Integralmente puesta “a nueva”, se presentó ayer en sociedad la unidad 06 de la Línea K, última sobreviviente de la red de transporte eléctrico de pasajeros que tuvo su momento de mayor gloria a fines de los 50 y principios de los 60, y que estuvo a un tris de desaparecer por completo en la ciudad a principios de los 90, cuando dentro del servicio llegaron a operar unidades a gasoil y a GNC que llegaban donde los coches eléctricos no podían. Ahora, cuando el servicio va camino a cumplir medio siglo de existencia, no sólo se remozarán las 20 unidades que posee sino que en las próximas semanas saldrá a la calle una unidad articulada de origen bielorruso –la primera de ese tipo que llega a la ciudad– de la firma Belkommunash: operará “a prueba” por seis meses, en el marco de un convenio firmado por la Municipalidad que hizo posible el préstamo.
Los coches de la K se irán recarrozando integralmente a un ritmo de entre uno y dos por mes. El primero costó unos 130.000 pesos y tiene la carrocería restaurada, con otro diseño en las partes frontal y trasera, nuevos piso, ventanas, y luminarias, y asientos retapizados. Pero además, mientras el interno 06 era presentado al público, otra unidad había entrado a los talleres de la firma local Armar SA, que ganó la licitación, según se informó.
La Semtur, empresa estatal de transporte de pasajeros, se hizo cargo de la línea K el 25 de octubre de 2004, tras un conflicto entre los trabajadores y las firmas Capsa y Molino Blanco, que operaban el servicio con el nombre Eco Bus.