Por primera vez en la historia, un presidente estadounidense pisó suelo norcoreano, un gesto sorpresivo del jefe de la Casa Blanca que se encadenó con otro movimiento inesperado que fue el anuncio de un nuevo encuentro con el líder comunista.
La noticia sobre una inminente reunión con Kim comenzó a circular apenas Trump arribó a Corea del Sur, donde realiza una visita oficial luego de participar de la cumbre del G-20 en Japón.
En un devenir frenético de versiones sobre esa cumbre, finalmente a las 13.30 hora local (1.30 de Argentina), el mandatario norteamericano confirmó que partía rumbo a la zona desmilitarizada (DMZ) de las dos Coreas para ver al líder del Norte, informó la agencia de noticias EFE.
«Voy a hacer una declaración muy breve, porque nos vamos a la DMZ donde me voy a reunir con el líder supremo Kim Jong-un», explicó Trump en una rueda de prensa celebrada al término de su cumbre en Seúl con su par surcoreano, Moon Jae-in.
Unos minutos después, se vio a Trump salir del edificio conocido como Freedom House, situado en el sur de la Zona de Seguridad Conjunta (JSA), en el corazón de la zona desmilitarizada que divide ambas Coreas, que permanecen en guerra desde los años cincuenta.
Kim, por su parte, se aproximó desde el pabellón Panmungak, el lado norte de la JSA, y se dirigió a la línea de demarcación militar (MDL), donde le esperaba Trump.
Tras saludarse con un apretón de manos intercambiaron unas breves palabras, con Kim diciendo: «Me alegro de verle de nuevo. No esperaba verle jamás en este lugar».
A continuación Trump cruzó la línea fronteriza divisoria y se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en ingresar al país comunista.