Claudio Halcovich, del grupo Sin Barreras y discapacitado motriz, vivió un mal momento el lunes cuando fue a tomar la línea 141 del transporte urbano. El chofer, según denunció no sólo no acercó lo suficiente el coche al cordón, sino que tampoco lo ayudó a subir junto a su silla de ruedas, lo obligó a pagar el boleto porque el joven se había olvidado su pase y lo increpó verbalmente. “Me dijo que no se fijaba en mi condición, eso era claramente que estaba a punto de darme una piña, o en ese momento o en el próximo viaje”, relató. El hecho ocurrió el lunes a las 18.25 y hasta el cierre de esta edición Halcovich no recibió ningún tipo de explicación o pedido de disculpas por el incidente, lo que agrava su bronca acumulada. En tiempos en que hay un intento desde distintos sectores sociales y del Estado para reemplazar el concepto de discapacidad por el más apropiado de capacidades diferentes, la actitud del chofer denunciada por el integrante de la ONG Sin Barreras no deja de sorprender y merece que los responsables del servicio se ocupen de corregirla y evitarlas.
“Siendo las 18.25 me dispongo a subir a una unidad de la línea 141 (que no es adaptada para personas con movilidad reducida) en la esquina de Paraná y Santa Fe junto a mi hermana. El señor chofer al ver todo el proceso que tenemos que hacer para subir, no arrima el colectivo al cordón y luego, una vez arriba, me pide el pase. Le comento que lo olvidé por salir de apuro, a lo que este señor me obliga a pagar el boleto o de lo contrario me tenía que bajar”, comenzó el relato Halcovich, a quien, a simple vista (o como él suele decir “a 15 kilómetros”) se le puede observar su discapacidad, ya que sus miembros están atrofiados y no puede moverse fuera de su silla.
Ante el pedido de pagar el boleto, Halcovich le informa que hay una ley que exime de pagarlo a las personas en esta condición, “pero el muy malhumorado chofer insistió (…) hasta que un pasajero se levantó de su asiento y me pagó el boleto”.
Sentimientos encontrados
“La línea 141 es la línea de toda mi vida. En especial cuando antes era la 225. Gracias a sus choferes yo salí de la depresión tremenda en la que me había sumergido por mi meningitis”, confió.
“Estoy así como consecuencia de una meningitis terrible. Cuando llegué a mi casa (después de estar internado por la enfermedad) caí en un pozo depresivo importante y un grupo de choferes de la 141 que sabía de mi situación porque me veía a diario en los viajes, una vez vinieron a mi casa y me consiguieron una silla de ruedas. Tremendo acto de amor derriba toda depresión. Inclusive algunos me tocaban a bocina cuando pasaban por la puerta de casa avisando que llegaban, así yo no tenía frío esperándolos en la calle. Pero bueno –dijo con tono de resignación– eran otros años y la gente aún tenía valores”.
Una empresa no inclusiva
Más allá de los malos momentos que cada tanto repiten entre personas con algún tipo de discapacidad en de los casi 700 colectivos del transporte urbano de pasajeros, Halcovich remarcó que la empresa Rosario Bus “no cuenta con coches adaptados” a sillas de ruedas, a diferencia de las unidades de La Mixta y Semtur, ambas de capital estatal. “Es más, sé de muy buena fuente que casi a diario llegan colectivos cero kilómetro a la empresa, con aire acondicionado y calefacción y los derivan para sus recorridos interurbanos. Sin embargo, ninguno de ellos posee rampas para subir con la silla y muchos coches tienen dos filas de asientos, lo cual dificulta viajar parados, incluso a los que pueden caminar”, advirtió.
Una vez superado el suceso, Halcovich se comunicó con la concesionaria Rosario Bus donde le informaron que la única vía de recepción de una denuncia de esta índole es a través del sitio web de la empresa (www.rosariobus.com.ar). Así que más allá de su enojo, realizó la denuncia escrita a través del medio digital “sabiendo perfectamente que nadie lee eso, yo no me voy a quedar tranquilo habiendo denunciado en su sitio web. Esto va a caer en un saco roto”, lamentó.
Asimismo, en el Facebook de Sin Barreras, se acumulan denuncias de personas con discapacidades motrices que no pueden viajar en colectivo o en taxi por falta de predisposición del chofer.
Taxis, otro obstáculo
Algunos taxis son también un obstáculo para los discapacitados motrices a la hora de trasladarse. El año pasado el grupo Sin Barreras realizó una campaña en el Día del aAigo repartiendo mates y bolsitas con perfume para el auto a los “tacheros” que paraban sobre el ingreso a la Terminal de Ómnibus “Mariano Moreno. Bajo el lema “Sé mi amigo sin barreras”, la actividad tuvo como objetivo “crear conciencia sobre la dificultad que tenemos las personas con discapacidad (en especial los que se trasladan en sillas de ruedas) y demás usuarios, a la hora de tomar un taxi”.
Por otra parte, el grupo ha participado de algunas clases de capacitación que se ofrecen a taxistas, explicando las necesidades que se tienen en cuanto a la ayuda de llevarlos con sus sillas, o bien la capacidad que cada auto debe tener para poder alojar una silla plegada en el baúl.