes del Cuaternario”.
El Doedicurus, también perteneciente al periodo Pleistoceno hasta bien entrado el Holoceno, es de la familia Glyptodontidae y en 1998 fueron encontrados restos fósiles de dos ejemplares en Arroyo Seco, la vecina localidad de Rosrio, y se cree que la zona en que se movían abarca Argentina, Uruguay y sur de Brasil.
Los paleontólogos del Conicet que registraron los restos del ejemplar esperan recabar más información a través de los geólogos del equipo, que estudiarán el sitio de recolección.
En una primera interpretación, “resultaría ser un registro mucho más joven en antigüedad, en términos geológicos, que aquellos restos recuperados en Buenos Aires y Bolivia”, señaló el científico.
El descenso de la cuenca del río trae sorpresas
Vezzosi expresó que estos hallazgos pueden recuperarse porque la cuenca del río Dulce ha descendido considerablemente en su caudal por las grandes sequías, lo que permite apreciar niveles geológicos y afloramientos que en épocas de crecidas no se encuentran a la vista.
“Para la región chaqueña resulta ser un gran hallazgo porque el registro previo de esta región está mencionado en afloramientos de Bolivia y no había hallazgos previos en Argentina”, remarcó el investigador.
“Hay estudios y hallazgos de otras especies de Panochthus para Santiago del Estero, pero esta presumible especie distinta, dada la forma de las placas, no estaba registrada aún”, manifestó.