El pequeño nació en una zona rural de la región meridional de Guangxi y fue enterrado dos días después por sus padres, que dijeron estar convencidos que había muerto, indicó un sitio de información local.
La caja de cartón en la que se hallaba el bebé dejaba infiltrarse el aire y el agua. Fue descubierto por una campesina que lo oyó gritar. El bebé fue examinado por los médicos, vomitó tierra y sobrevivió.
Cinco personas, entre ellas tres miembros de la familia del bebé, fueron detenidos por el caso, informó la televisión pública CCTV. Los abandonos de bebés son habituales en China, donde se aplica a veces de forma brutal la política del hijo único. Las familias de clases desfavorecidas tienen además grandes dificultades para costear los gastos médicos que supone un hijo con una minusvalía.