El Club Social y Deportivo El Eslabón ubicado en Sarmiento 2041 cobró vida el 18 de marzo de 1940 por iniciativa de los puesteros que trabajaban en el por entonces popular Mercado de Abasto. Con el correr de los años fue creciendo en esa gran barriada que sigue siendo un ícono de Rosario. Sin embargo, años atrás estuvo a punto de desaparecer. La desidia y malas administraciones lo pusieron contra las cuerdas. No obstante, un grupo de vecinos de la zona iniciaron una campaña en pos de mantenerlo con vida porque estaba intervenido. Luego de arduas negociaciones pudieron regularizar la situación y recuperarlo. “Y así fue que logramos poner de pie nuevamente a esta gran institución. Nuestro lema es que somos un club atípico, que alberga a todo aquel vecino o ciudadano como un integrante más de esta familia”, afirma de entrada el presidente Gustavo Fucilieri.
Y agrega: “Somos un club recuperado por un grupo de personas que sólo apunta a ofrecerle un servicio a la comunidad en sí. Trabajamos para seguir creciendo y recibir a todos por igual”.
El presidente del «verdiblanco», quien asumió en septiembre del año pasado, explicó además que “El Eslabón se normalizó en 2015 después de la intervención de la Municipalidad y la Inspección General de Personería Jurídica (IGPJ). Por suerte fue recuperado por un grupo de amigos y vecinos, de los cuales muchos ni nos conocíamos”.
Decidido a ayudar
“Llegamos hasta acá por esas cosas de la vida. En realidad, un día pasamos y vimos un cartel que decía que estaban afiliando socios para poder recuperar el club. Entramos junto a unos amigos y decidimos hacer algo por este espacio, pese a que no teníamos vínculo alguno hasta ese momento”, describió Gustavo.
Y continuó: “Así que automáticamente nos decidimos y armamos una lista. Luego ganamos las elecciones en 2015 por amplio margen. Me tocó ser el secretario en ese momento y Gastón Torres fue elegido presidente”.
Una de las particularidades que tiene el estatuto del verdiblanco “es que debe haber elecciones cada dos años. A eso le sumo que los presidentes y vice sólo pueden renovar una vez el cargo. La idea es ser abiertos y que todos participen”.
Fucilieri destacó que “el último presidente antes de la intervención fue una mujer. En realidad, gracias a Haydee Díaz de Borzzone el club no fue intervenido mucho antes. Si no, no sabemos lo que hubiese pasado realmente. Ella asumió pese a la resistencia que hubo, pero fue clave para que este espacio siguiera vivo”.
“Soy de la zona, no del barrio. De los 15 años siempre ejercí la militancia barrial y política. Como vi que esta era una gran chance para ayudar desde adentro no dudé en trabajar junto a Gastón (Torres). Realmente queríamos recuperar este espacio para la gente. Deseábamos que sea de todos como es desde 2015”, graficó el presidente.
Variado menú de actividades
“Somos un club bastante atípico. Teníamos 100 socios pero con la pandemia bajó considerablemente. Lo llamativo es que todos aquellos que deseen hacer alguna de las actividades deportivas que ofrecemos, no tienen la obligación de asociarse. La esencia es que todos sientan este espacio como propio y puedan desarrollar las disciplinas que tienen a disposición”, aclaró con vehemencia.
Es así que El Eslabón recibe a gente no sólo del barrio Abasto sino además de otras zonas. “Vienen de todos lados en realidad. Acá ofrecemos practicar Kung-Fu, Taekwondo, patín recreativo para nenas, yoga, zumba, aikido, entre otros”, remarcó el titular de la institución.
“En cuanto a las estructuras edilicias -añadió- debo remarcar que el techo se hizo nuevo al igual que los baños porque en su momento (el ex gobernador) Antonio Bonfatti nos ayudó”.
“Gracias a que tenemos los papeles en orden -porque desde lo que es ahora la Secretaría de Deporte y Turismo nos ayudaron y asesoraron en su momento- pudimos acceder a algunos subsidios, y junto a la movida interna que hicimos varias veces vendiendo pollos o pizzas pudimos adquirir otros elementos para tener al club como se merece y al día con los impuestos”, abundó el presidente del verdiblanco.
El primer presidente por intervención
Gastón Torres es otra de las piezas que engranan en esta historia puertas adentro. El plus es que fue el primer presidente tras haber dejado atrás la intervención. “Fue un momento de mucho trabajo en la previa de la asunción, pero por suerte coronamos la campaña ganando las elecciones y poniendo nuevamente de pie al club”, relató con orgullo.
“Cuando asumimos decidimos mirar hacia adelante. Cada uno hizo un gran esfuerzo para que este club volviera a funcionar”, acotó Torres. “Nos costó poder superar ciertos hábitos tradicionales, pero lo conseguimos. La gente entendió que había que modificar ciertas cuestiones para progresar. Hoy El Eslabón es el orgullo del barrio. Se le abrió las puertas a todo el mundo, y eso el vecino lo agradeció también”, puntualizó acerca de algo que trasciende un club recuperado para perfilarse como uno de tantos espacios emblemáticos de contención y servicio a la comunidad.