Un escándalo se generó hoy en los Tribunales de Comodoro Py cuando la hija de un represor de la última dictadura se negó a dar una muestra de sangre para obtener su ADN en una causa que se investiga su supuesta apropiación ilegal y se desnudó ante el juez federal Ariel Lijo.
El insólito episodio tuvo lugar en el tercer piso de Comodoro Py, donde se iba a hacer una extracción de sangre a la joven Irene Paulina Barreiro, hija del represor Ernesto «Nabo» Barreiro, en la causa por su presunta apropiación ilegal durante la última dictadura.
Pero cuando se iba a realizar el procedimiento ante personal del Banco Nacional de Datos Genéticos y de la Comisión Nacional para el Derecho a la Identidad (Conadi), la hija del ex mayor carapintada del Ejército acusado de delitos de lesa humanidad en
Córdoba, se negó a dar la prueba, se desnudó y tras arrojar sus prendas íntimas, salió corriendo del despacho del juez Lijo.
Tras el episodio, un grupo allegado a la joven Barreiro realizó un escrache con pancartas en el tercer piso de los tribunales de Retiro, donde el juez Lijo tiene su despacho, e incluso la madre de Irene insultó al magistrado reiteradamente.
«Juez prevaricador, socio del negocio de los derechos humanos y el poder vindicativo K, responsable de la persecución a familiares de militares presos políticos», indicaban los carteles.
Tras permanecer en el pasillo por varias horas, los familiares de la joven finalmente se fueron, por lo que se retiraron los carteles pegados en las paredes.
Para la obtención de la muestra, por orden del juez se había allanado el domicilio de la joven, pero la misma estaba contaminada y no se había podido realizar el cotejo de ADN para establecer su verdadera identidad y si se trata de hija de desaparecidos.
Barreiro, oficial de Inteligencia clave en el alzamiento de Semana Santa, está acusado por la justicia federal en Córdoba de aplicación de tormentos en el centro clandestino de detención que se conoció como La Perla y sus víctimas lo recuerdan como un verdugo feroz.
En abril de 1987 fue arrestado por los delitos vinculados al terrorismo de Estado y fue dado de baja del Ejército, aunque rechazó presentarse ante el Tribunal y se amotinó en el Tercer Cuerpo de Ejército, en Córdoba, dando así comienzo a la rebelión militar carapintada de Semana Santa.
Semanas más tarde, se aprobó la Ley de Obediencia Debida que ponía fin a los juicios contra los militares de grado inferior al de general de Brigada y Barreiro quedó libre, aunque fue denunciado en juicios de Italia y España.
En 2004 huyó del país junto a su familia para evitar una captura dispuesta por la Justicia, después de la derogación de las leyes de impunidad, mientras que en 2007 se descubrió que vivía en un coqueto pueblo de Virginia, Estados Unidos y fue deportado y extraditado a la Argentina.
Estuvo preso en Campo de Mayo hasta la apertura del juicio, en diciembre de 2012 y actualmente cumple arresto en la cárcel cordobesa de Bouwer.
La resistencia de presuntos hijos de desaparecidos en manos de militares no es novedosa para la Justicia, tal el caso de los hijos adoptivos de la dueña del diario Clarín, Ernestina Herrera de Noble, y la joven Evelin Vázquez; así como los mellizos Reggiardo-Tolosa, quienes permanecieron en manos del excomisario y represor Samuel Miara.