Cuando Franco Bartolacci asumió como rector de la Universidad Nacional de Rosario fue claro respecto a los objetivos. “Dijimos que queríamos construir una universidad de excelencia, popular, más democrática, innovadora, transparente, moderna, comprometida con su tiempo, diversa, plural y feminista”, dijo.
Si bien ese es un horizonte y para llegar a ese objetivo falta mucho, en los primeros 100 días la gestión Bartolacci ya logró imponer una agenda de género y derechos humanos que es única en el país. Y avanzar sobre la transparencia y la participación de la universidad en la comunidad.
—Una de las primeras medidas tuvo que ver con una respuesta a la agenda de género ¿Qué balance hace sobre esa cuestión?
—La apuesta a jerarquizar el área de Género, que ninguna otra universidad ha logrado, pone en evidencia que esa va a ser una política institucional prioritaria. Y en pocos meses fue mucho lo que se construyó, como el cupo laboral trans. Y además fue muy emocionante el testimonio de las compañeras. Y cuando pasan esas cosas te preguntas cómo puede ser que el Estado no de respuesta más fácilmente a este tipo de reclamos. Presentamos la Cátedra ESi, que está trabajando mucho con las escuelas pre universitarias para hacer un protocolo específico, porque si bien está aprobado el de la universidad, las escuelas por sus propias características necesitan de un protocolo específico. La ley Micaela ya empezamos a implementarla. Lo hicimos con el equipo de gestión, pero ahora comenzaron a recorrer las distintas facultades. Ahí hay un equipo de lujo, genuinamente comprometido.
—¿Qué cuestiones priorizó en los primeros 100 días?
—Creo que cuando uno tiene convicción de lo que va a hacer tiene que tratar varias cosas a la vez. Tratar de empujar en todas las áreas. Una de las premisas es empezar a vincular a la universidad con el territorio y en eso estamos, en muy buen camino. Queremos que tenga un diálogo más frecuente y fecundo con los actores de nuestro tiempo. El encuentro con los presidentes comunales y con los intendentes del centro sur de la provincia fue fantástico, se abrió una agenda de trabajo común donde la universidad tiene mucho que aportar en el territorio. Con Pablo Javkin (intendente electo de Rosario) avanzamos en un trabajo colectivo; vamos a tener una reunión de los dos gabinetes antes de que asuma para poner una agenda de temas. También creamos el Concejo Asesor en materia de Derechos Humanos. La universidad tiene una instancia para planificar políticas institucionales con los organismos de la ciudad. Para construir con ellos la agenda de derechos humanos de la ciudad. Paula Contino está haciendo un gran trabajo. Queremos hacer una gestión muy proactiva, muy presente. De acompañar a la comunidad en las cosas que son necesarias. Rediseñar el organigrama fue central, porque fue poner en evidencia la universidad que queríamos construir, pero generar un organigrama que fuera funcional a lo que queríamos armar. Es poner en evidencia la agenda central; sacar la universidad hacia afuera, ser una herramienta de la sociedad y muy proactivos, muy presentes. Yo tengo la sensación que es una oportunidad extraordinaria; somos un equipo que venimos militando en la universidad pública y es la oportunidad de hacerlo.
—¿Cómo es gestionar una universidad en este contexto de crisis?
—Argentina atraviesa tiempos difíciles. Por eso sacarla afuera es importante. Hay que estar presentes a las necesidades de la comunidad, por eso las becas. Pero a su vez creo en la necesidad de estar presentes en el territorio. Yo creo que si hay una disputa necesaria es recuperar esta idea de la centralidad de la cuestión educativa en general, que la ciencia y la tecnología tienen para brindar a los problemas que Argentina tiene. Todo lo demás deriva de esa primera decisión. Nosotros entendemos que la universidad, la ciencia y la tecnología son prioritarias. Si vos lo entendés y hacés de eso una política prioritaria, seguramente la discusión presupuestaria va a estar más allanada. Creo que lo peor de estos últimos años fue la pérdida de centralidad y la expectativa es recuperarla. Eso habilita no sólo la discusión presupuestaria sino que es un actor clave para el diagnóstico y el análisis de las políticas públicas, que sea el interlocutor para crear la ciudad que se necesita, el modelo de desarrollo. Eso está a tono con un país que tiene problemas estructurales fundamentales, para que pibas y pibes vuelvan a ver en la universidad una opción, un horizonte posible.
—¿De qué forma se construye hoy una agenda participativa?
—Aprobamos en el Concejo Superior el Presupuesto Participativo de la Universidad, lanzamos el proceso de Agenda 2030. Es la primera vez que la universidad está planificando a largo plazo y de una manera horizontal, escuchando a todos los actores de la comunidad. Y nos va a permitir presentar los 20 puntos y decir que todos los universitarios de Rosario queremos ir hacia un solo lugar. La elección del rector en el Politécnico, que es inédita, es la consagración de la ciudadanía universitaria, donde los alumnos tienen potestad para elegir. Son cosas en las que los concejos consultivos se inscriben en esa línea que estén en sintonía para ver cómo nos ve la comunidad y qué necesita. También aprobamos en el Concejo Superior el programa de Universidad Abierta para avanzar con la idea de gobierno abierto, transparente, con acceso a la comunicación pública. Todo en tres meses.
—¿Cómo se trabaja para revertir la imagen de una educación que fue desprestigiada?
—La discusión de fondo es de un modelo de país. No son elementos disociados, no podemos tener un modelo de universidad con un país que vaya en otra dirección. La pregunta es sí es priorizamos la educación pública. Nos ha llevado a discusiones intencionales que desprestigian la educación para desfinanciarla. Las universidades y el sistema científico tecnológico deberían tener centralidad. El recorte que sufrieron los científicos fue muy grande en la ciudad. Nosotros hicimos un aporte de 9 millones de pesos a los institutos de doble pertenencia para garantizar que hagan las actividades que estaban previstas hasta fin de año. Creo que la creación del área de Ciencia y Tecnología es muy importante. Además empezamos a reconstruir los vínculos del Conicet. Y tenemos que discutir algo más que el financiamiento para hacer de la ciencia y tecnología una cuestión central. Vamos a jerarquizar la carrera del Investigador Científico (CIUNR). Y ya en el presupuesto del año que viene además de financiar el área de investigación que hacen nuestros equipos, vamos a definir áreas estrategia. Creemos que en determinados temas la universidad tiene que invertir recursos para generar conocimiento y que esa ciencia tenga impacto en el territorio. Y los vamos a discutir con los actores.