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Historias de cómo romper ataduras con los violentos

El programa Nueva Oportunidad capacita en oficios a personas en situación de vulnerabilidad. Cada vez son más mujeres.

A Natalí le daba vergüenza hablar en público. No le gustaba oír su voz. Decía que sonaba como hombre y que en la adolescencia los compañeros la cargaban y le decían Cacho. Natalí fue la primera en hablar. También la última. Tímida, contó que tiene dos hijos y que fue víctima de violencia. Llamó al Teléfono Verde para pedir ayuda y la contactaron con el programa Nueva Oportunidad, donde estudió panificación. Como Natalí, unas 20 chicas de las tres mil que participan del programa compartieron ayer en la Plataforma Lavardén cómo el oficio les permitió resolver el problema de estar atadas a un hombre violento por lo económico o lo afectivo. Capacita a jóvenes de entre 16 y 30 años que hayan dejado la escuela, no tengan empleo, ni formación en oficios. En un principio sólo participaban hombres, pero en los últimos años se sumaron cada vez más mujeres.

Cuando la ronda terminó, Natalí se paró y buscó el micrófono. Quería que la escuchen. “Hay que cambiar la ley de Protección Integral a las Mujeres. La Policía no nos toma la denuncia y no hay Justicia”. Vanina, Edith y Fabiana coincidieron en que fueron víctimas de violencia y sintieron que el Estado no las escuchó. La voz de Natalí encendió las otras historias. No renegó del tono grave y la alzó en nombre de todas.

 

No son cuentos

Natalí fue víctima de trata y su ex pareja era el proxeneta. Lo denunció varias veces, pero sigue suelto. “En la comisaría no te toman la denuncia. Si vas más de una vez en el día, te piden que te vuelvas. La semana pasada tuve un ataque de nervios por culpa de mi ex pareja y me llevaron presa a mí”, contó.

La ex pareja de Edith no respetó la orden de restricción de la Justicia y le mandó mensajes amenazándola. Tiene 22 años y un hijo de uno. “No importa si estoy con el nene. Cuando me ve, me tira el auto encima. La Policía me dijo que no apriete el botón de pánico a menos que me esté rompiendo la cara porque ellos están ocupados”. Ella tuvo que dejar la carrera de abogacía y el trabajo desde que empezaron los episodios de violencia. Hace tres días se mudó para que el hombre no la siga. Quiere que la Justicia lo detenga para volver a estudiar.

Fabiana llegó a Rosario desde la capital de Santa Fe escapándose con sus tres hijos. “Hasta que no lo hice público, no recibí ayuda”, dijo. El año pasado se anotó en el Nueva Oportunidad y empezó un emprendimiento de cocina. Le permitió criar a sus hijos sin depender de su ex pareja. Ahora se encarga de la decoración y el catering para eventos y fiestas de cumpleaños.

Vanina tiene dos hijos y es cocinera. Se acercó al programa provincial por el Teléfono Verde. Vivió un tiempo en la calle. Su ex pareja la golpeaba. En 2017 cumplió el sueño de cocinar y está orgullosa de poder pagar sola un alquiler.

El año pasado Fernanda estuvo internada por los golpes que le dio su ex pareja. En el hospital se enteró del programa del gobierno y se anotó: “Mi ex pareja me decía que no servía si no lo tenía al lado. Hoy me doy cuenta que no es así”.

 

Vulneradas

Brisa tiene 18 años y está terminando el secundario en un Eempa. Pasó de estudiar corte y confección a albañilería. Vivió en la calle desde los 16 y siempre le gustó jugar con las cosas que encontraba por ahí. Es de Rosario Central y va a la cancha. No tiene hijos ni quiere tenerlos hasta los 40.

Gracias a la peluquería Evelyn puede mantenerse sola. El año pasado abrió un local en su casa donde van vecinas y amigas. También atiende a domicilio y piensa seguir expandiéndose.

Daiana es la mayor de 7 hermanos y trabaja desde los 15 años. Tiene 25 y en marzo retomó el secundario. Estudió artes marciales y otros deportes. Hace acrobacia en tela. Lucía es una de sus compañeras. Vive en barrio Alvear y tiene 18 años. Un día probó la acrobacia en tela y se enganchó. Le sumó trapecio y aro. Hace unos meses también ayuda a los profesores a enseñar a otros chicos.

 

Un programa que empezó desde el dolor

El programa Nueva Oportunidad del gobierno de Santa Fe nació después del crimen de la militante barrial Mercedes Delgado. La mujer trabajaba en el comedor San Cayetano de Bielsa y Garzón. Según se reconstruyó en el juicio que investigó su muerte, el 8 de enero de 2013 quedó detrás de uno de los dos grupos que se enfrentaron a balazos.

En febrero del año pasado, la Justicia de Santa Fe condenó a Héctor Daniel Riquelme a 16 años de prisión por homicidio simple como autor material del crimen de Mercedes Delgado y por tentativa de homicidio, agravada por el uso de arma de fuego y participación de un menor de edad.

De acuerdo con lo que se ventiló en las audiencias, el hombre de 50 años se enfrentó, junto con sus hijos, a balazos con una banda contraria en el marco de una disputa territorial en barrio Ludueña. Uno de esos balazos impactó en Mercedes Delgado, quien perdió la vida sólo por estar parada en la vereda.

Bajo la premisa “La Mecha sigue encendida”, los hijos de la mujer iniciaron una lucha por justicia acompañada por vecinos y organizaciones sociales.

En 2013 el gobierno de Santa Fe creó el Nueva Oportunidad dentro del Plan Abre.

Las capacitaciones orientadas a mujeres son coordinadas por la Dirección Municipal de Derechos Humanos.

Consisten en 3 encuentros semanales durante 6 meses, donde además del aprendizaje del oficio específico y se ofrecen encuentros de diálogo, intercambio de experiencias y asesoramiento para la contención de diversas problemáticas de género como derechos de las mujeres y acceso a la Justicia.

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