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Hoy inauguran un nuevo sarcófago en Chernóbil

Ucrania inaugura hoy la cúpula de acero que recubrirá el reactor accidentado de la central de Chernóbil, un proyecto de 2.000 millones de euros financiado por la comunidad internacional que garantizará la seguridad del sitio en el próximo siglo.

Ucrania inaugura hoy la cúpula de acero que recubrirá el reactor accidentado de la central de Chernóbil, un proyecto de 2.000 millones de euros financiado por la comunidad internacional que garantizará la seguridad del sitio en el próximo siglo.

Con forma de arco, esta enorme campana de confinamiento es un armatoste metálico de 25.000 toneladas (36.000 toneladas cuando esté equipada), de 108 metros de altura y 162 metros de largo.

“Se podría cubrir el Estadio de Francia [de París] o la Estatua de la Libertad”, explicó en un comunicado Novarka, empresa de los grupos franceses Bouygues y Vinci, que diseñó y realizó el arco.

Con una esperanza de vida de al menos 100 años, la estructura permitirá aislar las materias radiactivas, proteger a los trabajadores del sitio y proteger al sarcófago ya existente contra las inclemencias del clima.

Además, dispondrá de equipamientos para las futuras operaciones de desmantelamiento del reactor número 4.

El 26 de abril de 1986, este reactor explotó durante un examen de seguridad. Durante diez días, el combustible nuclear ardió, despidiendo hacia la atmósfera elementos radioactivos que acabarían contaminando, según algunas estimaciones, hasta tres cuartas partes de Europa, sobre todo en Rusia, Ucrania y Bielorrusia (en aquel entonces, repúblicas soviéticas).

Cerca de 90.000 personas trabajaron durante 206 días en la construcción de un “sarcófago”, una estructura metálica de 7.300 toneladas y compuesta de 400.000 metros cúbicos de hormigón, en condiciones muy difíciles, para aislar el reactor accidentado, explicó a la AFP Anna Korolevska, directora adjunta del museo Chernóbil de Kiev.

“Esto se hizo gracias a los esfuerzos sobrehumanos por parte de miles de personas ordinarias”, explicó.

“¿Cuáles eran sus medios de protección? Trabajaban con uniformes ordinarios de obreros de la construcción”, recordó Korolevska.

Durante cuatro años, unos 600.000 soviéticos, conocidos desde entonces con el nombre de “liquidadores”, fueron desplegados en el lugar del accidente para apagar el incendio, construir la capa de hormigón para aislar el reactor accidentado y limpiar los territorios de los alrededores.

En la actualidad, el balance humano de la catástrofe sigue siendo fuente de debate. El comité científico de la ONU (Unscear) sólo reconoce oficialmente a una treintena de muertos entre los operadores y bomberos que murieron por las radiaciones inmediatas a la explosión, pero según algunas estimaciones, el balance podría ser de miles de fallecidos.

El antiguo podría hundirse

Si bien inicialmente se pensó que el sarcófago duraría entre 20 y 30 años, su vida acabó siendo más corta. En 1999 se realizaron las primeras obras para reforzar el sarcófago, y éstas se repitieron en 2001, 2005 y 2006.

“Es una construcción potencialmente peligrosa, que supone una amenaza eventual para el medioambiente y para la población”, declaró Sergui Paskevitch, del Instituto de Problemas de Seguridad de las Centrales Nucleares de la Academia de Ciencias de Ucrania.

Paskevitdch precisó, por ejemplo, que factores ambientales como un terremoto podrían acelerar el hundimiento de la estructura.

En cambio, la nueva cúpula debería resistir sismos con una intensidad máxima de nivel 6 según la escala de Mercalli (de 12 niveles).

Frente al riesgo de hundimiento del antiguo sarcófago, que podría comportar el escape de toneladas de magma altamente radioactivo, la comunidad internacional se comprometió a financiar la construcción de la nueva capa.

Se creó un fondo, gestionado por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (Berd), y las obras de construcción comenzaron en 2012. Según el Berd, el costo de la ejecución del arco ascendió a 1.500 millones de euros, aunque el monto de todo el recinto de confinamiento alcanzó los 2.100 millones de euros. Tras su instalación, se procederá al equipamiento del mismo, que podrá estar operativo a finales de 2017.

“A continuación, empezarán las obras para desmantelar la inestable antigua construcción”, declaró Sergui Bojko, jefe de la inspección del Estado para la regulación nuclear (el organismo encargado de la seguridad nuclear en Ucrania). Aun así, el responsable matizó que todavía no se ha fijado ningún calendario al respecto.

“Espero que los países donantes sigan ayudándonos, principalmente para transformar el antiguo sarcófago en un sistema ecológicamente seguro”, dijo.

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