Hace algunos días la Asamblea Legislativa aprobó los pliegos de 16 jueces penales, 6 del fuero civil, 19 fiscales, 32 jueces de Pequeñas Causas, 1 vocal del Tribunal de Cuentas y 2 directores del Ente Regulador de Servicios Sanitarios. La trascendencia de lo sucedido es inmensamente proporcional a la imperiosa necesidad de dotar de recursos y herramientas a la administración de Justicia. Sólo por dar un ejemplo, desde el pasado jueves la provincia de Santa Fe cuenta con 16 fiscales más que se suman a la urgente tarea de desarticular el delito.
Y en ese mismo sentido, también se aprobaron los pliegos de 32 Jueces de Pequeñas Causas que refuerzan una necesaria oxigenación que, al mismo tiempo, provee de respuestas a la ciudadanía. Porque en definitiva de eso se trata, de dar respuestas.
Este fue el corolario, la crónica, pero la tarea de construir consensos y acuerdos políticos no surgió de un hecho azaroso. Estuvo sustentada en la convicción del gobernador Omar Perotti de priorizar la agenda del reclamo social por encima de las especulaciones electorales que pudieran aparecer. Tan simple como eso: mientras algunos sectores se dedicaron a adjetivar con diatribas en modo campaña, el gobierno de Santa Fe jamás perdió de vista lo esencial, lo medular: la importancia institucional del mejoramiento del servicio de Justicia.
Lo que algunos denominaron «contubernio», es decir, alianzas con fines censurables, incluyó decenas de reuniones, debates, reformulaciones y acuerdos con actores políticos a los que nadie con honestidad intelectual podría tildar de «oficialistas». Entonces, por qué utilizar la llamada falacia del hombre de paja, es decir, llenar de oscurantismo y sospechas a un hecho con argumentos que corren de eje el debate. Quizás todo se resuma a la delgada línea del tamiz electoral de lanzados candidatos que, equivocadamente entiendo, han abandonado la actividad legislativa en cuanto sólo sea funcional a sus podcasts de campaña.
La constitución santafesina es la misma y sin embargo, lo que antes era transparente y habitual, es decir, discusión y debate legislativo tras los pliegos enviados por el gobernador, ahora resulta que esconde oscuros intereses sólo porque el manual de estilo electoral de algunos protagonistas así lo indica. Nuestro gobierno no está dispuesto a aceptar otra discusión que no tenga como fin subsanar, mejorar y fortalecer la presencia del Estado en todo el territorio provincial.
Vamos a continuar adelante con el desafío de construir más democracia transitando los disensos con responsabilidad institucional. Nos sentaremos mil veces de ser necesario, porque así nos lo propusimos desde el primer día. ¿Cómo se construyen los debates y acuerdos legislativos, si no honramos el significado de discutir con quienes piensan distinto a nosotros? ¿Acaso hay otro modo? Eso hicimos y eso seguiremos haciendo.