Hace exactamente un año, el 26 de diciembre de 2022, la vida del autor de Intimidad y El Buda de los suburbios dio un vuelco que en nada se parece al giro dramático de sus ficciones, cuando durante una estadía en Italia, de donde es oriunda su esposa Isabella D’Amico, sufrió un desvanecimiento que le provocó daños irreparables.
Ese día, el narrador de origen paquistaní había estado caminando por sitios míticos de la capital italiana como la Piazza del Popolo y los jardines de Villa Borghese y luego regresó a su departamento, donde se puso a ver un partido de fútbol del Aston Villa. Mientras tomaba una cerveza, se sintió mareado y perdió la conciencia. Lo siguiente que recuerda de ese día es que se despertó en un charco de sangre, con su cuello torcido, y su esposa arrodillada a su lado.
«Pensé: «Tengo que respirar unas cuantas veces más y luego voy a morir». Y luego pensé, como supongo que hace mucha gente cuando muere, que es ridículo morir de una manera tan estúpida. Seguramente podría hacer algo un poco más dramático, un poco más interesante para contarle a la gente», evocó el autor durante una entrevista que concedió al programa Today de BBC Radio 4.
«También tuve la sensación de pensar: «Hay muchas cosas que realmente quiero hacer, pero todavía no estoy listo para morir»», recordó Kureishi, de 69 años, durante su participación en el ciclo televisivo. Y luego acotó: «Pensé que podría hablar por FaceTime con algunos amigos mientras estaba allí esperando la ambulancia y decirles adiós. Pero Isabella dijo que no era una gran idea, que la gente se sorprendería bastante al ver aparecer a un hombre moribundo en su iPhone».
Los 365 días posteriores al accidente, el escritor los atravesó en cinco hospitales diferentes en Italia antes de regresar a su casa en el Reino Unido, donde debe lidiar cotidianamente con las consecuencias de la caída, particularmente la inercia de sus brazos y piernas: lo han operado la columna vertebral y comenzó con ejercicios de rehabilitación, pero de momento no puede mover ninguna extremidad. «Es muy común, en este tipo de circunstancias, sentir que te han sacado del mundo al azar y castigado de alguna manera kafkiana», se sinceró el narrador, autor de guiones de film como Ropa limpia, negocios sucios o Sammy y Rosie van a la cama.
«Pero luego tienes una sensación mucho más amplia de que esto le sucede todo el tiempo a la gente», añadió el autor, quien ante la pregunta acerca de cómo lo había cambiado la traumática experiencia, respondió que lo había despojado de su sentido del humor y teñido de cinismo su perspectiva de la vida.
«El mundo parece mucho más oscuro -admitió-. Y miras a toda esa gente inocente paseando por el mundo luciendo tan saludable, en forma y feliz, y piensas: «No sabes, jefe, lo que te espera en el futuro»».
El accidente del año pasado cambió muchas cosas en la vida de Kureishi, incluida la transformación de sus relaciones interpersonales: el escritor nacido en Bromley se describe ahora como un «dictador reacio» después de la caída. «Ni siquiera puedo preparar una taza de té. No puedo rascarme la nariz. Así que tuve que aprender a hacer exigencias. Soy un dictador reacio», confesó.
Una semana después del accidente, el autor de Algo que contarte comenzó a documentar su proceso de recuperación a través de posteos dictados a su hijo Carlo desde su cama de hospital en Italia. Desde entonces, casi 18 mil lectores se han suscrito al canal Substack de Kureishi por sus escritos sobre su nueva situación física. Parte de esa material más entradas inéditas serán reunidas en 2024 en un libro que será publicado por Hamish Hamilton, un sello de Penguin Random House.
Estas publicaciones semanales, que abordan todo, desde su uso de drogas recreativas y su escritura creativa hasta actualizaciones del hospital, lo ayudaron a revitalizar la relación de con sus lectores, quienes le dan la fuerza para continuar. «Me comunico con otras personas y trato de recordar que lo que me pasó no es tan infrecuente. Te das cuenta de que todas las familias del mundo han experimentado la muerte, la enfermedad o la discapacidad de una forma u otra, y que así será», aseguró Kureishi en la misma entrevista con la BBC.
«Hay otras personas, en realidad, más hombres, diría yo, que mujeres, que simplemente no pueden soportar estar en un hospital. Y puedes verlos mirando sus relojes y pensando: «¿Cómo diablos saldré de este hospital?» y ¿qué tan pronto puedo irme? porque es tan horrible ver a todas estas personas en sillas de ruedas y lisiados tambaleándose por los pasillos, y todos piensan: «Dios, el próximo seré yo»».
«Yo era así antes, porque pasé gran parte de mi adolescencia en el hospital con mi padre, que estuvo muy enfermo durante mucho tiempo. Por eso tengo horror, fobia a los hospitales, con razón, y ahora vivo en el hospital. Eso es una ironía ¿no?», sostuvo.
Kureishi indicó también que quedar discapacitado le otorgó un poder extraño. «La gente se siente realmente atraída hacia ti por tu enfermedad, les fascina y se preguntan cuándo les va a pasar. Es muy conmovedor, muy perturbador y cambia la vida de otras personas a tu alrededor», concluyó.