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“Hay que ser cuidadoso cuando se utiliza la palabra fraude”

Para Julia Pomares, del Observatorio Electoral, es “poco realista” pensar en modificar sistema de votación antes de octubre. “Tenemos más de 500 partidos registrados”, se quejó la especialista.

Tras las irregularidades de la elección del domingo 23 de agosto en Tucumán, dirigentes de la oposición nacionalizaron los efectos de esos desaguisados y ampliaron las sospechas de cara a la elección del próximo 25 de octubre. Incluso se unieron para pedir cambio del sistema electoral.

El Ciudadano consultó a Julia Pomares, directora del programa de instituciones políticas del Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), una organización que cobró importancia en los últimos años por su participación en los procesos electorales de todo el país.

Si bien propone “tomar medidas para fortalecer los controles”, la integrante del Observatorio Electoral Argentino pidió “ser cuidadosos cuando se utiliza la palabra fraude” y dijo que es “poco realista” pensar en modificaciones al sistema electoral antes de las elecciones generales de octubre.

—Después de las elecciones de Tucumán, la oposición no sólo habla de cambio de sistema sino de la posibilidad de fraude en las próximas elecciones generales de octubre. ¿Esto es posible?

—Me parece que hay que ser cuidadoso cuando se utiliza la palabra fraude, porque una cosa es decir que hay cuestiones que deben mejorarse del sistema para que no se cometan delitos electorales, algo que efectivamente sucedió en Tucumán, y otra es hablar de que una elección es fraudulenta, lo que implica una acción sistemática por manipular un resultado. Es cierto, también que hay que tomar medidas para fortalecer los controles de acá a la elección de octubre, y luego sí poner en marcha un trabajo en el Congreso para poder hacer una reforma amplia, con temas que no fueron abordados en la última reforma que hizo el Congreso en 2009.

—¿Cuáles serían esos controles para octubre?

—Hay que extremar las medidas para garantizar y cuidar las boletas, y reforzar los controles desde que se vota en el cuarto oscuro hasta el centro de cómputos. Además, se debe asegurar un esfuerzo uniforme para reclutar y capacitar a las autoridades de mesa. Y también creemos que se podrían adoptar modelos uniformes de telegrama y acta de escrutinio, para que las planillas en las que se vuelcan los datos sean iguales en cualquier distrito de la Argentina. Hoy hay modelos diferentes en cada una de las provincias.

—¿Algo de todo esto se puede dar de acá a octubre?

—Nosotros desde Cippec estamos empujando mucho esta agenda. Planteamos acciones que creemos que son posibles de hacer, pero requieren esfuerzos adicionales de aquí al 25 de octubre. Los cambios no implican modificaciones a la ley electoral, porque creemos que es poco realista pensar en modificaciones de acá al 25 de octubre.

—No hay tiempo para cambio de sistema.

—Exacto. Otra cosa importante que se podría realizar es aumentar la cobertura de los responsables de la Justicia Electoral en cada centro de votación. Porque no hay un responsable en cada escuela. Suelen estar las fuerzas de seguridad. Pero creemos que es un rol muy importante que se podría reforzar, con personas bien entrenadas que tengan un protocolo de actuación ante situaciones críticas.

Más allá de octubre

—Pasada esta elección presidencial, ¿cuáles serían los cambios que se podrían llevar a la práctica?

—Una de las reformas tiene que ver con cambiar la forma de votar para implementar un sistema de boleta única como el que hay en Córdoba o Santa Fe.Otra sería regular la creación y el mantenimiento de la personería de los partidos políticos y el tema de las alianzas. Hoy vemos un sistema con una cantidad de partidos que hace todo muy difícil. Hay más de 500 registrados y una legislación muy débil en lo que tiene que ver con la regulación de las alianzas. Porque hay que entender que las listas que se presentan son de alianzas, y no de partidos, por lo cual es mucho lo que hay que hacer para regularlas. Creemos que la alianza implícita de la colectora, lista de adhesión, acople, o como le quieran llamar, debería ser eliminada, y también debería ser prohibida lo que técnicamente se denominan alianzas cruzadas, en distintas categorías y en diferentes distritos.

—¿El financiamiento de las campañas?

—Es otro punto, para asegurar el principio elemental de la elección, que es la equidad, y que no haya ninguna ventaja indebida de controlar recursos. Ahí, un tema muy importante es ver cómo se regula el uso de recursos del Estado para hacer campañas. Nosotros hicimos una investigación en el 2013 donde mostramos cómo los oficialismos en la Argentina corren con una ventaja profunda y sistemática a la hora de ir a elecciones en las provincias. También hay que ajustar las sanciones de los delitos vinculados al financiamiento de campaña. Hoy tenemos una situación bastante particular, que a nivel provincial hay 21 de 24 provincias donde la ley no obliga a auditar los gastos de campaña, por lo que el tema de financiamiento de campaña es un agujero negro en muchos distritos, y es fundamental para que la democracia sea equitativa e igualitaria.

“Muchos países de Europa abandonaron el voto electrónico en los últimos años” 

—El voto electrónico, ¿es realmente un avance? Desde el gobierno nacional sostienen que en el mundo se está abandonando como sistema.

—Efectivamente muchos países de Europa lo abandonaron en los últimos años. Hoy los países que tienen voto electrónico son muy grandes en electorado, pero son muy pocos: Brasil, India, Filipinas, Venezuela, y una parte de Estados Unidos.

En el caso de los sistemas que se usaron en la ciudad de Buenos Aires y en Salta, nosotros desde Cippec hicimos varias evaluaciones y tienen algunas ventajas importantes. Hubo apoyo de los votantes en cuanto a la facilidad de uso del sistema.

Lo que sí vemos con los sistemas electrónicos, y está comprobado en términos internacionales, es que implementarlos requiere mayores capacidades técnicas de la autoridad electoral y muchos controles para garantizar la seguridad y la confianza de los partidos, que es clave. Además de ser técnicamente excelente tiene que ser confiable y tienen que sentir los partidos políticos que funciona bien y que ellos lo pueden controlar.

Por eso creemos que los cambios de la boleta única son más simples y solucionarían mucho el principal problema que estamos tratando de resolver: que sea el Estado el responsable de garantizar la oferta electoral y no los partidos.

Se habla mucho de la celeridad del escrutinio de los sistemas electrónicos, y efectivamente es una ventaja por sobre un sistema manual, pero paralelamente hay países que deciden que esa no es la prioridad y deciden seguir implementando el voto en papel. Hay que ver cuáles son los beneficios que se buscan para saber si es válido o relevante.

—¿Por qué se dejó de usar?

—Hay varios países que decidieron implementar un sistema de voto por Internet para poder garantizarle el voto a quienes están afuera del país, y no creen que la inversión en términos de controles que se requieren para hacer una elección electrónica sea la más útil o más relevante. Hay países que han dado una discusión en el Congreso y han visto que no querían perder el ritual del conteo de votos. Otros decidieron que por una cuestión de seguridad preferían volver atrás. Distintas razones, pero lo cierto es que en los últimos años muchos países volvieron atrás, cuando a principios de los 90 parecía que cada vez iba a haber más países.

Boleta única, cordobesa

Consultada por los efectos que la boleta única tiene en la personalización de la política, Pomares dijo: “Es cierto que la boleta única separada por categorías aumenta la presión de los partidos por tener figuras importantes en todas las categorías y eso puede llevar a personalizar más alguna campaña. Por eso hemos propuesto que se implemente un sistema de boleta única similar al que tiene la provincia de Córdoba, que tiene todas las categorías juntas, porque creemos que en algún sentido mantiene el efecto arrastre que tenía la boleta múltiple y hace más simple que uno pueda votar al mismo partido para todos los cargos”.

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