“Un viaje de canciones y recuerdos”, anunció Matías Santoiani el espectáculo que bajo el título Un verdadero homenaje a Sandro se presentó en Rosario el viernes por la noche. Y fue mucho más que eso. En esta propuesta, el actor y cantante Fernando Samartín encarna al Gitano junto a algunos de los músicos que supieron acompañarlo (entre los que se destaca la presencia del maestro Sebastián Giunta). Santoiani (que supo acompañar a Sandro en su show El hombre de la rosa) va contando anécdotas de bambalinas y pintando al astro de cuerpo completo. El mismísimo Sandro, entonces, se hace presente.
Con algo de impresión por momentos, nostalgia por otros y la euforia de volver a escuchar esas composiciones en vivo, más el parecido físico, gestual y postural que adquiere Samartín se conjugan en un show que no podría definirse como un tributo ya que no busca la imitación del ídolo, sino que adquiere carácter de homenaje trayéndolo al presente en una especie de espacio lúdico de encuentro.
En este caso, el teatro de La Plataforma Lavarden, se transformó en un lugar compartido en el que público, músicos, actores y humoristas se dieron cita para recordar al “Sandro de América”, aquel que hizo suspirar y deleitó con su poesía a varias generaciones.
El show comenzó con los músicos en escena sirviendo de base musical para los relatos de Santoiani quien, con mucho humor, comenzó relatando cómo conoció a Sandro. Sin mediar casi palabras entre ellos, Samartín se adueñó del escenario como si fuera una especie de ensoñación colectiva, un Sandro joven, con el rock recorriendo sus venas, cantando temas como “Ese es mi amigo el puma” o “La vida sigue igual”.
El parecido que logra el actor es más que destacable y si bien todos los presentes saben que no están frente al mismísimo Sandro, se emocionan, gritan y cantan como si así lo fuera. Las luces bajan y la sensación de estar frente a Sandro aumenta. Ellas no dudan en gritarle: “Vení con las chicas, te aceptamos”. La aprobación de “las nenas” no se hace esperar ni se disimula incluso en el rostro de Rita, la afortunada que tuvo la oportunidad de subir al escenario para que (al igual que lo hacía Sandro en una sección que llamaba “La Ruleta”) Samartin le cante al oído, sin poder levantar la mirada del piso sonrojada.
En un show con tres partes en las que recorren distintas etapas de la carrera del fallecido músico y compositor, se suceden historias, los detrás de escena, la referencia a “la novia de Sandro”, Rosario, donde apareció una divertida anécdota con AJ Lorente o su “amante”; y Buenos Aires, donde tomó protagonismo un encuentro con el maestro Mariano Mores.
Si bien la principal sorpresa es la personificación que realiza el actor de la localidad bonaerense de Avellaneda, su trabajo vocal también empata con la labor de los músicos presentes que aportan calidad y deleitan los oídos sumando parecido y credibilidad a la velada.
A medida que iba pasando el show, a este Sandro ensoñado también le iban pasando los años. Los acertados cambios de vestuario y maquillaje acompañaban la experiencia haciendo envejecer al actor que no salía de su personaje ni siquiera para contestar los piropos y los comentarios de los/las presentes. “Una muchacha y una guitarra”, “Honrar la vida”, “Quiero llenarme de ti” y “Por ese palpitar”, formaron parte del espectáculo que cumplió aquello que promete en su título, brindar Un verdadero homenaje a Sandro.