En su última sesión, el Concejo Municipal dio un paso histórico: aprobó el protocolo a seguir con la Bandera de Rosario. Dicho de otro modo, la enseña de la ciudad, creada por una necesidad puntual –el Congreso de la Lengua de 2004– pero anclada históricamente en una que se enarboló durante el siglo XIX lucirá ahora definitivamente en los mástiles de Rosario. Y también habrá un día para rendirle homenaje: será en cada aniversario de la ley que reconoció a Rosario como ciudad, proclamada el 5 de agosto de 1852.
La Bandera de Rosario surgió como una necesidad ante la cercanía del III Congreso Internacional de la Lengua Española, que había distinguido a Rosario como sede. Para el mayor cónclave mundial del castellano, España iba a tener su enseña en los mástiles: iba a estar junto a la celeste y blanca, y también junto a la tricolor de la provincia de Santa Fe, con el Escudo y las dos flechas cortadas por una lanza. Pero la ciudad no iba a tener nada.
Ante ello, desde el Palacio de los Leones se consultó a historiadores locales, y el secretario del Instituto Belgraniano, Miguel Carrillo Bascary, aportó un dato clave: durante la trunca gestión del intendente Agustín Mazza, quien gobernó la ciudad entre el 1º de enero y el 6 de agosto 1890 –en los convulsionados tiempos que desembocaron en la Revolución del Parque– una enseña se enarboló en el mástil principal del Palacio Municipal: era el Escudo de Rosario, bordado sobre un paño blanco.
Cuando comenzó el Congreso de la Lengua, la ciudad tuvo su enseña. Pero durante el lustro siguiente, la enseña prácticamente no se volvió a utilizar, hasta que en 2010 el Concejo aprobó la ordenanza 8.523 que la oficializó: 120 años después, Rosario tenía otra vez su propia Bandera.
Ahora los ediles aprobaron todo el sistema de protocolo. Son 14 artículos, cada uno con distintos incisos, que establecen desde la precedencia de la Bandera –primero debe ir la nacional, después la provincial y en tercer lugar la local en el ámbito municipal, pero se intercalan enseñas de otros Estados o de organizaciones supranacionales y de provincias extranjeras en caso de eventos que involucren a otros países– hasta la ubicación en mástiles, cómo deben ser estos y las instrucciones para el izamiento. La ordenanza marca que “instituciones educativas, civiles, culturales, deportivas, demás entidades radicadas en la ciudad” estarán autorizadas a utilizar la Bandera, como también “las representaciones y delegaciones institucionales y deportivas de Rosario, que se desplacen a otros ámbitos del país o hacia el exterior pueden utilizar la bandera municipal como emblema de su procedencia”.
Un inciso, en particular, establece que de ahora en más, todos los rosarinos conocerán su Bandera: en los edificios municipales donde sólo haya dos mástiles se colocará en uno la enseña nacional –que tendrá precedencia– y en el otro la local. Y en los “espacios municipales” –afectados al uso del municipio o bajo su guarda– que haya dos mástiles, el de la derecha tendrá izada la enseña nacional y el de la izquierda la de Rosario.
Además de la instrucción de evitar que el paño toque el suelo, el protocolo también establece que “en lo posible” se evitará que la enseña “se muestre abatida por la lluvia”.
“La Municipalidad de Rosario, a través de la acción de sus autoridades políticas y administrativas, promoverá el uso, la difusión y la exhibición de su Bandera oficial como expresión de la identidad de Rosario; de sus derechos al goce de su autonomía institucional; de su herencia histórica y cultural y de su participación institucional con relación a la Nación argentina y a la provincia de Santa Fe”, dice uno de los párrafos del segundo artículo del protocolo. Allí también se marca que “se fomentará su enriquecimiento simbólico mediante publicaciones, estudios, talleres y otras actividades pertinentes con el fin de sensibilizar a la ciudadanía sobre los valores que entraña este símbolo”.
El protocolo marca también que la Bandera de Rosario estará izada en todo lugar donde cuente con mástil propio; “en caso contrario se colocará inmediatamente debajo de la enseña provincial, en el mismo mástil y driza”, que es el cabo con el que se iza y arría. Y si por alguna causa no se emplea la tricolor de Santa Fe, la Bandera de Rosario estará debajo de la Bandera celeste y blanca.
La ordenanza también establece que se podrá usar la enseña rosarina para ornamentar calles, de modo tal que el la parte superior del Escudo quedará a la izquierda de la vista del observador.
Con todo la enseña será, mayormente diurna. Como indica el protocolo para la Bandera nacional, la enseña local deberá ser arriada antes de la caída del sol –adecuando el horario a si es invierno o verano– aunque “podrá permanecer izada durante la noche si las condiciones de iluminación del sector donde estuviera emplazada permiten la correcta visualización de su emblema.