El fútbol femenino argentino atraviesa momentos complicados: jugadoras que denuncian a clubes por falta de inversión, compromiso y solidaridad con quienes transpiran la camiseta y los representan en diferentes competencias.
Este viernes, se conoció mediante un comunicado, la realidad que atraviesan las futbolistas de El Porvenir, club que milita en la máxima categoría del fútbol femenino. Para contextualizar, el combinado de Gerli está luchando por mantener la categoría.
El escrito, que fue compartido por las futbolistas en las redes sociales, habla del destrato del club y la violencia que ejercen para con sus jugadoras: desde no ceder la cancha, cambiarles los horarios de entrenamiento, no brindarles indumentaria y atrasarse en los pagos correspondientes a los sueldos y viáticos – para aquellas que no tienen contratos-. Sobre esto último, destacaron que los pagos fueron manipulados según los resultados de los partidos “pagando menos de lo correspondido y al hacerlo, pretender que nos hacen un favor”.
“A tres fechas de finalizar el torneo, nos vemos en la obligación de comunicar la situación lamentable y dolorosa a la que estamos expuestas tanto en el plano profesional como el humano desde principios de este año”, afirmaron.
“Las máximas autoridades del club nos pusieron condiciones tales como: no permitirnos usar, ni brindarnos una cancha de futbol 11 para entrenar, quitándonos progresivamente los días de uso (de tres a no poder ni pisarla) y debiendo entrenar en cancha de dimensiones totalmente distintas; la falta de acceso a un vestuario; el desligamiento de necesidades básicas en deporte de alto rendimiento, como tratamiento traumatológico, estudios de RM (resonancia magnética), placas, etc”, continuaron.
Además, contaron que pidieron un psicólogo deportivo para cuidar la salud mental, pero hicieron “caso omiso” y contrataron “algunas breves sesiones con un coach ontológico”.
El duro comunicado, que cuenta la realidad de las futbolistas de El Porvenir, pero no puede pensarse en una realidad más amplia, en la que los clubes destratan a sus representantes. En ese sentido, aseguraron: “No es menor remarcar la ausencia de nuestro delegado, al cual no conocemos aún”.
Y continuaron: “Siguiendo también con una realidad en la que se nos prohibió de palabra, incluso, el sonreír. Sumado, como si fuera poco, a caprichos de modificar nuestros horarios para no cruzarnos con el plantel masculino”.
“Estos hechos son una forma “indirecta” de desgastarnos para que dejemos de venir y así librarse de pagar los últimos meses (no respetando el contrato firmado por nosotras)”, aseguraron las futbolistas de El Porvenir.
En ese sentido, las futbolistas explicaron que “tras reiteradas amenazas”, se les informó el cambio de turno del entrenamiento. “Esto es inviable, ya que ninguna jugadora puede subsistir únicamente con este trabajo”.
“Esta y muchas otras desprolijidades son las que hoy provocaron la renuncia de nuestro cuerpo técnico, y nos obligan a alzar la voz como profesionales comprometidas con nuestro trabajo, nuestra carrera y nuestro fútbol femenino que continúa contaminado por este tipo de injusticias”, escribieron para finalizar.
El Porvenir hoy se ubica en zona de descensos, siete unidades por debajo de SAT y con 9 puntos en disputa.