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Historias para sentirse parte

Por Juan Aguzzi.- Ex integrante de la legendaria banda de rock progresivo y sinfónico Yes, el tecladista Rick Wakeman vuelve para repasar los temas emblemáticos de su carrera solista. Antes, refirió detalles de su trayectoria y los pasos por la formación británica.

Esta noche a las 21, en el teatro El Círculo (Laprida y Mendoza), se presentará el tecladista inglés y ex integrante del grupo de rock progresivo Yes, Rick Wakeman, quien ofrecerá un concierto junto a su banda actual. La gacetilla promocional señala que el legendario ícono del rock progresivo llevará a cabo un recorrido por sus grandes obras, incluidas en sus álbumes emblemáticos junto la formación que integran Dave Colquhoun en guitarras; Ashley Holt en voz; Nick Beggs en bajo, y Anthony Fernández en batería.

Algunos de los momentos más emblemáticos de la extensa trayectoria de este músico podrían referirse de este modo: Entre 1969 y 1973 fue colaborador de David Bowie, Cat Stevens y Al Stewart; en 1971 pasó a formar parte de Yes como tecladista siendo Fragile su primer álbum con la banda británica. El debut de Wakeman como solista se produjo con Las seis esposas de Enrique VIII mientras aún formaba parte de Yes. El disco se posicionó en lo más alto de los rankings y catapultó la carrera del tecladista. El siguiente trabajo solisa fue Viaje al centro de la tierra, aclamado disco conceptual basado en la novela de Julio Verne. El álbum vendió más de 14 millones de copias, convirtiéndose así en el disco más vendido en la historia del rock sinfónico.

A continuación Wakeman comenta cuestiones que abundan en su universo musical, el rol de los teclados en el rock y refiere detalles de su presentación en la ciudad, enmarcada en una gira sudamericana que incluye a Chile y Brasil.

—De dónde dirías que viene esa fascinación por las historias épicas que fuiste cultivando a través del tiempo?

—Cuando era niño me encantaba leer. Leía siempre que podía y solía esconderme debajo de las sábanas en la cama con una linterna. Me encantaban las historias de grandes aventuras, me encantaba imaginarme siendo parte de esas historias. ¿Cuál sería el punto de las historias si uno no puede sentirse parte?

—¿Creés que los teclados son los instrumentos más sensibles para dar cuenta de este tipo de historias?

—Sí, lo creo. Porque tienen mayores posibilidades de colores y se puede representar prácticamente cualquier sonido o sentimiento que se quiera. Por suerte nunca tuve problemas para encontrar el instrumento adecuado para contar cualquier historia.

—¿Por cuál de los discos de tu etapa solista guardás especial predilección y por qué?

—Me gusta mucho Viaje al centro de la tierra, El rey Arturo, No earthly connection y Las seis esposas de Enrique VIII, porque fueron escritos y grabados cuando el músico estaba por delante de la tecnología y eso realmente te hacía pensar que tenías ideas musicales en tu cabeza y había que encontrar una manera de plasmarlas sin la gran ayuda tecnológica de hoy en día.

—¿Qué dirías que agregaban al rock (progresivo) tus arreglos de música clásica que tan hábilmente introducías?

—Esos arreglos no los hice deliberadamente, pero si ayudaron a que esas propuestas de rock crecieran en su expresión, me harían sentir muy orgulloso.

—Grabaste junto a Jon Anderson (el álbum “Living Tree”), ¿podría decirse que es con quien mejor te llevás en el plano personal y musical entre aquellos que integraron Yes?

—Ciertamente Jon y yo somos amigos muy cercanos. Escribimos música muy bien juntos y nos entendemos mucho mejor. Soy mucho más cercano a Jon que a los otros chicos con quienes integramos Yes, a quienes no he visto en los últimos siete años.

—¿Qué rescatarías de los “dorados” años de Yes?, ¿qué te dejó esa formación y en qué creés que contribuiste?

—Los años más productivos fueron entre 1971 y 1974 porque estábamos experimentando y era muy divertido y entrábamos en territorios musicales inexplorados, yo sentí que con este grupo, mi universo musical, el que traía antes de entrar en la banda se potenciaría. Y por otro lado, podía plantear aquellas líneas que me parecía que enriquecían la propuesta. En 1977 se produjo el mejor tema de todos los tiempos de Yes, “Awaken”, un tema que duraba más de 15 minutos y pertenecía al álbum Going for the one. Más tarde, “90125” mantuvo viva a la banda gracias a Trevor Horn y Trevor Rabin y la banda tocó mejor que nunca desde 2002 a 2005 porque se juntaban la experiencia y la optimización del sonido.

—¿Cuánto tiempo dedicás a la composición en la actualidad?

—No planeo que voy a escribir en un momento específico. Escribo cuando viene la inspiración. A veces pueden pasar seis meses sin inspiración y luego de repente, hay dos semanas de ideas que llegan azotando a mi cerebro. Por lo cual puedo decir que no hay reglas, en realidad yo no pude tenerlas nunca respecto a la creación.

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