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Hemingway, la aventura de escribir

El 2 de julio de 1961 moría el autor de “Por quién doblan las campanas”, “Fiesta”, “Adiós a las armas” y “El viejo y el mar”.

“La papelera es el primer mueble en el estudio del escritor”. La cita es de Ernest Hemingway, ganador del premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar y al año siguiente del Nobel de Literatura por su obra completa, y de cuya muerte se cumplen hoy 55 años.

Ernest Miller Hemingway nació en la ciudad estadounidense de Oak Park, Illinois, el viernes 21 de julio de 1899. Fue el segundo de los seis hijos que tuvieron el médico Clarence Edmonds Hemingway y la música Grace Hall.

Siguiendo los pasos de su padre, el pequeño Ernest aprendió a pescar y a cazar con carabina y, por influencia de su madre, a tocar el violonchelo. A los 15 años, huyó de su hogar, pero regresó para terminar sus estudios. En el colegio fue muy popular por sus proezas como jugador de rugby y fútbol americano y por sus condiciones de boxeador, que demostraba al trenzarse con sus compañeros en los descampados. Como alumno sólo se destacó en Lengua y mostró sus aptitudes literarias en el diario escolar, firmando con seudónimo: Ring Lardner, Jr.

Terminada la secundaria, en 1917, se negó a entrar a la universidad, como quería su padre, y a seguir sus estudios de violonchelo, como quería su madre. Y consiguió trabajo como reportero en el periódico Kansas City Star.

El 6 de abril de 1917, Estados Unidos ingresó en la Primera Guerra Mundial y Hemingway quiso alistarse en el Ejército, como hicieron los escritores John Dos Passos, William Faulkner o Francis Scott Fitzgerald. Pero fue declarado no apto como combatiente por una antigua herida en el ojo izquierdo y debió conformarse con servir en la Cruz Roja.

Fue chofer de ambulancias en el frente italiano, donde resultó herido de gravedad por la artillería austríaca, el 8 de julio de 1918. Estuvo a punto de perder una pierna de no mediar la intervención de la enfermera Agnes von Kurowsky, con quien comenzó una relación sentimental, pese a que era mayor que él. Aunque él le pidió que se casaran, no lo hicieron. Finalizada la guerra y de vuelta en su país, en 1919, Hemingway se casó con Hadley Richardson, una amiga de infancia ocho años mayor. Reingresó al periodismo trabajando para el Toronto Star y como redactor de la revista mensual Cooperative Commonwealth.

Pero su estadía en Estados Unidos fue breve, ya que el Toronto Star, junto con la cadena de periódicos del magnate William Randolph Hearst, lo nombró corresponsal en Europa. Viajó con su esposa a París, donde al poco tiempo nació su primer hijo, John Hadley Nicanor, alias Bumby.

En la capital de Francia, Ernest se integró al grupo de los norteamericanos emigrados que se reunían en torno de la escritora y poetisa Gertrude Stein, en su casa de Rue de Flure Nº 27, a la que solían concurrir los escritores y pintores de la posguerra: Pablo Picasso, Henry Matisse, Sherwood Anderson, Francis Scott Fitzgerald y Jean Cocteau (todos retratados en el filme de Woody Allen Medianoche en París).

Allí, Ernest inició su formación de escritor, apadrinado por Gertrude Stein y Ezra Pound. Su primera obra fue Tres relatos y diez poemas, de 1923, a la que siguió el libro de relatos En este mundo (1925). Pero recién en 1926 logró el reconocimiento con su novela Fiesta, que narra la historia de un grupo de estadounidenses y británicos que vagan sin rumbo fijo por Francia y España, después de la Primera Guerra Mundial.

Casi inmediatamente después de su publicación, y mientras Hemingway vivía en Valencia, España, Fiesta se convirtió en la Biblia de la “generación perdida” norteamericana, término que él, de 27 años, introdujo en el prólogo de su novela, citando a Gertrude Stein, para describir a los que llegaban a una época con un paisaje moral determinado por la Primera Guerra Mundial. Los estudiantes universitarios comenzaron a hablar en el tono conciso y hastiado de los diálogos de Hemingway. Otros escritores jóvenes imitaron su estilo narrativo duro pero sensible. Pronto, Ernest se convirtió en una estrella literaria.

Mientras, se ganaba la vida como corresponsal y viajó por toda Europa. También trabajó como sparring de boxeadores.

En 1927 publicó una colección de cuentos: Hombres sin mujeres. Ese mismo año Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer, su segunda esposa.

En 1928 se suicidó su padre, y al año siguiente Hemingway publicó Adiós a las armas, de contenido autobiográfico y una de las novelas más famosas sobre la guerra de 1914, traducida a todos los idiomas. Es la historia del teniente Frederic Henry, oficial de una ambulancia norteamericana en el frente italiano, y de sus amores con Cathérine Berkley, una enfermera inglesa que muere al dar a luz a un hijo. Le siguieron dos obras: Muerte en la tarde (1932) y Verdes colinas de África (1935).

En 1928 regresó a Estados Unidos con su segunda esposa, pero pronto partió hacia Cuba, donde comenzó en él una curiosa y definitiva transformación. Se alejó del individualismo, como puede advertirse en Tener y no tener (1937), que describe el fracaso de una rebelión individual, y se compromete con la lucha humanitaria y con la unión de las personas. Ernest comprometió su escritura en esta nueva etapa con los republicanos españoles durante la Guerra Civil Española, compromiso del que dio testimonio en el guión del documental Tierra española, en la obra de teatro La quinta columna (1938) y en Por quién doblan las campanas (1940), obra maestra de la literatura universal.

El 4 de noviembre de 1940 se divorció en Key West, y el 21 de noviembre se casó con Martha Gellhorn, en Cheyenne, Wyoming. La pareja viajó de luna de miel a China, donde ambos fueron corresponsales de guerra. Al regreso, se radicaron en La Habana y él comenzó a escribir una nueva novela, interrumpida por el avance de la Segunda Guerra Mundial, de la que fue corresponsal.

Más tarde fue reportero del primer Ejército de Estados Unidos. Aunque no era soldado, participó en varias batallas. Su destino era el mar de las Antillas y su misión, patrullar con el fin de capturar barcos de bandera nazi. En 1944 viajó a Europa como corresponsal de guerra. Participó en misiones aéreas de reconocimiento en Alemania y participó del desembarco en Normandía.

Después de la guerra, Hemingway se estableció en Cuba, cerca de La Habana. Allí se divorció de Martha Gellhorn y contrajo matrimonio con Mary Welsh, quien había sido corresponsal de la revista Times en Inglaterra.

Luego viajó con ella a Italia. Allí volvió a escribir, recién en 1950, Más allá del río y bajo los árboles.

La vida aventurera de Hemingway lo puso varias veces al borde de la muerte: en la Guerra Civil española cuando estallaron bombas en la habitación de su hotel, en la Segunda Guerra Mundial al chocar de noche con un taxi durante los apagones y en 1954, cuando su avión se estrelló en África.

Quizás el mayor reposo lo halló en Cuba, donde vivió casi 20 años y trabó amistad con el líder revolucionario Fidel Castro. El escritor vivía junto con sus numerosos gatos en una casa llamada “Finca Vigía”, donde en 1952 escribió El viejo y el mar, un breve relato encargado por la revista Life, por el que recibió el premio Pulitzer en 1953. Un año más tarde, en 1954, obtuvo el premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. Antes de recibirlo, subrayó que “el premio pertenecía a Cuba”.

En 1958, Hemingway volvió a Estados Unidos y se radicó en Ketchum, Idaho. Intentó escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, que nunca concluyó. Y volvió en nuevos relatos a aquellos años de juventud en París y España (París era una fiesta), sitios en los que fue “muy pobre, pero muy feliz”, añorando la sensación que le provocaba ser un joven soñador, valiente y arriesgado.

El domingo 2 de julio de 1961 Hemingway se disparó con una escopeta en su casa de Ketchum. La ausencia de una nota de suicidio, y además del ángulo del disparo, impidió determinar si se trató de una acción voluntaria o si fue un accidente. Se presume que una posible causa fue el mal de Alzheimer que le habían diagnosticado poco antes, así como su carácter depresivo y su alcoholismo.

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