Las manifestaciones a favor de la ampliación de la democracia en Hong Kong, que no mermaron pese a la represión lanzada el fin de semana, continuaron ayer con protestas multitudinarias en varios puntos de la región administrativa especial y eclipsaron la fiesta nacional más importante de China, que ayer conmemoró los 65 años de la creación de la República Popular en 1949, tras la revolución.
Las manifestaciones, convocadas por el movimiento Occupy Central y que la prensa occidental denominó de inmediato “la revolución de los paraguas”, desafíaron el espíritu de solemnidad que intentan darle a esta fecha las autoridades en Pekín, desde donde exigieron el inmediato desalojo de las calles y el cese de las protestas, informó la agencia de noticias EFE.
El movimiento, uno de los mayores desafíos a Pekín desde que controla la ciudad estado, exige que se dé marcha atrás con la decisión del Parlamento chino de preseleccionar los candidatos que se presentarán en los comicios de 2017, los primeros con sufragio directo del territorio.
Los manifestantes también exigen la renuncia de la máxima autoridad regional, Leung Chung-ying.
Ayer, en el quinto día desde que la protesta dio un salto en magnitud e importancia (se había iniciado el 22 de septiembre con número menor de convocados) el perfil de los manifestantes se diversificó, con numerosos adultos acompañados de niños pequeños o
ancianos apoyando a la multitud de estudiantes que sigue en pie de lucha.
Los líderes estudiantiles advirtieron ayer que si Leung no renuncia, hoy intensificarán sus acciones, incluyendo posibles tomas de edificios gubernamentales, un desafío con el que se arriesgan a otra ronda de confrontación con la Policía, que, tras reprimir el fin de semana con gases lacrimógenos y carros hidrantes, se replegó en los últimos días y adoptó una política de no confrontación.
Los medios de comunicación estatales chinos indicaron que el gobierno central pierde la paciencia con las protestas, y pidieron el apoyo a una “acción decisiva” para acabar con ellas.
Mensaje a Washington
El gobierno chino advirtió ayer a las autoridades de Estados Unidos que lo que sucede en la isla es un “asunto interno” y que todos “los países deberían respetar la soberanía de China”.
El canciller chino, Wang Yi, lanzó esta advertencia ante la prensa minutos antes de entrar a una reunión a puerta cerrada con su par estadounidense, John Kerry, en la sede del Departamento de Estado en Washington.
Antes de reunirse con su par chino, Kerry sostuvo ayer que Estados Unidos “apoya el sufragio universal en Hong Kong”.
El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, ya había afirmado a la prensa el lunes pasado que “la legitimidad básica del jefe del gobierno de Hong Kong mejorará enormemente si es seleccionado a través del sufragio universal”.