Mujeres sobrevivientes del delito de trata de personas con fines de explotación sexual contaron cómo la ayuda que recibieron de la Fundación María de los Ángeles, presidida por Susana Trimarco, les ha “cambiado la vida” y llaman «familia» al equipo profesional de esa organización con sede en Tucumán.
S., de 39 años, es diabética, tiene una insuficiencia renal y se trasladó hasta la sede de la Fundación María de los Ángeles para contar su historia: “No me gusta salir mucho, pero me vine para contar por lo que pasé, todo lo que vi y lo que me hicieron, para que ninguna otra mujer tenga que pasar por lo mismo”, dijo.
Fue víctima de trata de personas con fines de explotación sexual y pudo escapar de esa situación.
“Hay cosas de mi pasado que todavía están presentes, no es fácil olvidarse de las cosas que yo pasé, por ahí me agarra desesperación y necesito hablar, en esos momentos me siento muy contenida por las chicas de la Fundación, son como una familia”, manifestó S.,
Ningún hombre puede apoderarse de una mujer
La mujer contó que se acercó a la fundación hace algunos años, a pedir asesoramiento para recuperar a su hijo menor, que actualmente tiene 9 años, por recomendación de su hermano.
Según contó S., el padre del niño se lo llevó a Tierra del Fuego mientras los tres vivían en Santa Fe. Ella realizó la denuncia ante la policía, donde le dijeron que como el nene tiene el apellido paterno “tenía derecho a llevárselo y que si sabía dónde estaba, vaya y lo busque, pero no era tan fácil porque él era violento”.
El padre del niño “me exigía trabajar en la prostitución y si no quería me golpeaba, no es fácil escapar de una persona así”, sostuvo S., quien hace 6 años puedo escaparse y salir de esa situación.
“Me da gusto haberme escapado, tenía mucho temor y hay cosas que no puedo olvidar, a veces me quiere agarrar como depresión por todo lo que me hizo vivir, pero pienso que tengo que ser fuerte, que tengo que luchar por mi hijo, eso me da un motivo para estar bien todos los días”, compartió. Desde entonces S. lucha por recuperar a su hijo, con el apoyo y acompañamiento de la fundación, pero aclara “que siempre respetando sus decisiones (del niño) y a la Justicia”.
Actualmente el niño vive con una tía, ya que el padre falleció en un accidente, y tiene contacto con su madre a través de videollamadas.
Desde muy pequeña S. fue víctima de abusos y maltratos y creció rodeada de violencia familiar, por lo que empezó “a andar en la calle” a muy temprana edad, quedó embarazada de su primer hijo cuando era joven y después de su segundo bebé comenzó a consumir drogas.
Todo eso, poco a poco, fue quedando atrás y hace años que no consume. S. tiene tres hijos más, mayores de edad, es hincha del club de fútbol San Martín y disfruta de ir a la cancha con él mayor de ellos. “Somos muy amigos”, dice.
En estos momentos vive con su pareja, con quien comparte las tareas domésticas, y su proyecto en común es poder comprarse un terreno para empezar a construir su casa porque se reconoce “cansadísima” ya que toda la vida anduvo “de un lado a otro”.
“Quiero que todo el mundo sepa que estas cosas nos pasan porque somos mujeres y no porque nos pongamos una pollera corta o una remera escotada es que queremos que venga un hombre y abuse de nosotras, eso no es justo”, aseguró. “Ningún hombre sea pareja o marido se puede apoderar de una mujer y obligarla a hacer cosas que no quieran”, concluyó.
Ayuda psicológica para vivir la vida de otra manera
La otra mujer que brindó su testimonio es L. de 50 años, que hace ocho años atrás decidió dejar de ejercer la prostitución. “Me enteré de la fundación y me acerqué a pedir ayuda psicológica porque había quedado mal, sentía que no podía salir ni a tomar un café porque me daba vergüenza”, relató.
Es la mayor de tres hermanas. “No pudimos tener los estudios necesarios y salimos a la calle muy jóvenes, claro que siempre están los que se aprovechan; primero empezamos trabajando en Tucumán y después viajamos a distintas provincias”, resumió su recorrido como mujer en situación de explotación sexual. Contó que poco a poco pudo salir de esa situación: “He pasado por muchas cosas feas, pero ahora sí me siento fuerte y libre para vivir y para trabajar”.
Actualmente las tres hermanas tienen sus hogares. L. trabaja vendiendo cosas en la calle y vive con su hija: “Recién ahora nos estamos conociendo y aprendiendo a vivir juntas porque como siempre estuve viajando, la criaron sus abuelos paternos”, relató.
Les recomendó a mujeres “que pasaron o pasan por lo mismo que busquen apoyo psicológico porque te ayuda a ver que podés afrontar la vida de otra forma”.
Elaborar la situación traumática vivida
Por su parte, Luciana Leiva, psicóloga integrante del equipo de la Fundación María de los Ángeles, explicó que la asistencia “es integral, individualizada, para cada una de las víctimas que se acerca a pedir ayuda”.
Para este fin, a quien solicite acompañamiento, se le asigna un equipo integrado por profesionales de la psicología, el derecho y el trabajo social.
Ese equipo se adecua a la problemática de cada persona, y la profesional dijo que “cada vez más se acercan a la fundación chicas víctimas de violencia de género y abuso sexual”.
“Los abogados realizan el asesoramiento legal, que va acompañado de un asesoramiento psicológico a través del cual se trata de elaborar la situación traumática vivida”, detalló.
El objetivo “es que las chicas puedan elaborar un proyecto de vida a futuro, por lo que se las acompaña según lo que quieran hacer vocacionalmente, se las contiene”.
Trabajo de prevención y concientización, y sensibilizar a la población
En tanto, las trabajadoras sociales “a partir de las necesidades de la víctima hacen un análisis de la situación y con la ayuda del Estado generan los recursos para asistirlas económicamente”.
La fundación también “realiza trabajo de prevención generando distintas actividades que concienticen y sensibilicen a la población con respecto a esta problemática tan grave”, sostuvo Leiva.
El 3 de abril de 2002, María de los Ángeles “Marita” Verón fue secuestrada y desaparecida en San Miguel de Tucumán, por una red de trata de personas.
El 19 de octubre del 2007, su madre, Susana Trimarco, creó la “Fundación María de los Ángeles por la lucha contra la Trata de Personas”, para brindar asistencia integral a las víctimas, recibir denuncias y ofrecer contención y asesoramiento a ellas y sus familiares.