Los jugadores leprosos precalentaron y se cambiaron la camiseta en el banco, sin retornar al vestuario. La gran cantidad de cabezas rapadas vislumbraba muchos juveniles en cancha y obligaban al hincha a preguntar quién era cada uno.
La informalidad fue una marca del partido amistoso ante Godoy Cruz disputado en el Coloso. Ni siquiera la presencia de unos 15 mil hinchas generó que Gabriel Heinze cambiara su idea.
Como sucedió en estos primeros tres partidos de pretemporada, el Gringo no paró un equipo titular. Armó dos formaciones mezcladas entre indispensables, en duda, pibes y algún casi marginado. Pudo parecer un desprecio a la gente que se ilusionó con volver a la cancha y ver al equipo de Heinze.
La realidad es que el DT es así, y por ahora no muestra sus cartas, prueba, ensaya, evalúa rendimientos individuales. E intenta que su idea táctica tenga rodaje. El resultado pasa a segundo plano, por eso cambió todo el equipo en el segundo tiempo. Desconcertante, difícil de evaluar.
A dos semanas del inicio del torneo, Newell’s es toda una incógnita. Heinze está a gusto con mostrar poco, como queriendo que el debut ante Platense sea una verdadera sorpresa.
Se vislumbra un esquema 4-3-3. Se observa (al menos con Godoy Cruz) una idea de fútbol vertical, intenso, por momentos demasiado frenético y desprolijo. El resto sólo lo sabe el Gringo, en la diaria, esa que nadie ve.
Y los 80 minutos con Godoy Cruz no dejaron demasiado. Fue derrota 1 a 0, aunque al Gringo eso no le quita el sueño.