“Esta es la etapa más larga, por eso el mensaje es de cuidar esta democracia y no permitir que vuelva a repetirse jamás en adelante la irrupción y la interrupción de la democracia”, dijo Estela de Carlotto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo que durante su paso por Rosario celebró los 30 años de democracia, al cumplirse un nuevo aniversario de la elección presidencial en 1983 que consagró a Raúl Alfonsín.
En diálogo con El Ciudadano, analizó el fallo de la Corte Suprema en torno a la constitucionalidad de la ley de Medios y cuestionó la actitud de los legisladores del PRO de insistir por la vía judicial para frenar la ley. Además, se defendió de las acusaciones a las Abuelas por acercarse al kirchnerismo.
—¿Qué balance hace de estos 30 años de democracia?
—Es para brindar, festejar y decir gracias a la vida, que nos permite disfrutar de estos 30 años de democracia, porque es el período más largo de la historia democrática de nuestro país. Yo con los años que tengo nací con dictaduras, me crié con dictaduras, que siempre desalojaban al poder constituido legalmente para usurparlo y hacer sus propósitos que nunca fueron para el pueblo sino para intereses particulares, civiles y militares. Y esta es la etapa más larga, por eso el mensaje es de cuidar esta democracia y no permitir que vuelva a repetirse jamás en adelante la interrupción de la democracia.
El balance que hago es muy bueno, porque hemos podido recuperar la confianza, saber que no estamos solas, encontrar solidaridad pero sobre todo en los últimos 10 años, que es la década ganada, en estos dos presidentes, tanto Néstor (Kirchner) como Cristina (Fernández), podemos decir que hemos recibido toda la ayuda necesitada, toda la comprensión, y se nos hace parte de todos los actos de gobierno para brindar por los adelantos que en toda materia se van consiguiendo.
Las Abuelas hemos conseguido estos 109 nietos revirtiendo en estos años el propósito de la dictadura, que era que estos chicos jamás encontraran su familia, su identidad, su origen. Pudimos buscar la forma de que eso no se cumpliera, ellos pensaron que nos íbamos a cansar, a llorar, como mujeres nos subestimaron y sin embargo aquí estamos en esta lucha que continúa para dejar, sobre todo, el relevo, la tranquilidad de la continuidad el día que no estemos.
—Tras el fallo de constitucionalidad por parte de la Corte Suprema sobre la ley de Medios, ¿cómo se explica que haya diputados de algunos partidos políticos que quieren seguir buscando resquicios para que no se llegue a implementar?
—Son mala gente. El que hoy cuestiona la puesta en práctica de la ley de Medios, porque es constitucional, o es ignorante, y entonces hay que enseñarle y perdonarlo por su ignorancia, o es muy mala persona, porque lo único que quieren es perturbar el proceso democrático.
En algunos casos, políticos sobre todo, el único interés es desestabilizar la democracia o tomar el poder pero para cambiar todas estas cosas buenas que se pueden enunciar de estos tiempos. Es una ley que fue consensuada en todo el país, por muchos años, y con ese consenso salió en el parlamento y hay que cumplirla. Clarín la perturbó con una protesta y tardamos todos estos años en que podríamos haber hecho tantas cosas, sobre todo que se repartan los espacios de comunicación equitativamente, como marca la ley. No se va a quedar nadie sin trabajo, pero que no se concentren los medios, porque si se concentran se escucha una sola voz. Acá hay que poner radios comunitarias, radios cooperativas, en todas las provincias para que hablen de lo suyo. Como contaban el otro día, estábamos en Salta y la gente estaba escuchando que en la avenida 9 de Julio había un accidente, ¿qué le importa?
—Lo mismo acá en Santa Fe, no hay un canal de televisión que cubra toda la provincia.
—Por eso, entonces terminemos con eso, cada provincia tiene su identidad, quiere saber sus cosas, escuchar sus canciones, el tono de la voz. Cómo le pueden decir a un locutor que cambie la tonada, eso es inmoral. Todo eso es lesivo para la sociedad, es humillante, entonces la ley va a poner las cosas en orden. Y ahora hay voces que dicen que van a recurrir no sé a dónde, solamente que vayan al infierno a hablar con el diablo, porque eso no se va a cambiar;, ya está, hay que ponerlo en práctica.
—En alguna entrevista dijo que Héctor Magnetto (CEO de Clarín) es el diablo pero que no es el único, ¿quiénes son los enemigos hoy de la democracia?
—Estos que estoy nombrando, que tienen nombre y apellido, un Mariano Grondona, un Nelson Castro, una Lilita Carrió, un Jorge Lanata. Se han vendido porque antes no eran así, antes nos recibían. O mentían y siempre fueron monstruos, no sé. Pero creo que la sociedad va madurando y va sabiendo quién es quién. Y no hay que tener venganza y odio, simplemente nunca permitir que alguno de ellos tenga acceso al poder para decidir por nosotros lo que nosotros no queremos.
—Con respecto al entredicho que mantuvo con Alfredo Casero, ¿qué le responde a aquellos que dicen que este gobierno ha sembrado la división y el odio en los ciudadanos?
—Pero no, por favor, si escuchamos los discursos de Cristina o Néstor, siempre hablan de unidad: vengo a compartir un sueño. ¿A quién le hablaba? ¿A un grupo? No, le hablaba al pueblo. Cristina permanentemente dice que es la presidenta de los 40 millones. No expone una diferencia de “ustedes sí, a vos no te quiero”. No, entonces esa gente que inventa que se está generando odio cuando en realidad llevarles una netbook a los niños de todo el país es un acto de amor, darle la Asignación Universal por Hijo a las familias es un acto de amor. Recuperar Aerolíneas es un acto patriótico, YPF es un acto patriótico. ¿Qué odio? Odio lo están inventando ellos y cuanto más lo dicen, más la gente se lo cree.
—Estela, ¿cuál es la esperanza de aquí al futuro?
—Seguir. Seguir encontrando nietos, seguir produciendo hechos concretos para el bien del pueblo, seguir viviendo.
«Nos honra que nos tilden de oficialistas»
—Usted siempre se ha encargado de decir que las Abuelas de Plaza de Mayo no son partidarias pero, sin embargo, adhieren al gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner
—Apoyamos una gestión, no un partido político porque si esto lo hicieran los radicales lo apoyaríamos, si lo hiciera la izquierda también. Pero lo hace esta gente; entonces lo apoyamos plenamente porque estamos totalmente convencidas de que lo que están haciendo está muy bien y lo aplaudimos. Nos tildan de oficialistas, bueno, nos honra. Si ser oficialistas es ser argentina de bien, somos eso.
—¿Qué le responde a las personas que cuestionan el acercamiento de las Abuelas al gobierno nacional? Sobre todo de algunos sobrevivientes a la última dictadura militar como Elena Alfaro o que han tenido familiares desaparecidos como Graciela Fernández Meijide?
—A mí la señora Meijide me produce una pena enorme porque era una compañera, tiene un hijo desaparecido, ella sabe lo que es este dolor. Minimizar que no son 30 mil los desaparecidos, como lo ha hecho no sólo en el país sino afuera y el último acto que hizo esta señora me rebela, me repugna. Porque aprovechando la situación cita a dos nietas (recuperadas) para que hablen mal de un compañero como Juan Cabandié. Dos nietas que no compartimos las ideas de ellas pero las queremos muchísimo igual y las respetamos muchísimo, aún diferentes en sus criterios. Pero que las llame para hablar mal de un compañero, aprovechar la furia de estas chicas para que quede impregnada la sociedad con esos términos… Están buscando lo que no existe porque Juan Cabandié es un hombre de bien que nunca buscó venganza, es un muchacho sufrido, le quitaron todo, los padres, la niñez, hasta los 25 años prisionero, sin embargo está trabajando para el pueblo.
