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Hip hop: jóvenes de Las Flores van por el disco

Lo grabará un grupo que surgió de los espacios culturales del municipio, dónde se practican varios estilos. En el barrio ya los conocen como The Groundhogs

Jóvenes que asisten al Centro de Convivencia Barrial de Las Flores Este crearon una “pandilla” a la que denominaron The Groundhogs y con la que practican breakdance, grafitti y rap. El proyecto hiphopero que surgió en 2016 en los espacios culturales que brinda el municipio en el CCB creció con el trabajo y la decisión de sus integrantes, quienes hoy se encuentran a punto de concretar su primera grabación.

La Municipalidad ofrece en los seis distritos de la ciudad los denominados Espacios culturales un conjunto de propuestas abiertas y gratuitas que incluye talleres, cursos, capacitaciones y jornadas de formación dispuestas teniendo en cuenta los intereses de cada territorio.

“Nosotros éramos dos o tres haciendo parkour en las plazas del barrio hasta que nos enteramos del profe de breakdance en el CCB de Las Flores Este”, contó Roque, integrante del grupo junto a Miguel, Lombriz y Román.

“Fue una oportunidad para nosotros, porque yo quería aprender breakdance y si no hubiera estado este espacio tendría que haber aprendido por internet”, aclaró al referirse al taller que, junto al de graffiti y al de rap, forman parte de las propuestas culturales que funcionan en Las Flores.

La mayoría de los mismos fueron votados en el Presupuesto Participativo por vecinas y vecinos de la jurisdicción, y su puesta en marcha tiene como propósito fortalecer la creatividad, la expresión, la identidad y la inclusión sociocultural de los jóvenes.

“El breakdance es para las personas que no se rinden”, afirmó Roque, al explicar la dedicación y el estilo de vida que adoptaron desde que comenzaron a practicarlo. También reconoció que conformar el grupo los alejó de otro tipo de influencias.

“En algún momento, los demás chicos del barrio que comparten la plaza cuando vamos a entrenar se pasaron tardes burlándose de nosotros. Nos decían que éramos esto o aquello por estar practicando y no fumando o drogándonos con ellos”, recordó, al tiempo que aseguró que, a pesar de ello, se sienten contenidos y consideran positiva esta forma de vivir.

 

Proyecto de vida

 

Todas las semanas, Roque, Miguel, Lombriz y Román se reúnen en el CCB de Las Flores Este, donde entrenan combinaciones de coreografías de break dance, y riman frases en free style con los equipos de música y el piso de vinilo que consiguieron en el último Ingenia, el programa desarrollado por el Gabinete Joven y la Secretaría de Juventudes del Gobierno de la Provincia.

La banda se conformó en 2016 y desde ese entonces los chicos se fueron sumando hasta consolidarse como pandilla en el barrio. Hacer referencia a una pandilla para hablar de grupo de pertenencia es muy importante para la cultura hip hop: entre ellos se cuidan y se respetan, pero por sobre todo crecen juntos.

En esas pandillas los chicos se unen para que su grupo pueda vencer a otros en las riñas callejeras. Peleas en las que la violencia se convierte en expresión artística, a través del baile o a través de las palabras puestas en rimas. Gana quién más elocuente y creativo es en el momento.

A fines de 2017 llegó Zeta, un profe que trajo al grupo más disciplina y rigurosidad. “No es fácil sostenerse de manos, hay que estar entrenado. Una vez me fracturé porque no había precalentado con el grupo”, afirma Román mientras se toca la muñeca izquierda con un gesto de dolor.

Así, los chicos comenzaron a prepararse físicamente, y a sacar los equipos de música a los parques del barrio para practicar afuera.

 

«La gente te juzga sin conocer»

 

La primera chica que integró el grupo fue Agustina, pero al poco tiempo abandonó el proyecto. “La religión no le permitía bailar”, contaron Lombriz y Román, quienes querían incorporarla al staff de breakdance permanente. Al poco tiempo, otra adolescente con el mismo nombre se sumó a los Groundhogs. “Ellas estaban muy enganchadas, y decidimos ir a hablar con sus padres para que las dejaran venir a bailar. Nos dijeron que sí por un tiempo, hasta que empezamos a teñirnos el pelo”, precisó Lombriz, dando cuenta de la mirada que generaban entre la gente del barrio que habitan por hacer cosas diferentes a las consideradas normales.

“A veces los demás te juzgan sin conocer nada de lo que hacemos”, continuó Román. “Lo ideal sería que vean lo que hacemos, que conozcan un poco de la dedicación que ponemos en todo esto”, agregó Lombriz, en tanto explica que para llevar adelante su intención de crecer en el freestyle lee libros enteros, se preocupa por buscar en el diccionario las palabras que no conoce, y mantiene una actitud de ilustración casi inflexible para lograr su objetivo.

 

Enrollando notas

 

Los talleres culturales son  elegidos por la gente en las votaciones de Presupuesto Participativo.

El director del distrito Sudoeste, Juan Manuel Ferrer, ponderó el trabajo territorial que el municipio desarrolla en toda la ciudad.

«La Municipalidad, desde la Secretaría de Cultura, siempre ofreció una respuesta institucional a este tipo de expresiones auténticas, como el hip hop,  que logran abrirse paso ante las situaciones que hoy se viven en los barrios», señaló el funcionario, y agregó: «Celebro la oportunidad que estos chicos de Las Flores tienen hoy gracias al apoyo de estás políticas culturales”.

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