Guillermo Serra lleva más de la mitad de su vida tatuando y más de la mitad de su cuerpo tatuado. El primero se lo hizo a los 17 años y tres años después daba sus primeros pasos en el oficio mejorando un trabajo mal hecho. Para él, forman parte de su piel. Su trabajo podrá verse en la octava Convención de Tatoo de Arte Eterno que tendrá lugar este sábado 5 y domingo 6 de marzo en Metropolitano. Del encuentro participarán 160 tatuadores de Rosario, el país y de otros países quienes van a mostrar su arte y técnicas de trabajo. Las personas interesadas pueden acercarse a tatuarse, hablar con el artista o simplemente ir a mirar lo que el artista hace. Además habrá seminarios, performance, música, DJ invitados, música en vivo, indumentaria, y espectáculos.
“A partir de los viajes y las convenciones fuimos aprendiendo y conociendo gente. La repercusión es buena, es una reunión grande para el ambiente del tatuaje donde se pueden intercambiar ideas”, dijo Serra en relación al encuentro que organiza desde 2012 con el objetivo de traer a Rosario una convención de nivel internacional.
Serra tiene 49 años y tatúa desde hace 29. “Desde chico me gustaba dibujar. Tuve el honor y la suerte de empezar a aprender con El Caña, el primer tatuador de Rosario. Empecé sin conocimiento, acompañado por alguien que sabía”, recordó.
El primer tatuaje que se hizo en su cuerpo fue a los 17 años. “Una espada con serpientes en la mitad del brazo derecho que, en ese momento, representaba un montón de cosas”, contó. Y continuó hasta cubrir el 97 por ciento de su cuerpo. El último que se hizo fue un tribal negro en la oreja, a mano alzada.
Una sola vez se tatuó a sí mismo. “Siempre recurro a profesionales que aprecio y de quienes quiero llevarme algo de ellos conmigo”, expresó.
Para Serra, el tatuaje es una idea personal: “Después se vuelve piel y lo dejas de ver. Ves sólo el último, no el anterior porque se vuelve piel de uno”.
Los trabajos más difíciles para él son las copias fieles de alguna imagen en particular. “Necesitás más concentración pero en cada trabajo siento la misma presión”, contó y aseguró que para él no existen tatuajes lindos o feos, sino que “cada persona tiene una visión de lo que quiere llevar”.
A lo largo de su trayectoria, nunca se negó a hacer un trabajo a menos que considere que “va a quedar mal por tamaño o no se pueden hacer”. “Las redes muestran una cosa pero la realidad es otra”, aclaró.
En cuanto a las técnicas, explicó que variaron con los años. “Hoy conviven desde una tecnología muy evolucionada como la ayuda de herramientas para diseñar, junto con el tatuaje primitivo hecho a mano sin máquina en aguja. Se usan todas las técnicas”, señaló.
“Hay gente que no tiene nada y de entrada quiere hacerse todo el cuerpo. Antes era una colección de parches. Hoy podés tener una obra de arte en todo el cuerpo con toda la armonía que necesita”, concluyó.