Las demandas, el ritmo acelerado y las obligaciones traen consigo un nivel de exigencia que da lugar al estrés contemporáneo, un estado que se caracteriza por ser permanente e impactar negativamente en el metabolismo por la secreción constante de cortisol y adrenalina. La médica Laura Maffei, directora de Maffei Centro Médico, explicó que se puede neutralizar “buscando situaciones de placer, por mínimas que sean, que generen oxitocina como antídoto contra el cortisol”.
Maffei destacó que “las múltiples obligaciones, la rutina, la llegada de las nuevas tecnologías, la conexión permanente y todo lo que esto implica, influye en el estilo de vida y estado de salud del ser humano ya que se ve obligado a desarrollar un proceso de adaptación interno para dar respuesta a este entorno demandante”.
“Pese a que se lo considere algo negativo o perjudicial, un primer concepto importante es que el estrés es una reacción normal del organismo ante una situación de alerta y por ello es indispensable para la supervivencia”, detalló la experta.
Ponerse en pausa
En ese sentido, la especialista dijo que “a nivel físico, las glándulas suprarrenales descargan una dosis de hormonas denominadas cortisol y adrenalina las cuales ejercen influencia en diferentes órganos”. Esto repercute en el cuerpo a través del aumento de azúcar (lo cual ayuda a disponer de energía de manera más inmediata), aceleración del corazón, aumento de la presión, irrigación de oxigeno a los músculos, entre otros. El estado de alerta prepara así al organismo para enfrentar una circunstancia emocionante, de peligro o bien un hecho puntual. Esta reacción, producto de una situación conflictiva, se denomina estrés agudo y se caracteriza por tener principio y fin. Es decir, sirve al individuo para poder salir adelante y resolver el problema que está atravesando”, agregó.
No obstante, Maffei advirtió que cuando ese estado de alerta no cesa se está ante “un caso de estrés contemporáneo”, es decir que “los estímulos que generan estrés persisten y no se da tiempo al cuerpo y a la mente a ponerse en “pausa” respecto del entorno y repararse, las hormonas (cortisol y adrenalina) son secretadas de manera permanente y se genera un desbalance o desequilibrio metabólico”.
La especialista comentó que la elevación prolongada del nivel de cortisol y adrenalina “impacta en las células que median la inmunidad lo que produce una disminución, de la respuesta inmune y una mayor frecuencia de infecciones, enfermedades autoinmunes y malignidad”.
“Además, se vive con cardioestrés (taquicardia, aumento de la presión), trastornos digestivos, contracturas musculares y otros. El sueño se perturba, lo cual lleva a la pérdida del ritmo circadiano de secreción de cortisol que normalmente disminuye durante el reposo nocturno. Esta situación genera un aumento de azúcar en sangre durante la noche y la insulina predispone a la obesidad y a la diabetes”, agregó.
Cuando el cerebro induce
Maffei manifestó que en esta etapa intermedia de estrés contemporáneo, el cerebro pide calma, placer inmediato y es allí cuando hay que prevenir porque de lo contrario el cerebro induce a conductas para paliar la ansiedad como pueden ser: tomar más alcohol, comer dulces, consumir ansiolíticos, antiinflamatorios y otras drogas.
“Es este momento cuando el individuo debe buscar caminos para salir de la sensación de agobio, angustia, preocupación, desazón y ahogo que lo invaden”, aseveró.
Maffei aseguró que “el estrés contemporáneo no desaparecerá” por lo que destacó la necesidad de “aprender a gestionarlo”.
Al respecto, puntualizó que “el cortisol tiene su antídoto: la oxitocina, una hormona hipofisaria que se genera en situaciones placenteras y que provoca mayor confianza, mejora las relaciones y disminuye el estrés”.
“Entonces, combatir este tipo de estrés es, por sobre todas las cosas, un proceso de reeducación en el que es fundamental que la persona cuente con el asesoramiento y ayuda de un profesional médico para poder ser diagnosticado y tratado en consecuencia”, remarcó.
Este tipo de entrenamiento se propone ayudar al paciente a situarse en una posición de búsqueda de aquello que le da placer: un hobbie, caminar, estar al aire libre, ir al cine, leer un libro, hacer un deporte, cocinar, viajar, lo que sea para disolver los pensamientos anticipatorios y percibir la realidad de manera más relajada sin sobredimensionarla.