Sin el respaldo de Agustín Pichot en la esfera de decisiones de World Rugby, la dirigencia argentina y sudamericana tiene por delante grandes desafíos para la temporada 2021. No sólo de índole económico, sino también de poder de negociación para insertar algún equipo argentino en alguna competencia fronteras afuera. Con el actual contexto y éxodo de jugadores (ex empleados de la Unión Argentina), ahora habrá que volver a negociar con los clubes europeos por la cesión de los mismos pensando en las ventanas de julio y de noviembre, más el Rugby Championship que posiblemente tenga algunos cambios en el fixture.
Más allá de los problemas económicos que causó la pandemia, desde World Rugby podrían haber tirado un salvavidas para Jaguares y el Súper Rugby, pero en el Viejo Continente no quedaron contentos con la campaña de Pichot, y los pases de facturas se sintieron antes de lo esperado por la dirigencia argentina. Si antes, para los poderosos el rugby Sudamérica ocupaba un pequeño lugar en la agenda mundial, ahora se espera que sea mucho menor, ya que Argentina forma parte de la oposición al poder.
Sin la red de protección que ofrecía el ex capitán de Los Pumas, la dirigencia argentina deberá agudizar el ingenio para encontrar una buena competencia que –en la medida de lo posible– le permita contar con una nueva fuente de ingresos, la cual deberá administrar con mucha atención, ya que por lo bajo en los pasillos de la entidad madre del rugby argentino se sabe que los recursos económicos son escasos y por varios años no volverán a ser como en el período 2016/2020, que sobrepasaron los veinte millones de dólares gracias la participación de Jaguares en el Súper Rugby, en gran medida.
El primer dilema y donde se deberá poner atención rápidamente es saber qué franquicia será la que jugará la Súper Liga Americana. Las opciones son introducir a Jaguares XV o mantener a Ceibos con aportes de capitales privados. Esta última situación a la Unión Argentina no le convendría porque se les abriría un conflicto judicial apenas arranque la temporada en tribunales. ¿El motivo? La UAR tiene asumido un contrato por cinco años con Fernando Riccomi, empresario rosarino, y modificar algo sobre la marcha sería generar un problema de carácter mayúsculo para la Unión Argentina. Y no sería una buena decisión.
También quedará por resolver la cuestión de los contratos de los jugadores que no se fueron, como Javier Ortega Desio, Gonzalo Bertranou, Mayco Vivas, Francisco Gorrisen, Juan Cruz Mallía, Sebastián Cancelliere, entre otros. Por ahora el contrato de ellos con la UAR supera la oferta que les estaría haciendo en los próximos días desde la SLAR. Otro rumor es que la UAR no quiere tener contratos laborales con jugadores debido a que la negociación por la reducción de los salarios en 2020 provocó un desgaste puertas adentro y por el momento no quieren sumar responsabilidades, con lo cual se especula que volverían las becas.
Con la mayoría de los mejores jugadores militando en clubes de Europa habría que volver a negociar la cesión de los mismos. Aunque por reglamento estos nombres propios podrán afrontar el Rugby Championship y las ventanas de julio y noviembre. En teoría, regresaría el acuerdo de la era Phelan/Hourcade, que sólo utilizaba a los europeos en el Cuatro Naciones y en los tests de noviembre.
Hasta el momento son todas especulaciones, sobre todo porque la pandemia en 2021 es toda una incógnita. Y si bien la UAR necesita poner en cancha a Los Pumas, hoy su única fuente de ingresos, todo dependerá de la situación sanitaria en la Argentina y en el mundo. El calendario tiene programado 12 partidos para el seleccionado nacional, donde se podrá contar con los ingresos de seis test en condición de local y seis de visitante. A ciencia cierta nadie puede asegurar que esos partidos tendrán público en las gradas o si serán a puertas cerradas.
Por este motivo es importante el rol que jugará a Pichot, ya que, si bien lo hace desde la sombra, es el encargado de asesorar a la dirigencia argentina y de Sanzaar, lo que de alguna manea amortigua algunos golpes que llegan desde el Reino Unido.
El presente del rugby argentino es delicado. Ahora habrá que ver qué camino tomará la Unión Argentina, ya que se encontrará con temas de carácter económico y contractual, pero además deberá revertir la imagen con la sociedad, tras los golpes que significaron el caso Fernando Báez Sosa y el problema de xenofobia y discriminación por los famosos tuits de hace ocho años de tres jugadores de Los Pumas, entre ellos el capitán Pablo Matera.
Muchos se preguntan: después de tantos desatinos de la actual dirigencia ¿son buenos candidatos a llevar a adelante las riendas del rugby criollo o se necesita a una persona con el perfil de Agustín Pichot? ¿Podrá ser Gabriel Travaglinio quien asuma esta responsabilidad desde la presidencia de la UAR o deberá ser el propio Pichot en persona que se ponga los pantalones largos?