Este viernes, en audiencia imputativa, le dictaron la prisión preventiva a un hombre acusado de haber hecho la falsa amenaza de bomba en la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno que obligó a un amplio despliegue de fuerzas especializadas el lunes pasado. Las pesquisas determinaron que la llamada telefónica al 911 fue cursada desde un locutorio dentro de las mismas instalaciones. El autor del delito de «intimidación pública» se tentó con repetir la acción al día siguiente, pero eso le jugó en contra: fue al mismo lugar, un empleado lo reconoció y los policías destacados en la estación lo apresaron.
El hombre fue identificado como Daniel Antonio R., de 45 años. Durante la audiencia realizada en el Centro de Justicia Penal de Rosario, el fiscal Federico Rébola le atribuyó el delito de falsa denuncia e intimidación pública, ambos hechos en concurso ideal y en carácter de autor. Tras eso, el Juez de Primera Instancia Nicolás Foppiani le dictó la prisión preventiva efectiva por el plazo de 60 días días prorrogables y además dejó constancia de la gravedad del hecho en el contexto de la impactante secuencia de acciones violentas que trastocan la cotidianeidad rosarina.
Según la investigación, Daniel Antonio R. realizó la llamada a la Central Operativa del 911 para denunciar que había explosivos en la Terminal el 11 de marzo alrededor de las 17.30 desde un locutorio ubicado dentro mismo de la estación de ómnibus de Cafferata al 700. Para Fiscalía, el objetivo fue «infundir temor en la sociedad y generar caos y conmoción pública en la ciudad» poniendo en jaque «la tranquilidad de la población en general». Y además, obligando a «la innecesaria movilización de distintas agencias del Estado». Es que, ante el falso aviso, y por protocolo, debieron actual personal policial de la Sección Neutralización de Explosivos, de la Central 911 y de la Comisaría 7ma para desalojar las instalaciones y revisarlas.
El causante de semejante despliegue fue detenido al día siguiente. El martes pasado, volvió al mismo locutorio de la Terminal, cerca de las 9.50, para repetir el llamado intimidatorio. Y eso le jugó en contra: un empleado lo reconoció como la misma persona que había visto en el horario de la primera amenaza y dio aviso al personal de seguridad y al policial destacado en la estación, que lo detuvo antes de que pudiera marcar otra vez el 911.