Cambiá el aire! Calle Recreativa, una idea nueva. Por fin una idea que nos hace pensar que hay vida más allá del auto y las catedrales del consumo. Cuando los humanos nos hicimos dependientes del sedentarismo y parecía que habíamos llegado al fin de la historia, así, de la nada, nos encontramos con la posibilidad de tomar un pedacito de nuestra ciudad al menos por un rato y los domingos a la mañana miles de personas transitan a pie el bulevar Oroño, avenida General López, los parques Independencia, Norte y Scalabrini Ortiz y también sus calles, decididamente prohibidas para el peatón.
Rosario tenía la infraestructura para hacerlo pero los nuevos hábitos que reducen las actividades a los juguetes electrónicos, el casino, las vidrieras del shopping y el aumento de la cantidad de automóviles, limitó las calles y avenidas al uso exclusivo de los rodados.
Las sociedades modernas parecen predestinadas a frecuentar espacios cerrados y círculos cada vez más reducidos, dialogando a través de computadoras o teléfonos, alejándose de la lluvia, del sol y hasta del aire.
El aspecto actual del ser humano se consiguió con millones de años de trabajo muscular. El hombre no necesitaba hacer ejercicio, el gimnasio estaba en todas partes y en todas las tareas, las que exigían una intensa actividad física. La caza, la agricultura o lavar la ropa ponían el cuerpo en movimiento, no existían los instrumentos y máquinas que si bien ayudan nos llevan al sedentarismo, dejando a la mayoría de los músculos y tendones en perpetuo descanso.
Durante muchos milenios el hombre se movió con absoluta independencia y logró sobrevivir sin el auto que hoy más que necesario resulta imprescindible. Se puede andar en auto pero también caminar, usar la bicicleta, patín, monopatín para mantener vigoroso el organismo y nada mejor que hacerlo en las calles, desplazando por un espacio reducido de tiempo a los rodados, verdaderos apropiadores de la ciudad. El hombre es el único animal que piensa que el auto es más importante que el cuerpo.
La actividad física no es pecado y los parques y también las calles merecen ser utilizados para el motivo que fueron creados, por y para la gente. Me emociona ver los arcos de fútbol armados en el asfalto del Bulevar Oroño. Jugar a la pelota en las calles tiene un sabor especial.
Caminar, correr, practicar deportes al aire libre y en forma masiva, generan un compromiso con el habitat y reúne al público, creando un espacio social de convivencia, donde cada uno es participante activo y a la vez, parte del todo. Los domingos a la mañana, se encuentran distintas generaciones y disciplinas para compartir momentos y lugares en busca de mejorar la calidad de vida.
La idea de Rosario Cambiá el aire! Calle Recreativa es un regalo al cuerpo y a la mente, una perla en medio de tanta rutina antinatural, dependiente de motores que se inventaron para ayudar al hombre pero con el transcurso del tiempo se han transformado en dioses que gobiernan nuestra existencia.
Quiero saludar la idea. Es importante buscar las bondades de cada proyecto, la buena onda genera una onda expansiva que hace bien y fortalece a quien la tiene y a la sociedad en su conjunto. Los países que crecen lo hacen con gente que empuja para adelante y en cada idea busca lo positivo.
Ojalá que esta costumbre de mover el cuerpo al aire libre en un espacio sin motores crezca y al menos por un rato volvamos a la naturaleza, y no es cuestión de nostalgia, es poner al hombre jugando mano a mano con la vida.