Las escaleras que conducen a la Casa del Artista Plástico, en la bajada Sargento Cabral y avenida Belgrano, no sólo permiten acceder a un lugar frío y húmedo en el que contemplar obras de artes locales o participar de variados talleres. Esos escalones que se internan bajo tierra son, también, un túnel del tiempo hacia la época en que esa parte de Rosario, hoy subterránea, estaba en la superficie. Alrededor de 1850, era una zona portuaria de una ciudad muy diferente a la actual.
Varios metros de diferencia repasan los años donde la ciudad cambió su fisionomía. La esquina era Bajada Grande (hoy Sargento Cabral) y calle del Bajo (actual avenida Belgrano).
En 1875 funcionó una pulpería, luego fue un sitio abandonado y tapado. En 1899 la Municipalidad aprobó los planos para la construcción de la avenida Belgrano y los trabajos comenzaron en dicha época.
Para proteger la zona de las crecidas del Paraná, se construyó una muralla de contención de unos tres metros de alto con tierra extraída de las barrancas que se horadaban para abrir las nuevas calles enlazadas con la anunciada avenida.
Las casas que había allí, entonces, quedaron debajo del nivel proyectado: se convirtieron en corredores cubiertos con lozas que formaron las aceras. Y tuvieron que construirse escaleras para comunicarlas con la nueva y más alta superficie. Después, fueron tapialadas. Así quedaron hasta 1983, cuando las redescubrieron.
El arqueólogo y arquitecto Gustavo Fernetti recordó para El Ciudadano que en la esquina mencionada había un almacén vinculado al puerto donde “se iba a tomar y tomar vino”. Era una de las llamadas fondas. “Eso habrá sido entre 1850 y 1860, luego ese zanjón quedó tapado cuando comenzaron las obras –entre 1905 y 1910– de la avenida Belgrano. A finales del siglo XIX, se reformulan las calles con otros nombres pero no modificaron la zona, que eran depósitos concesionados del puerto y servicios de aduana”.
Fernetti resaltó que fue un proceso muy complicado: había que proteger la parte alta del bajo de las inundaciones, y con la tierra extraída de la barranca se levantó el muro, un terraplén gigante para tapar la superficie y las calles del río (donde están hoy los Galpones), hacer esa explanada (donde debajo persiste un túnel), ya que los barcos que llegaban al puerto tenían poco calado, subían al muelle y podían mover las mercaderías. Hoy, contrasta Fernetti, los barcos de ultra mar necesitan una cubierta más alta, como la del Puerto de Rosario, más al sur.
“El terraplén es un refulado”, señaló el arqueólogo. Se trata de sacar material del río y utilizarlo para elevar el nivel del terreno. En ese proceso, la que hoy es la Casa del Artista Plástico quedó cubierta con tierra. En los años ’50, las casas de ese sector estaban abandonadas, eran sótanos de lo que fue construido arriba. “No hay misterio, no era un túnel, y lo único que puede uno interrogarse es por qué esa casa quedó destapada y la diferencia de metros que hoy se observa”, auyentó mitos sin sustento. “Era una cuestión de emergencia y las cubrieron. Casi de forma involuntaria, esa permanencia, ese remanente, no molestaba y quedo como parte del relleno”, explicó en torno a la sobrevida de lo que hoy es la Casa del Artista Plástico.
El caño de agua que se rompió y destapó el olvido
En coincidencia con el relato de Gustavo Fernetti, la presidenta de la casa del Artista Plástico, Laura Capdevila, contó que el espacio se encuentra en lo que fue el primer nivel de suelo de Rosario.
“Más o menos en 1875 era una pulpería, pasados los años, cuando comienzan las obras la construcción de la avenida Belgrano, se levantaron paredones de unos tres metros por las crecidas del río y las casas quedaron debajo, tapadas y olvidadas”, dijo Laura.
Debido a un evento fortuito, fueron redescubiertas en 1983: se rompió un caño en la vereda de avenida Belgrano y Sargento Cabral, e formó un socavón y el desplome dejó al descubierto las construcciones tapadas. “Al lado (de la Casa del Artista Plástico) hay un edificio privado que está abandonado (lo que era El Elefante Blanco), pero debajo también hay una edificación subterránea que pertenece también a la institución y en la actualidad no está explotada, explicó Capdevila.
La edificación ubicada en la esquina, hoy también característica y pintoresca de la zona, pertenecía a la familia Pinasco, que donó ese espacio a la Municipalidad de Rosario y entonces se propuso como lugar para los artistas locales. Fue en 1997. “En octubre de este año, cumplirá 25 años”, destacó la presidenta de la Casa del Artista Plástico.
Edificio arriba de la casa antigua
Mariana Furia, licenciada en Comunicación Social, vive en el edificio construido sobre La Casa del Artista Plástico y recuerda lo que era la zona. “Eso era el puerto y sus dependencias y también las del ferrocarril. Mariana es pariente de Jano Viotti, del estudio Viotti-Luetich (quienes construyeron el edificio) y conoce muy bien la zona, su historia y donde vive en la actualidad.
“Al edificio donde vivo, el Tranvía 8, se ingresa por avenida Belgrano, por un puente que era al antiguo puente de servidumbre de paso. La construcción se terminó cerca de 1993, y se habilitó en 1996. Yo vivo acá hace 22 años”, repasó la periodista
“Jano y Matilde (Viotti y Luetich) construyeron los edificios Tranvía, hay varios, estos son tranvía 7 y 8. El Tranvía 7 es que está en la esquina y que se ingresa por Sargento Cabral. Ellos tuvieron la visión de hacer edificios de cara al río. Jano fue secretario de Planeamiento en el gobierno de Horacio Uzandizaga y uno de los impulsores de una ciudad que mire al Paraná”, señaló Mariana.
Los edificios Tranvia son una serie reconocible en el paisaje urbano. Están cerca uno de otros. En una publicación del arquitecto Juan Manuel Rois se explica que “el nombre del conjunto proviene del reciclado de las ventanas de madera de los viejos tranvías rosarinos para las aberturas de los departamentos del primer edificio de la serie, en Bajada Sargento Cabral”.
Jano Viotti y Matilde Luetich trabajaron juntos durante casi 40 años y realizaron más de 120 obras.
Casa del Artista Plástico
Laura Capdevila es presidenta de la institución desde hace un año. Al espacio se ingresa bajando la escalera hacia la Rosario tapada por tierra. Es una casa con cuatro espacios: uno destinado a talleres, dos salones y un tercero que se puede ver a simple vista, en el fondo, y se utiliza para eventos. En la actualidad hay dos obras expuestas para visitar y disfrutar. Y de martes a sábados, se dan los diferentes talleres. “Son ocho profesores y además también el espacio es utilizado para dar charlas vinculadas a la Universidad Nacional de Rosario con la que tenemos un acuerdo”, explicó.
Además, el espacio, donde se respira creatividad, está intervenido bajo el concepto de “Tiempo Suspendido”, proveniente de la edición 2021 de la propuesta conocida como Quincena del Arte que apunta a relacionar artistas, gestores culturales y ciudadanía. Todavía está en refacción y ornamentación. Todo en blanco y negro, en concordancia con el concepto propuesto el año pasado. Este 2022 están programadas dos exposiciones por mes, salvo en agosto y octubre, cuando serán cuatro los artistas que muestren sus obras en los dos salones.
Lo que sigue
El martes 21 a las 18.30 se inaugurarán tres obras: Salón de Patrimonio, muestra que se expondrá el patrimonio histórico del lugar y contará con la donación de una obra de la autoría del Secretario de Cultura Dante Taparelli y también trabajos de Emilio Ghiglioni, Mario Godoy y Raúl Gómez. En Sala Berni se inaugurará la muestra individual de Carlos Clementt: “CONfluencias”, una de las características que identifica a sus obras es el uso de colores saturados y de soportes no convencionales a través del reciclado de materiales que otros desechan.
Desde las 14 se podrá ver el proceso de la pintura de un mural en la fachada de la casa de la mano de Vualá y Juan Vida, trabajo que se presentará a las 18.30.
Comentarios